Critica 145 - Revista Crítica
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común, calma el género de ardor que<br />
padecen los adolescentes; pues sin la<br />
aquiescencia parroquial, sin el matrimonio<br />
—albur audaz— las decantadas<br />
doncellas provincianas, aquellas vírge -<br />
nes hoscas y suaves, detentoras de “se -<br />
xos como sañudos escorpiones” eran<br />
punto menos que inexpugnable para los<br />
jóvenes coetáneos de López Velarde.<br />
Pero mientras la generalidad de sus<br />
jóvenes coetáneos, de extracción ordi -<br />
naria, encontraban con más o menos<br />
facilidad el sucedáneo de la medicina<br />
susodicha en el alcohol, en el matrimo -<br />
nio prematuro, en la carambola a tres<br />
bandas o en los sórdidos lupanares del<br />
lugar, la sensibilidad mórbida de Ra -<br />
món, refrenada por una incurable timi -<br />
dez y por un gratuito sentido de culpa -<br />
bilidad ante el simple deseo, destilaba<br />
ya las estrofas quejumbrosas de La san -<br />
gre devota, su primer libro: “Ser una<br />
casta pequeñez…”<br />
O bien:<br />
¿Imaginas acaso<br />
mi amargura impotente?<br />
O la suplicante Epístola a su inolvi -<br />
dable Fuensanta:<br />
Yo no sé si estoy triste por el alma<br />
de mis fieles difuntos<br />
o porque nuestros mustios corazones<br />
nunca estarán sobre la tierra juntos.<br />
O el melancólico frenesí de:<br />
Y pensar que pudimos<br />
enlazar nuestras manos<br />
(…)<br />
Y pensar que pudimos<br />
en una onda secreta<br />
de embriaguez, deslizarnos,<br />
valsando un vals sin fin, por el planeta...<br />
Podemos creer que el arte —y con<br />
el arte la poesía— es un don de la di -<br />
vinidad; podemos decir que es un re -<br />
sultado o producto de fuerzas físicas,<br />
fisiológicas, psicológicas, sociales, eco -<br />
nómicas o, incluso, metereológicas; po -<br />
demos afirmar que la poesía es o debe<br />
ser la expresión de la razón pura o de<br />
la voluntad creadora o bien de los im -<br />
pulsos irreflexivos que bullen en la sub -<br />
conciencia. Puede uno tener sobre la<br />
poesía, como sobre todas las cosas de<br />
este mundo, una opinión modesta o pre -<br />
tenciosa, pero casi resulta obvio suponer<br />
que siendo la poesía una de tantas ma -<br />
nifestaciones de la personalidad huma -<br />
na, debe estar, forzosamente tiene que<br />
estar influida, entre otras cosas, por las<br />
condiciones de vida del individuo, como<br />
—perdóneseme lo sobado del símil— la<br />
nota musical está condicionada, entre<br />
otras cosas, por la calidad del instrumento<br />
que la emite.<br />
Y tampoco cabe dudar que, en las<br />
voces que el instrumento hombre emi -<br />
te, tiene mucho que ver el funcionamiento<br />
normal o irregular de las vís-