La redoma encantada - Biblioteca Virtual Universal
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RAMÓN.- ¿Cómo puede ser eso verdad?<br />
CONDE.- Como que hay un impostor que ha tomado mi nombre, y que por arte del diablo,<br />
sin duda, se parece a mí en términos, que todos le equivocan conmigo.<br />
RAMÓN.- Vaya, déjate de cuentos de niños, y explícanos tu conducta, que es harto<br />
contradictoria. Nos encargas que salgamos de Madrid para cooperar a tu matrimonio<br />
supuesto, y a las dos horas te casas de veras. Como don Enrique, apeteces la paz, como<br />
conde de la Viznaga, te haces de golpe capitán al servicio del austriaco...<br />
Escena XII<br />
DON ENRIQUE.- Dichos.<br />
ENRIQUE.- El conde de la Viznaga ha jurado a Felipe.<br />
RAMÓN.- ¡Qué pasmo!<br />
GASPAR.- ¡Dos condes!<br />
LAÍN.- No discrepan un pelo.<br />
CONDE.- ¡Al fin te he hallado, traidor! Uno de los dos es preciso que desaparezca.<br />
Desnuda la espada.<br />
ENRIQUE.- Veremos qué valor muestra delante de un hombre el que hasta ahora no ha<br />
sabido más que perseguir a una dama.<br />
CONDE.- Vas a morir, impostor.<br />
ENRIQUE.- Defiéndete, falsario. (Se baten.)<br />
RAMÓN.- Señores, señores...<br />
GASPAR.- Deteneos.<br />
LAÍN.- Ahora que se han revuelto, ¿quién conoce al verdadero conde?
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