La suspensión de la relación de trabajo por motivos disciplinarios

Segundo: todas estas facultades de “alteración” sobrevenida tienen naturaleza
contractual y, muy particularmente – dada su trascendencia -, el despido. O, dicho de
otro modo, la extinción del contrato por motivos imputables o inimputables puede
subsumirse íntegramente en la lógica resolutoria del Derecho común – pudiéndose
justificar conforme a las categorías conceptuales de imposibilidad objetiva,
incumplimiento grave y culpable y excesiva onerosidad sobrevenida. Afirmación cuya
aceptación supone negar la validez de los planteamientos doctrinales que defienden la
naturaleza originaria del despido (y abogando por una concepción restrictiva de dicho
término 13 ); o lo califican como una manifestación más de la facultad sancionadora del
empresario.
Tercero: Si trabajadores y empresarios tienen atribuidas determinadas facultades
de “alteración” sobrevenida del contrato y, entendemos que son idénticas y responden a
los mismos planteamientos conceptuales, se colige razonablemente que el poder de
dirección del empresario, derivado del art. 38 CE, no puede ser un fundamento
justificativo válido. Si se aceptara, parece lógico entender que sería insuficiente, pues,
siendo idénticas no es capaz de ofrecer una respuesta coherente a las facultades
atribuidas a los trabajadores.
Cuarto: si se acepta que trabajador y empresario están legitimados en
determinado supuestos tasados legalmente para no respetar sobrevenidamente el
contenido de lo inicialmente pactado y que estas facultades tienen idéntica naturaleza,
puede defenderse que derecho al trabajo, ex art. 35 CE y, en concreto, la estabilidad en
el empleo (entendida estrictamente como una derivación del principio de conservación
del negocio jurídico del Derecho Común), se erige en su único y verdadero fundamento
constitucional. O, dicho más claramente, las facultades de “alteración” reconocidas al
empresario son una derivada del “derecho al trabajo” (y no de la “libertad de empresa”).
El empresario está legalmente facultado para modificar, suspender o extinguir el
contrato por “causas de empresa” porque se aspira a promover la competividad de la
organización productiva y, con ella, su pervivencia en el tiempo y, de este modo, la
continuidad de los contratos de trabajo a ella vinculados. En definitiva, la estabilidad en
el empleo, como principio jurídico, impulsa al Derecho del Trabajo a interesarse por la
idéntica naturaleza. Vid. al respecto, SUÁREZ GONZÁLEZ, F. (1967). La terminación del contrato de
trabajo. Publicaciones del Real Colegio de España en Bolonia.
13 Vid. al respecto, extensamente, BELTRAN DE HEREDIA RUIZ (2009). «La STC nº 84/2008, 21 de julio, y
la naturaleza jurídica del despido (crítica a la tesis de la eficacia originaria del despido)». REDT nº 142, p.
465 a 486.
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