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Critica 145 - Revista Crítica

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DIOSES CON OJERAS<br />

está sentada una mujer embarazada. Ella, desinteresadamente, reitera la es -<br />

túpida promoción:<br />

—De a dos por treinta.<br />

Aunque no es la primera vez que compra pornografía, la sensación siem -<br />

pre es la misma: algo que la inquieta y ensucia se introduce entre sus piernas<br />

y presiona su estómago sometiéndolo dentro de un puño. En otras palabras:<br />

no sabe si está nerviosa o excitada. Le da pena estar ahí, sospecha que en cual -<br />

quier momento aparecerá detrás de ella su madre difunta, alguna maestra de<br />

la infancia o un compañero del trabajo. Lo que sí aparece súbitamente es<br />

una niña de la calle. La mocosa extiende la mano solicitando dinero. “Para<br />

un taco”, balbucea. Laura se deshace de ella meneando la cabeza en rotunda<br />

negativa. La niña insiste. Laura no soporta a los niños de la calle. No soporta<br />

a los niños en general. “Maldita especie de no deseados”, piensa observando<br />

de reojo el vientre hinchado de la vendedora.<br />

—Quiero cambiar estas dos…. —explica Laura y saca de su mochila un<br />

par de películas.<br />

—El cambio te sale en diez por disco —responde el hombre del peinado<br />

horrendo…— pero ya es la última vez que te lo hago efectivo…<br />

—O no nos sale —concluye su preñada mujer.<br />

Laura elige los primeros dos discos que se encuentra, lo que menos quie -<br />

re en este momento es ponerse a negociar con un matrimonio de fayuqueros.<br />

Una de las películas corresponde a la colección “Hoteles de Tlalpan”, la otra<br />

simplemente dice “Casa Silencio”.<br />

Laura paga y se marcha. Tres estaciones después entra a casa comple -<br />

tamente empapada. Coloca uno de los discos en su computadora y en escasos<br />

diez minutos revisa cada una de las cogidas que forman la recopilación.<br />

Las atiende en fast forward y sin atajos, tampoco se detiene en una sola de<br />

ellas. No hay créditos finales. No se lleva la mano a la entrepierna. Nada.<br />

Inserta el segundo disco. Lo revisa completito y a toda velocidad. Des -<br />

pués ve un poco de tele, cena cereal y se recuesta. Como sucede cada noche,<br />

duerme aterrada, deseando que el sueño de las cubetas de sangre no se presente<br />

de nuevo.<br />

En la pornografía de finales del siglo XX uno presenciaba la sexualidad huma -<br />

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