Critica 145 - Revista Crítica
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GABRIEL WOLFSON Y OCTAVIO MORENO CABRERA<br />
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tor tenga que romperse la cabeza frente a un texto, pero creo que lo interesan -<br />
te de un texto es que no se consuma en su primera lectura. Todo este asunto<br />
se reduce a algo muy simple: textos que se entiendan. Consideran como si fue -<br />
ra un insulto o una afrenta algo que no entienden, eso me parece como una cosa<br />
de dictador, como que se están riendo de mí sin que yo lo sepa: casi casi una<br />
cosa de complot, de misterio, como si el misterio fuera contra ellos.<br />
—Sigamos entonces con lo barroco: La sodomía, así, a un primer golpe<br />
de vista, tiene un título que invitaría a pensar que lo que hay detrás es ensayo.<br />
Luego, uno empieza a leerlo y parece que está leyendo una obra de teatro, pe -<br />
ro resulta que es poesía, y que por un lado juega con una tradición poética o<br />
varias tradiciones que vienen de la Colonia, y por otro lado cita constantemen -<br />
te textos que son prosa, prosa legal. ¿Cuál es ese juego que se establece ahí?<br />
Porque… ¿qué es La sodomía?<br />
—Bueno, La sodomía es una cosa muy rica… Ciertamente es un juego<br />
intergenérico, hasta hay un verso que dice “nefandos afanes de transgénero”,<br />
hay un juego como de géneros inestables, me parece. Creo que hay que sos -<br />
pechar de esa poesía que es de pe a pa poesía, o que se presenta indudable -<br />
mente como poesía. Creo que no nada más la poesía sino básicamente el arte<br />
a partir del siglo XX empieza preguntándose por sus propios límites, siempre<br />
está tratando de que, frente al objeto, uno se formule la pregunta: “¿Esto que<br />
estoy viendo es arte?”, o “¿Esto que estoy leyendo es un poema?” Y me inte -<br />
resa que esa pregunta se formule. También creo que durante el barroco, sobre<br />
todo el tipo de género con el que dialogo en la primera parte del libro, que es<br />
el auto sacramental, pues no está nada separado de la poesía: algunos de los<br />
mejores poemas escritos en español están, me parece, dentro de los autos sa -<br />
cramentales de Calderón de la Barca. Había una mayor flexibilidad entre una<br />
cosa y otra. Una cosa distinta es la prosa legal y demás, y que es como un<br />
juego de alquimia, también como de volver, de convertir esa cosa condenato -<br />
ria, esa prosa de opresión, darle la vuelta y por momentos exhibirla, reírte. O<br />
volverla hermosa a su pesar, digamos. Creo que es también un ajuste de cuen -<br />
tas poético: desde el lenguaje hacia el lenguaje.<br />
—Hablando de transgenerismo, de fronteras, de límites, el primer libro<br />
que publicaste, Vida quieta, y sobre todo la sección “The moon ain’t nothing<br />
but a broken dish”, retoma la tradición de la poesía estadunidense, y, sin em -