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Critica 145 - Revista Crítica

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la editora muchos años después, luego<br />

de tropezar con la carta a Villaurrutia en<br />

el Obras de la biblioteca, son algunos de<br />

los elementos que van anudando las tres<br />

vidas, pero el principal parece ser el me -<br />

tro, el subway, en el que la editora ve a<br />

Gilberto Owen, la cabeza recargada en una<br />

ventanilla del tren contiguo, el que “por<br />

unos instantes anduvo a la misma velocidad<br />

que el tren donde iba yo”, y en el que,<br />

a su vez, Owen la ve a ella, en circuns -<br />

tancias parecidas y con un libro de tapas<br />

blancas, de título en español: un ejemplar<br />

de sus Obras.<br />

La propia autora lo sugiere —incluso<br />

desde la portada, estación hecha con gri -<br />

ses, blancos y negros—. Como en una de<br />

esas notas que escribe Owen sobre su<br />

novela no escrita pero pensada, o los postits<br />

que la editora hace florecer entre las<br />

ramas del árbol seco del poeta, Valeria<br />

Luiselli va dejando anotaciones a lo largo<br />

del libro. Una de ellas dice: “El metro,<br />

sus múltiples paradas, sus averías, sus ace -<br />

leraciones repentinas, sus zonas oscuras,<br />

podría funcionar como esquema del tiem -<br />

po de esa otra novela.”<br />

Y así funciona; la editora de piernas<br />

flacas ve a Gilberto Owen al otro lado de<br />

la ventanilla, él ve a Ezra Pound entre la<br />

multitud que espera en el andén, la ve a<br />

ella leyéndolo a él… Tanto dentro como fue -<br />

ra del libro, un vagón, el subway, el me -<br />

tro, es un lugar donde infinidad de vidas<br />

—¿de tiempos?— se cruzan, donde se guar -<br />

dan por un determinado lapso, lo que du -<br />

re el viaje.<br />

De la misma forma giran su mecanis-<br />

LA VIGILIA DE LA ALDEA<br />

mo las páginas, las de la computadora,<br />

dispuestas verticalmente, las de un libro:<br />

en el papel descansan vidas y tiempos he -<br />

chos con letras, con párrafos; vidas entran,<br />

salen y vuelven a entrar veinte cuartillas<br />

después o nunca.<br />

Y en Los ingrávidos, libro-vagón, Vale -<br />

ria Luiselli ha colocado un hato de perso -<br />

najes, de historias, que más que responder<br />

a la composición tradicional de una no -<br />

vela, forman parte de un deseo de expe -<br />

rimentar tanto con el lenguaje como con<br />

la estructura de la narración, lo que al fi -<br />

nal prevalece sobre los hechos que se<br />

relatan y termina siendo el aspecto a des -<br />

tacar del libro.<br />

El factor Reyes<br />

ANTONIO MORENO MONTERO<br />

Hugo Hiriart, El arte de perdurar,<br />

Almadía, Oaxaca, 2010, 176 p.<br />

Los ensayos de El arte de perdurar, de<br />

Hugo Hiriart (Ciudad de México, 1942),<br />

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