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historia de la conquista y población de la provincia de venezuela

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con <strong>la</strong> fatiga <strong>de</strong>l camino y <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche, se habían quedado muy atrás; pero<br />

viendo que tardaban en llegar, aunque los había esperado por buen rato,<br />

por no per<strong>de</strong>r <strong>la</strong> conveniencia, que le ofrecía <strong>la</strong> oscuridad para el asalto, dio<br />

or<strong>de</strong>n a Nicolás <strong>de</strong> Palencia (vecino que fue <strong>de</strong>spués <strong>de</strong> <strong>la</strong> ciudad <strong>de</strong> Pamplona<br />

en el Nuevo Reino) para que se quedase allí a recoger los cargueros<br />

conforme fuesen llegando, y él con los <strong>de</strong>más, antes que rompiese el día,<br />

dio el avance sobre el pueblo, a cuyo estruendo y alboroto <strong>de</strong>spertaron los<br />

indios, echando mano a <strong>la</strong>s armas, y acudiendo como leones a <strong>la</strong> parte por<br />

don<strong>de</strong> sintieron el ruido <strong>de</strong> <strong>la</strong> interpresa; con tanta prontitud, que hallándose<br />

los nuestros divididos, les fue forzoso juntarse en un cuerpo y escuadrón<br />

para po<strong>de</strong>r <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse, así por ser mucho el número <strong>de</strong> los indios,<br />

como por <strong>la</strong> gran <strong>de</strong>streza con que jugaban <strong>la</strong>s <strong>la</strong>nzas, ayudados <strong>de</strong>l conocimiento<br />

<strong>de</strong>l terreno: circunstancia, que les daba gran ventaja, pues los<br />

nuestros con <strong>la</strong> obscuridad <strong>de</strong> <strong>la</strong> noche, agravada más <strong>de</strong> un po<strong>de</strong>roso<br />

aguacero, que había empezado a caer, ni sabían <strong>la</strong> parte don<strong>de</strong> estaban, ni<br />

podían aplicar reparo a los repetidos golpes <strong>de</strong> <strong>la</strong>s <strong>la</strong>nzas que les tiraban los<br />

bárbaros: crecía por instantes <strong>la</strong> confusión con <strong>la</strong> obscuridad y con el agua:<br />

animaba Esteban Martín con el ejemplo y con <strong>la</strong> voz a sus soldados; pero<br />

ellos, temerosos con los acci<strong>de</strong>ntes que habían concurrido para hacer más<br />

sangrienta <strong>la</strong> refriega, se fueron retirando con buen or<strong>de</strong>n, hasta abrigarse<br />

al repecho <strong>de</strong> una barranca que les guardase <strong>la</strong>s espaldas, don<strong>de</strong> hicieron<br />

alto para tomar algún aliento en el <strong>de</strong>scanso, y esperar a que llegase Nicolás<br />

<strong>de</strong> Palencia con <strong>la</strong> gente que se había quedado atrás.<br />

Ya que estuvieron todos juntos, y recogidos los indios <strong>de</strong>l servicio, no<br />

obstante <strong>de</strong> hal<strong>la</strong>rse muchos <strong>de</strong> los soldados fatigados con algunas heridas<br />

<strong>de</strong> peligro, teniendo Esteban Martín por menoscabo <strong>de</strong> su reputación <strong>la</strong><br />

retirada, aunque <strong>la</strong> noche proseguía en su obscuridad y <strong>la</strong> fuerza <strong>de</strong>l agua<br />

no cesaba; volvió a avanzar segunda vez al pueblo, con tanta resolución y<br />

tal coraje, que aunque los indios mostraron bien sus bríos en procurar <strong>la</strong><br />

<strong>de</strong>fensa, no pudieron resistir al corte <strong>de</strong> <strong>la</strong>s espadas, ni al tiro <strong>de</strong> <strong>la</strong>s ballestas,<br />

obligándoles <strong>la</strong> turbación a retirarse y <strong>de</strong>samparar el pueblo, dando<br />

lugar a los nuestros, para que, por infundir con el asombro algún temor en<br />

los indios, pegasen fuego a <strong>la</strong>s casas, reservando so<strong>la</strong>s tres, que estaban algo<br />

apartadas, para tener en que alojarse el tiempo que allí estuviesen.<br />

BIBLIOTECA AYACUCHO<br />

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