Critica 145 - Revista Crítica
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HACIA EL CASTILLO<br />
He soñado que volvía a mi pa -<br />
tria, dijo K., que entonces se inte -<br />
rrumpió y examinó a la gente y las<br />
cosas que lo rodeaban, en cuanto se<br />
lo permitía su posición. Una niebla<br />
densa cubría el pueblo, de las casas<br />
apenas se distinguían más que unas<br />
siluetas borrosas, pero cabía suponer<br />
que estaban juntas unas a otras, for -<br />
mando una hilera que tenía su co -<br />
mienzo y su final. Estaban allí como<br />
en su sueño. Y había un castillo, co -<br />
mo pudo escuchar, y personas —como<br />
en su sueño—, aunque también allí<br />
eran diferentes a esta gentuza repug -<br />
nante que le tenía clavada la vista y<br />
se regodeaba en su desamparo. Obedeció un inesperado impulso de cólera<br />
ligera y dijo, más con ánimo de juego que con real rudeza: he soñado que<br />
lo necesario sucede, tal como se ha ordenado.<br />
Y qué sería lo necesario, preguntó con una entonación semejante la<br />
mujer, que al parecer no era ninguna campesina. Se había convertido defini -<br />
tivamente en la voz de los lugareños, que respetaban esa condición sin contra -<br />
decirla, hacía resaltar su papel con todo tipo de bailoteos grotescos, y exhortaba<br />
a los presentes a que la imitaran haciéndoles señales con las manos. Y se pres -<br />
taron a eso de inmediato, hicieron muecas, remedaron los convulsos movi -<br />
mientos de la cabeza de K. y prorrumpieron en lamentos.<br />
K. se dejó caer hacia atrás, absorbió el aroma de aquella región y trató<br />
de calmarse. Ahora comenzaban a moverse las cosas en el cielo. El sol se<br />
abrió paso a través de la capa de nubes, penetró en sus pupilas descubiertas<br />
causándole dolor y fue disolviendo la niebla que se extendía sobre aquel lugar.<br />
La belleza informe de la luz tenía en sí algo deprimente en su aparente ilimi -<br />
tación. En una fatalidad dorada como aquella, era fácil perderse sin darse<br />
cuenta. ¿Acaso no yacía moribundo, no estaba impedido de moverse, casi cie -<br />
go, no tendrían razón los aldeanos y el castillo? K. cerró los ojos. No, murmuró,<br />
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