Critica 145 - Revista Crítica
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ALEJANDRO GARCÍA<br />
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En la entrevista que realizó Martha Chapa, De domingo a domingo. Con -<br />
versaciones con Andrés Henestrosa (2001), al contestar la pregunta de quién<br />
había sido el más grande periodista mexicano, respondió que Lizardi, Busta -<br />
mante, Juan Bautista Morales, Zarco; para acotar que “vivos están en nuestros<br />
anales los nombres de los grandes periodistas independientes que México ha<br />
producido. Y debiéramos tomar el hilo de sus tareas donde las dejaron, y no<br />
echar en olvido la alta misión del periodismo”. Personajes que en cada uno de<br />
sus actos detentaron las libertades civiles y políticas del hombre, defendieron<br />
la vinculación del liberalismo con la democracia, apos taron por la seculariza -<br />
ción de la sociedad, reafirmaron la supremacía estatal sobre la identidad del<br />
federalismo. Por lo anterior —y como se abordará en las siguientes páginas—,<br />
considero a don Andrés Henestrosa “el último liberal” de ese siglo XIX que<br />
determinó todos sus actos de su vida y las páginas de su oceánica obra, la cual<br />
abarcó, en fría estadística, más de cuarenta libros y casi veinte mil artículos<br />
aun dispersos en revistas, periódicos y suplementos culturales, que ameritan,<br />
no sólo su compendio y publicación, sino una inves tigación que abarque los<br />
diferentes temas que permearon su quehacer.<br />
Cuatro fueron las personalidades a quienes Henestrosa dedicó afanes y estu -<br />
dios: Altamirano, Bustamante, Juárez y Zarco. El primero de ellos representaba<br />
la raíz indígena que se nutrió en el liberalismo mexicano —legado<br />
vernáculo que también corría por las venas de Henestrosa, que daría como<br />
resultado, años después, la realización de su deslumbrante libro Los hombres<br />
que dispersó la danza—. El segundo, Bustamante, es el ideal del periodista<br />
de la primera mitad del siglo XIX que registró en sus crónicas y artículos la<br />
lucha por la Independencia, el enfrentamientos entre logias, fueros e intereses<br />
de diversos grupos políticos, la llegada de caudillos y el desaliento ante la in -<br />
vasión extranjera. Por su parte, Juárez significaba la consolidación del triunfo<br />
ante la corte de ilusos que se derrumbaron por el devenir del liberalismo y el<br />
parteaguas que significó la Constitución de 1857. Zarco era el quehacer y la<br />
honestidad de la profesión del hombre de letras que registró minuciosamente<br />
su entorno y el inicio de una historia nacional. Henestrosa lo confirmó así<br />
al recibir la presea “Belisario Domín guez” (1993) que otorga el Senado mexi -<br />
cano: “en otras encrucijadas nos puso la historia. De algunas pareció que no