La redoma encantada - Biblioteca Virtual Universal
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PASCUALA.- Pero su señoría estaba decidido a emplearte. Su proyecto era o que aceptara<br />
yo aquella boda, o que tú cargases con un grillete.<br />
GARABITO.- ¡Oh iniquidad! Tú rehusarías...<br />
PASCUALA.- Por supuesto.<br />
GARABITO.- Llorarías...<br />
PASCUALA.- A todo trapo.<br />
GARABITO.- Te desmayarías...<br />
PASCUALA.- Me quedé muerta. Pero al volver del soponcio, me hallé con una joya al<br />
cuello; y mi madre me dijo que en medio de mi turbación, había dado a don <strong>La</strong>ín el sí de<br />
esposa.<br />
GARABITO.- ¡Virgen de Vallecas! ¿Y no consideraste...?<br />
PASCUALA.- Considerando que te daba la mayor prueba posible de mi cariño, el lunes<br />
pasado me dejé llevar a la iglesia; y de la noche a la mañana, me encontré con un marido<br />
Matusalén al lado, coche a mi disposición, diamantes, criados, y seis mil ducados de renta.<br />
GARABITO.- ¿Es verdad lo que oigo? ¿Tú casada? ¿Y qué es lo que hago yo ahora?<br />
PASCUALA. Por lo pronto, darme la enhorabuena.<br />
GARABITO.- Tú te burlas; no puede menos. ¡Una señorona de coche aposentada en una<br />
buhardilla!<br />
PASCUALA.- He venido a visitar a mi madre... y de camino a otra cosa. El conde ha<br />
puesto los ojos en la vecinita de al lado, la Dorotea. Su abuela la solía traer aquí algunas<br />
noches... y... por cierto que hace ya tres que no la vemos; de modo, que el señor conde está<br />
desesperado.<br />
GARABITO.- El desesperado, el furioso, el frenético soy yo... yo, que me arrojaría del<br />
tejado al suelo, si no fuera más justo arrojar a la pérfida que me ha vendido.<br />
PASCUALA.- Venderte en seis mil ducados anuales, no es hacer mal negocio.<br />
GARABITO.- ¡Esta injuria a un maestro vidriero, pizarrero y plomero!<br />
PASCUALA.- Ponte en razón. Tú me ofrecías un porvenir tan frágil, tan resbaladizo, tan<br />
pesado... Es menester que conozcas que una muchacha de mi palmito merecía mejor suerte.<br />
En fin, marido como el que tengo, no ha de durar gran cosa: si cuando enviude yo, tus<br />
vidrios, tus plomos y tus pizarras te han hecho millonario; si puedes satisfacer los caprichos