14.05.2013 Views

Critica 145 - Revista Crítica

Critica 145 - Revista Crítica

Critica 145 - Revista Crítica

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

UNA PAREJA DEL CAMPO<br />

que a su vida de recién desposados le hacía falta paradójicamente un poco<br />

más de oxígeno, aceptaron vivir en aquel caserón en las afueras, metido en<br />

medio de un bosque umbrío, que el tío enfermizo les cedió a cambio de na -<br />

da. Hasta allí los acompañaron los amigos cuando se mudaron, y para no per -<br />

derse el espectáculo de la mutación de aquellas larvas en crisálidas, empezaron<br />

a visitarlos con cierta periodicidad.<br />

La casa era blanca, espaciosa, de dos pisos, con detalles de buen gusto<br />

por todos lados, a la que envolvía también una leyenda. Se contaba que allí<br />

la antigua dueña, una solterona neurótica, herida en lo más íntimo, había<br />

disparado al mayordomo cuando lo sorprendió en ciertas disquisiciones ama -<br />

torias con una oveja que apacentaba con sus corderillos en los alrededores,<br />

enterrándolo luego en el jardín. La fertilidad y belleza del sembrado de hor -<br />

tensias provenía al parecer de la calidad del abono, cuya composición quí -<br />

mica nadie desentrañaba hasta que el olfato de un experimentado sabueso,<br />

adscrito a la inspección policial, logró averiguar la causa.<br />

Pero esto había sucedido hacía tiempo, por lo que Romina, protegida<br />

por su mantra (remitido por un gurú californiano, falso por supuesto), al que<br />

se aferraba cada que la cogían los nervios en aquella desmañada soledad,<br />

decía no importarle.<br />

A la vuelta de la casa existía una caída de agua donde la pareja se baña -<br />

ba desnuda y entonaba cantos obscenos que hacían palidecer a la legión de ha -<br />

das gordas que merodeaba por allí, sin razón útil alguna. El tiempo, sobre todo<br />

al principio, fue su gran aliado y fuera de dar rienda suelta a sus instintos, que<br />

se extendían al hociqueo y la sodomía y al cosquillearse con una coliflor o una<br />

cola de marrano, su mínimo quehacer los gratificaba como a otros gratifica<br />

quebrarse el lomo veinte horas al día.<br />

Fue, llamémoslo así, su periodo azul, en el que Romina, hacendosa como<br />

era, para descansar del amor y sus somnolientas horas, fabricaba collares de<br />

achiras y hacía dulces variados, llenando aquellos predios de aromas ricos,<br />

que luego enfrascaba y vendía en la ciudad.<br />

Por su parte, Jean Pierre empezó a leer a Shakespeare en voz alta,<br />

primero a su amada y luego a quien apareciera por aquellos predios, a fin<br />

de superar el trauma de haber robado el volumen de las tragedias, allá en la<br />

infancia, con intenciones de prenderle fuego a la casa de sus padres.<br />

75

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!