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historia de la conquista y población de la provincia de venezuela

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Sucedió en esta ocasión un caso, digno por cierto <strong>de</strong> que grabándose<br />

en mármoles se eternizase su memoria en los archivos <strong>de</strong>l tiempo, para<br />

norma <strong>de</strong> <strong>la</strong> lealtad y ejemplo <strong>de</strong> lo que pue<strong>de</strong> el amor en el pecho <strong>de</strong> un<br />

vasallo: era uno <strong>de</strong> los veinte y tres <strong>de</strong>stinados a <strong>la</strong> muerte un Cacique, l<strong>la</strong>mado<br />

Chicuramay, y sabiendo Cuaricurian, un indio vasallo suyo, que lo<br />

llevaban ya al patíbulo, con intrepi<strong>de</strong>z bizarra y resolución más que magnánima,<br />

quiso hacer <strong>de</strong>mostración <strong>de</strong> los límites hasta don<strong>de</strong> pue<strong>de</strong> llegar<br />

<strong>la</strong> fuerza <strong>de</strong> <strong>la</strong> fineza, pues saliéndoles al encuentro a los verdugos, les dijo:<br />

<strong>de</strong>teneos y no por yerro vuestro quitéis <strong>la</strong> vida a un inocente; a vosotros os<br />

han mandado matar a Chicuramay y como no tenéis conocimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

personas, engañados habéis aprisionado a quien no tiene culpa alguna, ni<br />

se l<strong>la</strong>ma <strong>de</strong> esa suerte: yo soy Chicuramay, quien cometió el <strong>de</strong>lito que <strong>de</strong>cís,<br />

y pues a voces lo confieso, dadme a mí <strong>la</strong> muerte que merezco y poned<br />

en libertad a quien no ha dado motivo para que en él se ejecute; y <strong>de</strong> esta<br />

suerte sacrificando su vida por librar <strong>la</strong> <strong>de</strong> su príncipe, se ofreció gustoso al<br />

suplicio, poniéndose en manos <strong>de</strong> los que lo habían <strong>de</strong> ejecutar, que ignorantes<br />

<strong>de</strong>l engaño, pensando que era verdad lo que <strong>de</strong>cía, lo empa<strong>la</strong>ron<br />

como a los otros, <strong>de</strong>jando libre a Chicuramay, para que con los <strong>de</strong>más indios<br />

<strong>de</strong> su nación, que habían venido a <strong>la</strong> ciudad, huyendo <strong>de</strong> su <strong>de</strong>sdicha,<br />

se retirase a <strong>la</strong>s montañas, don<strong>de</strong> <strong>la</strong>s consi<strong>de</strong>raciones <strong>de</strong> su pena fuesen más<br />

tolerables, teniendo por consuelo vivir en parte en que no oyesen, ni aún<br />

mentar el nombre <strong>de</strong> españoles, contra cuya opresión, ni armados hal<strong>la</strong>ban<br />

<strong>de</strong>fensa, ni rendidos encontraban alivio.<br />

CAPÍTULO XIV<br />

Revoca el Gobernador, por quejas <strong>de</strong> Francisco Infante,<br />

los po<strong>de</strong>res que tenía dados a Losada: <strong>de</strong>sampara<br />

éste <strong>la</strong> <strong>conquista</strong> <strong>de</strong> Caracas, y muere en el Tocuyo<br />

SIEMPRE ha sido reputado por muy difícil entre los políticos el arte <strong>de</strong> gobernar;<br />

y cuando no tuviéramos tantas experiencias que acreditasen por<br />

evi<strong>de</strong>nte esta verdad, nos ofrece nuestra <strong>historia</strong> un ejemp<strong>la</strong>r en Diego <strong>de</strong><br />

Losada para comprobación <strong>de</strong> su certeza, pues aunque sus acciones, gobernadas<br />

con <strong>la</strong>s reg<strong>la</strong>s <strong>de</strong> su natural pru<strong>de</strong>ncia, jamás excedieron los lími-<br />

BIBLIOTECA AYACUCHO<br />

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