ESTUDIOS DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA Arqueología y ...

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126 estUdios de antropología e Historia / arqUeología y patrimonio en el estado de Hidalgo es el principal argumento que nos permite llegar al otro sentido de la comunidad, ya que ésta (conocida como comunidad imaginaria [cf. Isbell 2000]) le imprime mayor peso a la agencia humana. En efecto, estas visiones se basan en las ideas de Bordieu (1977) y su teoría de la práctica y habitus, así como en la teoría de la estructuración de Giddens (1984), ya que aquí la comunidad es fluida y tan dinámica debido a las rutinas cotidianas de los agentes sociales en comunidad, así como por las propias alternativas y deseos de los actores, además de que estos últimos pueden perseguir las metas que más les plazca. Como se puede notar, existen dos tradiciones básicas sobre las acepciones del término comunidad: una visión adaptativa-conductual y una agencial o interactiva, por lo que adscribirse a cualquiera de estas dos ontologías de la comunidad traerá como consecuencia diferentes explicaciones de las dinámicas cotidianas de las comunidades. Es fundamental mencionar que la constitución y mantenimiento de las comunidades es dinámica o dialéctica, no estática como se planteaba en las visiones adaptativas del término, por lo que las comunidades se definen por el contexto histórico de formación, no tanto por la interacción de la gente en un espacio determinado 5 . Por si esto fuera poco, al interior de una misma comunidad pueden interactuar agentes sociales con identidades antagónicas, tales como las facciones, los linajes y los géneros, mismos que pueden competir o complementarse entre sí (Yaeger y Canuto 2000: 7; Brumfiel 1994). Por todo lo anterior, el arqueólogo debe considerar profundamente a este último punto antes de aventurarse a trabajar con las “comunidades extintas”. Elementos tangibles de las comunidades En términos heurísticos, la comunidad es un concepto abstracto que se ubica entre la denominada arqueología doméstica (cf. Allison 1999) y la arqueología regional 6 . Lo anterior quiere decir que las comunidades se componen de muchas unidades domésticas (household), aunque insertas dentro de un mosaico regional de asentamientos. Ahora bien, como se ha venido esbozando en líneas precedentes, las comunidades fundamen- 5 La comunidad es una entidad inherentemente social, con múltiples manifestaciones y temporalmente efímera (Yaeger y Canuto 2000: 6). Lo anterior en virtud de que la configuración de una comunidad se efectúa con base en los contextos históricos de aparición de intereses, metas y objetivos de lo social (cf. Foucault 1999), por lo que son variables los condicionantes causales y de mantenimiento y decadencia de las comunidades sociales. En pocas palabras y dado el razonamiento anterior, no podemos generalizar las condicionantes para el surgimiento de las comunidades pretéritas, aunque se pueden esbozar algunos ejes directrices hipotéticos de su consolidación, como por ejemplo los aspectos políticos, ideológicos y productivos. 6 Término que se vincula directamente con la arqueología espacial o la arqueología de patrones de asentamiento (cf. Clarke 1977). Arqueología.indd 126 06/12/10 17:54

7 / las ComUnidades agroartesanales del asentamiento de tepetitlÁn, Hidalgo. Una… 127 talmente se estructuran y mantienen a través de las prácticas rutinarias de sus integrantes, faenas que terminan volviéndose parte de un imaginario social que conforma la identidad de una comunidad social. En consecuencia, la identidad de una comunidad es el aspecto fundamental de esta célula de las sociedades humanas. ¿Sin embargo cómo podemos nosotros, como arqueólogos, acceder al plano de las identidades y etnicidad de los pueblos del pasado? 7 Creemos que sólo podremos aproximarnos a través de la identificación de la cultura material “diagnóstica” y “perteneciente” a un mismo grupo humano en un asentamiento rural, para lo cual será necesario efectuar investigaciones regionales de prospección y excavaciones arqueológicas, aunque también se podrían implementar estudios “micro regionales”. Por su parte, la etnicidad sólo se podría inferir a través de análisis de ADN, aunque se necesitaría una elevada muestra de osamentas en una región determinada, además de es factible que en una comunidad no sólo residieran individuos de una sola etnia. En el caso de la interacción que se gesta en toda comunidad, los arqueólogos podrían diseccionar estas actividades a partir de la identificación de tendencias de consumo, infiriendo así la existencia de actividades cotidianas, tales como la producción de bienes de lujo, la escasez de recursos o la especialización artesanal 8 . En pocas palabras, es plausible inferir las probables interacciones agenciales y territoriales a través de la identificación de ciertos modos de trabajo, así como del consumo de los diferentes bienes producidos. También se pueden inferir algunos patrones de adaptación ecológica de determinadas comunidades a partir del análisis de microrrestos y paleobotánica; finalmente es también factible reconstruir, mediante investigaciones de superficie a gran escala, los patrones de asentamiento de las comunidades (nucleadas o dispersas), aunque debemos tomar en consideración los distintos procesos de formación y transformación del registro arqueológico (cf. Schiffer 1976, 1996). 7 Esta misma interrogante trata de resolver Jones (1997) en su trabajo abocado a la etnicidad desde la tradición de oficio arqueológica. 8 Tomando en consideración los inconvenientes identificatorios que acarrea el mismo término de especialización artesanal, mismo que ha sido retomado inclusive como un catalizador del desarrollo de las “sociedades complejas” (cf. Brumfiel y Earle 1987). Algunos debates actuales sobre el concepto y su reflejo empírico en correlatos arqueológicos se pueden encontrar en los trabajos de Costin (2001) y Mannoni y Giannichedda (2004). Por nuestra parte creemos que el principal problema de la utilización de este término es que su formulación es demasiado ambigua, por lo que algunas características estructurales del concepto se pueden llegar a presentar en sociedades “no complejas” o “simples”. Así, argumentamos que la especialización artesanal no puede constituirse como la causa fundamental del surgimiento de las entidades políticas complejas, sino más bien, al igual que la lucha de clases, como una consecuencia de la instauración de la complejización de lo social o un mecanismo para mantener las jerarquías sociales imperantes a través de la producción sistemática de bienes de lujo. Arqueología.indd 127 06/12/10 17:54

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talmente se estructuran y mantienen a través de las prácticas rutinarias de sus integrantes,<br />

faenas que terminan volviéndose parte de un imaginario social que conforma la<br />

identidad de una comunidad social. En consecuencia, la identidad de una comunidad es<br />

el aspecto fundamental de esta célula de las sociedades humanas. ¿Sin embargo cómo<br />

podemos nosotros, como arqueólogos, acceder al plano de las identidades y etnicidad<br />

de los pueblos del pasado? 7 Creemos que sólo podremos aproximarnos a través de la<br />

identificación de la cultura material “diagnóstica” y “perteneciente” a un mismo grupo<br />

humano en un asentamiento rural, para lo cual será necesario efectuar investigaciones<br />

regionales de prospección y excavaciones arqueológicas, aunque también se podrían<br />

implementar estudios “micro regionales”. Por su parte, la etnicidad sólo se podría inferir<br />

a través de análisis de ADN, aunque se necesitaría una elevada muestra de osamentas en<br />

una región determinada, además de es factible que en una comunidad no sólo residieran<br />

individuos de una sola etnia.<br />

En el caso de la interacción que se gesta en toda comunidad, los arqueólogos podrían<br />

diseccionar estas actividades a partir de la identificación de tendencias de consumo,<br />

infiriendo así la existencia de actividades cotidianas, tales como la producción de<br />

bienes de lujo, la escasez de recursos o la especialización artesanal 8 . En pocas palabras,<br />

es plausible inferir las probables interacciones agenciales y territoriales a través de la<br />

identificación de ciertos modos de trabajo, así como del consumo de los diferentes bienes<br />

producidos. También se pueden inferir algunos patrones de adaptación ecológica de<br />

determinadas comunidades a partir del análisis de microrrestos y paleobotánica; finalmente<br />

es también factible reconstruir, mediante investigaciones de superficie a gran escala,<br />

los patrones de asentamiento de las comunidades (nucleadas o dispersas), aunque<br />

debemos tomar en consideración los distintos procesos de formación y transformación<br />

del registro arqueológico (cf. Schiffer 1976, 1996).<br />

7 Esta misma interrogante trata de resolver Jones (1997) en su trabajo abocado a la etnicidad desde la tradición de<br />

oficio arqueológica.<br />

8 Tomando en consideración los inconvenientes identificatorios que acarrea el mismo término de especialización<br />

artesanal, mismo que ha sido retomado inclusive como un catalizador del desarrollo de las “sociedades complejas”<br />

(cf. Brumfiel y Earle 1987). Algunos debates actuales sobre el concepto y su reflejo empírico en correlatos arqueológicos<br />

se pueden encontrar en los trabajos de Costin (2001) y Mannoni y Giannichedda (2004). Por nuestra parte<br />

creemos que el principal problema de la utilización de este término es que su formulación es demasiado ambigua,<br />

por lo que algunas características estructurales del concepto se pueden llegar a presentar en sociedades “no complejas”<br />

o “simples”. Así, argumentamos que la especialización artesanal no puede constituirse como la causa fundamental<br />

del surgimiento de las entidades políticas complejas, sino más bien, al igual que la lucha de clases, como<br />

una consecuencia de la instauración de la complejización de lo social o un mecanismo para mantener las jerarquías<br />

sociales imperantes a través de la producción sistemática de bienes de lujo.<br />

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