Critica 145 - Revista Crítica
Critica 145 - Revista Crítica
Critica 145 - Revista Crítica
You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
ELIZABETH MIRABAL Y CARLOS VELAZCO<br />
64<br />
—¿Era práctica habitual entre los de su familia intercambiar insultos e<br />
improperios?<br />
—Desde El Turco Sentado empezó a ser así. Tío Agustín era famoso por -<br />
que le decían El Bofe. Por supuesto, con cariño. Por ejemplo, tío Agustín ve -<br />
nía, y ésa era “su” visita, éstos eran sus predios. Estaba tomándose su cafecito,<br />
fumando —cuando podía, porque después lo dejó—, y si llegaba otra persona<br />
en ese momento que era de él, había que verlo. Mamá y papá le decían: “Tin,<br />
no pongas esa cara de palo”, pero no podía evitar transmitir su incomodidad.<br />
Un día —esto papá lo contaba delante de tío Agustín y él se moría de la risa—<br />
papá lo llevó a un almuerzo con un amigo, pero aquello no estaba en los planes<br />
de tío Agustín. Cuando se separaban, ese amigo le dijo a papá: “¿Por qué<br />
invitaste a ese hombre a almorzar?” “¿Pero por qué?”, le preguntó. “Porque<br />
a este hombre hay que llevarlo al cine: allí ni se le ve ni se le oye.” A Octavio<br />
le decían El Simple. Tío Octavio era un hombre muy bueno, ingenuo, despistado.<br />
Papá manejaba muy bien, porque él todo quería hacerlo a la perfección,<br />
y eso a veces era un problema. Excelente chofer, extremadamente precavido,<br />
nunca chocó. De ellos, era el único que manejaba, porque ni Agustín ni Oc -<br />
tavio ni Lezama sabían. Todos iban en taxi hasta Arroyo Naranjo, y papá luego<br />
los regresaba en su máquina. Lezama, con esa cadencia rara que tenía al ha -<br />
blar, por su asma, se burlaba: “Eliseo, cuando llega a una intersección, se baja<br />
del coche, otea a la derecha, otea a la izquierda, comprueba que no viene na -<br />
da, se monta en el coche, y sigue su curso.”<br />
Fue famoso en una época que el grupo de Jesús Díaz, Raúl Rivero, Wi -<br />
chy El Rojo, muchachos inteligentes, agudos, ideaban epitafios de escritores,<br />
y se metían con todo el mundo. Ellos venían a casa a leérselos a papá, y papá<br />
estaba espantado de que le fueran a hacer su epitafio, por lo que él mismo se<br />
hizo dos. También componía limericks, una forma poética inglesa popularizada<br />
por Edward Lear, que yo retomo en Rimas y divertimentos. Consiste en<br />
cinco versos: riman entre sí el primero, el segundo y el quinto (que pueden<br />
tener entre siete y diez sílabas), y el tercero con el cuarto (de cinco a siete sí -<br />
labas). Son nanas para niños, pero también con su carga política y de doble<br />
sentido. Él se moría de la risa inventando limericks en inglés a sus amigos, por -<br />
que la gracia de él era hacerlos en ese idioma, como un alarde.