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Invierno de 2009ko Negua
Yo, después de eso, ¿qué le
voy a contar a la administración?
Yo sólo tengo obligación de
comunicar las enfermedades de
declaración obligatoria. Ellos, sin
embargo, deben cumplir bastantes
más obligaciones con respecto
a mí. Y no lo hacen. Todo son
cuentitos. El otro día nos llega la
onda de que han quemado dos
vacas en Anglet llevadas por un
tratante de aquí. ¿Y?
Marcos Irigoien: Estarán documentadas
esas vacas, ¿no?
J.M. Azurmendi: No sabemos
nada. Todo cuenticos.
Kote Arzelus: Parece evidente
que es el personal que está en la
cuadra el primero que debería
enterarse de esas cosas.
J.M. Azurmendi: Es que parece
que, por parte de la administración
hay celos. Que no quieren
compartir contigo ciertas informaciones…
Javier Íñiguez: No sé si tenéis
esta sensación, pero a mí me
parece que hay una gran distancia
entre las partes. Ellos por su
camino, vosotros por el vuestro y
nosotros en medio, recibiendo los
golpes por todos los lados
y actuando de
pasacuentos; primero a donde los
de arriba y luego a contároslo a
vosotros. Y al final nos quedamos
con el problema y sin solución.
Es lo que decía antes José
León. A uno le salen tres positivas
a besnoitia este año y como
le van bien las cosas igual las
quita, pero si no le cuadran las
cuentas no las quita y al año
siguiente tiene seis positivas en
la explotación.
“¿Tú crees que
es normal que
te enteres por la
calle de que ese
ganadero ha tenido
tuberculosis en
las vacas?”.
J.M. Azurmendi
J.L. Azkoiti: La relación con
cualquier otro agente del sector
es más fluida que con la administración.
Veterinarios de piensos,
de los seguros… Con todos
hablas y comentas las cosas si
es que tienes confianza. Con la
administración solo se habla
cuando salta la lengua azul o
cuando saltan las vacas locas.
¿Consideráis que existe una
desconfianza crónica de la
administración para con el
ganadero y el veterinario libre?
Marcos Irigoien: ¡No nos creen
nada!
Todos quieren tomar la palabra
y la conversación deja de ser
inteligible por un momento.
J.L. Azkoiti: A mí, si la semana
que viene me preguntara el veterinario
de la administración qué
problemas tengo en tal o cual
explotación, yo le contaría todo.
No tengo nada que ocultar.
Salvo que sea alguna confidencia
del ganadero que quiere
mantener el secreto.
J.L. Azkoiti: Por supuesto. ■
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