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historia de la conquista y población de la provincia de venezuela

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con sangre <strong>de</strong> sus contrarios en los <strong>de</strong>strozos que hacía, hasta que habiéndole<br />

dado un macanazo en <strong>la</strong>s espaldas, que le obligó a hincar en tierra<br />

ambas rodil<strong>la</strong>s, viéndose ya postrado y sin <strong>la</strong> ayuda <strong>de</strong>l perro, porque ya se<br />

lo habían muerto, apeló a <strong>la</strong> pronta viveza <strong>de</strong> su ingenio, y como si tuviera<br />

algunos soldados prevenidos para que pudieran socorrerle en aquel <strong>la</strong>nce,<br />

levantó el grito, diciendo: Ea, amigos y compañeros, ahora es tiempo <strong>de</strong><br />

acometer a estos perros, para que no se que<strong>de</strong>n sin castigo, a cuyas voces<br />

poseídos los indios <strong>de</strong> un pánico terror, sin saber <strong>de</strong> quién huían, dando<br />

confusos a<strong>la</strong>ridos, con precipitada fuga se echaron por una <strong>la</strong><strong>de</strong>ra abajo.<br />

Libre Garci-González <strong>de</strong> aquel empeño en que lo había metido su temeridad,<br />

volvió para <strong>la</strong> casa, a buscar a sus tres compañeros, a quienes hasta<br />

entonces no había visto, ni le había dado lugar <strong>la</strong> precisión <strong>de</strong>l aprieto<br />

para saber si estaban muertos o vivos, y hallándolos tendidos en el suelo,<br />

aunque con vida, reconoció estaban mortales, por <strong>la</strong>s muchas heridas que<br />

tenían, pues sólo Francisco Infante tenía doce, que siendo algunas <strong>de</strong> riesgo,<br />

causaban todas cuidado, por <strong>la</strong> abundancia <strong>de</strong> sangre que vertían; y<br />

aunque Garci-González, no menos <strong>la</strong>stimado que los otros, se hal<strong>la</strong>ba también<br />

con cinco heridas, una mano hecha pedazos y el cuerpo todo acar<strong>de</strong>na<strong>la</strong>do<br />

y molido <strong>de</strong> los muchos golpes que le habían dado los indios, sin<br />

embargo, no <strong>de</strong>smayando su aliento en medio <strong>de</strong> tantos riesgos, se quitó <strong>la</strong><br />

camisa y los calzones b<strong>la</strong>ncos que traía puestos, y partiéndolos en tiras, fue<br />

ligando con el<strong>la</strong>s como pudo <strong>la</strong>s heridas <strong>de</strong> Francisco Infante y los <strong>de</strong>más<br />

compañeros, para ver si contenida <strong>la</strong> sangre con aquel<strong>la</strong> aplicación cobraban<br />

algún vigor para po<strong>de</strong>r caminar, pues en aquel conjunto <strong>de</strong> peligros,<br />

<strong>de</strong> que se hal<strong>la</strong>ban cercados, no había otra esperanza en que afianzar el remedio,<br />

que intentar <strong>la</strong> retirada, <strong>de</strong>jando a <strong>la</strong> contingencia <strong>de</strong>l suceso <strong>la</strong> fortuna<br />

<strong>de</strong> lograr<strong>la</strong>; a cuya resolución <strong>de</strong>terminados todos cuatro, salieron <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> casa aquel<strong>la</strong> misma noche, con ánimo <strong>de</strong> caminar cuanto pudiesen, fiados<br />

en <strong>la</strong> conveniencia que les ofrecía <strong>la</strong> oscuridad para hacerlo con recato;<br />

pero como Francisco Infante se hal<strong>la</strong>ba tan <strong>de</strong>sf<strong>la</strong>quecido con <strong>la</strong> falta <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

sangre y postrado al vehemente dolor que le causaban <strong>la</strong>s heridas, apenas<br />

habían caminado media legua, cuando conociendo era imposible el pasar<br />

más a<strong>de</strong><strong>la</strong>nte, pues sentía que por instantes se le acababa <strong>la</strong> vida, les pidió a<br />

los compañeros procurasen asegurar <strong>la</strong>s suyas, prosiguiendo en su camino<br />

HISTORIA DE LA CONQUISTA Y POBLACIÓN DE LA PROVINCIA DE VENEZUELA<br />

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