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historia de la conquista y población de la provincia de venezuela

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sin <strong>de</strong>tenerse a esperarlo, pues habiendo él <strong>de</strong> morir en breve <strong>de</strong> una manera<br />

o <strong>de</strong> otra, no se remediaba nada con que pereciesen todos, sólo por<br />

acompañarlo, cuando valiéndose <strong>de</strong>l vigor con que se hal<strong>la</strong>ban, apresurando<br />

el paso podían conseguir <strong>la</strong> retirada antes que los indios los siguiesen.<br />

CAPÍTULO XIII<br />

Carga Garci-González sobre sus hombros a Francisco<br />

Infante; camina con él toda <strong>la</strong> noche hasta llegar<br />

a los Teques, don<strong>de</strong> amparados <strong>de</strong> los indios<br />

aseguran <strong>la</strong>s vidas<br />

ERA FRANCISCO Infante cuñado <strong>de</strong> Garci-González, por estar casados el<br />

uno con Beatriz y el otro con Francisca <strong>de</strong> Rojas, ambas hijas <strong>de</strong> Pedro<br />

Gómez <strong>de</strong> Ampuero y <strong>de</strong> Ana <strong>de</strong> Rojas (a quien por pasatiempo mandó<br />

ahorcar el tirano Aguirre en <strong>la</strong> Margarita), y así por este motivo, como por<br />

parecerle a Garci-González era <strong>de</strong>scrédito <strong>de</strong> su valor y <strong>de</strong>saire <strong>de</strong> su punto<br />

el <strong>de</strong>jar <strong>de</strong>samparado el compañero en el rigor <strong>de</strong> aquel <strong>la</strong>nce, se <strong>de</strong>terminó<br />

a <strong>la</strong> más bizarra acción, que pudo caber en pecho noble, pues resuelto<br />

a per<strong>de</strong>r <strong>la</strong> vida antes que <strong>de</strong>jarlo solo, viendo que era imposible el<br />

caminar por los repetidos <strong>de</strong>smayos que le daban, se lo echó sobre los hombros<br />

y atravesando con él por aquel<strong>la</strong>s serranías, con ser el camino bien fragoso<br />

se portó con tan singu<strong>la</strong>r aliento, que habiendo muerto fatigados <strong>de</strong>l<br />

cansancio y <strong>la</strong>s heridas los otros dos compañeros, caminando él más <strong>de</strong> tres<br />

leguas con Francisco Infante a cuestas, llegó al ir amaneciendo a <strong>la</strong> quebrada<br />

<strong>de</strong> los Paracotos, último término <strong>de</strong> <strong>la</strong> nación Quiriquire y principio <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> habitación <strong>de</strong> los Teques.<br />

No bien habían <strong>de</strong>samparado <strong>la</strong> casa <strong>de</strong> Sa<strong>la</strong>manca los cuatro afligidos<br />

españoles, cuando <strong>de</strong>terminados los indios a acabarlos <strong>de</strong> matar, volvieron<br />

a buscarlos otra vez; pero encontrando acaso con el cuerpo <strong>de</strong>l Cacique<br />

Guacicuana, a quien Garci-González había quitado <strong>la</strong> vida a golpes <strong>de</strong>l<br />

acicate, concibieron tal asombro al ver <strong>de</strong> aquel<strong>la</strong> suerte muerto a su caudillo,<br />

que suspensos, mientras el espanto permitió lugar para el consejo y el<br />

sentimiento daba tiempo al <strong>de</strong>sahogo, lo tuvieron aquellos pobres heridos<br />

para llegar primero a Paracotos, pues aunque irritados <strong>de</strong>spués <strong>de</strong>termi-<br />

BIBLIOTECA AYACUCHO<br />

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