Critica 145 - Revista Crítica
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selli, pareciera ofrecérsenos una especie<br />
de mapa en el que las rutas son varias y de<br />
un mismo color; el personaje femenino, o<br />
tal vez la propia autora, lo dice en varias<br />
ocasiones: “Generar una estructura llena<br />
de huecos para que siempre sea posible<br />
llegar a una página, habitarla”, o “una no -<br />
vela compacta, porosa. Como el corazón<br />
de un bebé”. Estas frases ponen en tinta<br />
y papel las interpretaciones de los lecto -<br />
res, dándole a cada uno la posibilidad de<br />
armar un rompecabezas incompleto con<br />
una o varias piezas propias.<br />
Llama la atención el título que, hacien -<br />
do uso de una palabra cuyo significado<br />
es el no estar sometido a la fuerza de gra -<br />
vedad, se refiere a personajes distantes<br />
entre sí, más en específico a una mujer sin<br />
lazos sólidos con su entorno actual, con<br />
su familia —llama a sus hijos el niño me -<br />
diano y la bebé; a su marido, mi marido;<br />
el vecino tampoco tiene nombre, es el ve -<br />
cino que cría “sapos y cucarachas de Ma -<br />
dagascar”.<br />
Yendo más allá, podríamos aplicar<br />
otro término al personaje femenino: el de<br />
gravidez. El estado de una mujer embara -<br />
zada, un cuerpo que guarda vida, como<br />
lo es el de ella, quien parece narrar las<br />
vidas que aún lleva dentro de sus recuerdos:<br />
“Todo empezó en otra ciudad y en otra<br />
vida, anterior a esta de ahora pero posterior<br />
a aquélla.”<br />
Texto fragmentario, experimentación,<br />
prosa, novela o no novela; los calificati -<br />
vos se multiplican, y tal vez cada uno de<br />
ellos sea correcto. Texto fragmentario: los<br />
episodios, pequeños capítulos, van de un<br />
LA VIGILIA DE LA ALDEA<br />
par de líneas, un diálogo corto, a párrafos<br />
que ocupan una página, página y me dia<br />
o dos, sin otra ley que el propio lenguaje<br />
—el libro manda—. Experimentación: tér -<br />
minos como “Consincara” para referirse<br />
a un fantasma, o las frases “ecos de personas”,<br />
“volverse un hueco para los amigos”,<br />
reafirman lo maleable y dúctil del<br />
idioma, sus posibilidades. Prosa, novela<br />
o no novela: no hay un inicio, nudo, reso -<br />
lución como tales, sino una serie de acon -<br />
tecimientos —cotidianidades los más, como<br />
atender a los hijos, jugar con ellos, estan -<br />
cias en bibliotecas públicas, salidas a bares,<br />
un empleo—, un antes y un después, tres<br />
historias en las que el personaje central<br />
es, muy probablemente, el subway, la es -<br />
tación del metro inundada de rostros he -<br />
chos de carne y hueso y de humo.<br />
Novela de fantasmas, si le creemos a<br />
la autora en voz del personaje femenino<br />
que responde: “¿De qué es tu libro, ma -<br />
má? Es una novela de fantasmas.” Y en<br />
ella se pueden distinguir tres hilos que van<br />
entretejiéndose: el de la madre del niño<br />
mediano, el de la editora radicada en Nue -<br />
va York, y el del poeta Gilberto Owen.<br />
La madre del niño nos recuerda a al -<br />
guien que necesita una habitación propia;<br />
su esposo lee los fragmentos que componen<br />
su novela —la historia de la editora<br />
de Nueva York—, pregunta si eso en verdad<br />
ocurrió, si Moby existe, si ella lo co -<br />
noció, pide: “Por favor, borra lo de los<br />
zombies”, califica: “Es horrible lo de la<br />
masturbación con la foto, opina mi marido.”<br />
Ello, aunado a las actividades de ma -<br />
dre de dos niños pequeños —jugar a las<br />
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