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3° Básico Compartiendo cuentos, juegos y aventuras - Biblioteca UAH

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<strong>Compartiendo</strong><br />

<strong>cuentos</strong>, <strong>juegos</strong> y<br />

<strong>aventuras</strong><br />

<strong>3°</strong> <strong>Básico</strong><br />

LENGUAJE y COMUNICACIÓN<br />

Cuaderno de Trabajo


Asesoría a la Escuela para la Implementación<br />

Curricular en Lenguaje y Matemática, LEM<br />

Nivel de Educación Básica<br />

División de Educación General<br />

Ministerio de Educación<br />

República de Chile<br />

Autoras:<br />

Universidad de Concepción<br />

Beatriz Figueroa S.<br />

Mariana Aillon N.<br />

Gloria Sanzana V.<br />

Ministerio de Educación:<br />

Sonia Jorquera C.<br />

Colaboradora:<br />

Alicia Salinas A.<br />

Revisión y Corrección de Estilo<br />

Josefina Muñoz V.<br />

Coordinación Editorial<br />

Claudio Muñoz P.<br />

Ilustraciones y Diseño:<br />

Miguel Angel Marfán<br />

Antonia Gómez<br />

Impresión:<br />

xxxxx.<br />

Marzo 2006<br />

Registro de Propiedad Intelectual Nº xxxxxxx<br />

Teléfono: 3904754 – Fax 3810009


Mi nombre es:<br />

Mi curso es:<br />

Mi escuela se llama:<br />

Cuaderno de Trabajo<br />

Tercer Año <strong>Básico</strong><br />

TERCERA UNIDAD<br />

<strong>Compartiendo</strong><br />

<strong>cuentos</strong>, <strong>juegos</strong><br />

y <strong>aventuras</strong>


Actividad<br />

CLASE<br />

1<br />

Comenta con tu curso y con tu profesora o profesor.<br />

• ¿Has leído <strong>cuentos</strong> sobre gigantes?<br />

• ¿De qué crees que se tratará el cuento titulado El gigante egoísta?<br />

• ¿Sabes lo que significa ser generoso o, por el contrario, ser egoísta?<br />

• ¿Conoces personas con alguna de esas características?<br />

Actividad<br />

Escucha atentamente la lectura.<br />

El gigante egoísta<br />

Oscar Wilde<br />

Todas las tardes, a la salida de la escuela, los niños se habían<br />

acostumbrado a ir a jugar al jardín del gigante. Era un jardín grande<br />

y hermoso, cubierto de verde y suave césped. Dispersas sobre la<br />

hierba brillaban bellas flores como estrellas, y había una docena<br />

de duraznos que, en primavera, se cubrían de delicados capullos<br />

rosados, y en otoño daban sabroso fruto.<br />

Los pájaros se posaban en los árboles y cantaban tan<br />

deliciosamente que los niños interrumpían sus <strong>juegos</strong> para<br />

escucharlos.<br />

-¡Qué felices somos aquí!- se gritaban unos a otros.


Un día el gigante regresó. Había ido a visitar a su amigo, el ogro<br />

y permaneció con él durante siete años. Transcurridos los siete<br />

años, había dicho todo lo que tenía que decir y decidió volver a su<br />

castillo. Al llegar vio a los niños jugando en el jardín.<br />

-¿Qué están haciendo aquí?- les gritó enojado. Y los niños<br />

salieron corriendo.<br />

-Mi jardín es mi jardín- dijo el gigante. -Ya es hora de que lo<br />

entiendan, y no voy a permitir que nadie más que yo juegue en él.<br />

Entonces construyó un alto muro alrededor y puso este cartel:<br />

Era un gigante muy egoísta. Los pobres niños no tenían ahora<br />

dónde jugar. Trataron de hacerlo en la carretera, pero la carretera<br />

estaba llena de polvo y agudas piedras, y no les gustó.


Se acostumbraron a vagar, una vez terminadas sus clases,<br />

alrededor del alto muro, para hablar del hermoso jardín que había<br />

al otro lado.<br />

-¡Qué felices éramos allí!- se decían unos a otros.<br />

Entonces llegó la primavera y todo el país se llenó de flores<br />

y pajaritos. Solo en el jardín del gigante egoísta continuaba el<br />

invierno.<br />

Los pájaros no se preocupaban de cantar en él desde que no<br />

había niños, y los árboles se olvidaron de florecer. Solo una bonita<br />

flor levantó su cabeza entre el pasto, pero cuando vio el cartel se<br />

entristeció tanto pensando en los niños, que se dejó caer otra vez<br />

en tierra y se echó a dormir. Los únicos felices eran la Nieve y el<br />

Hielo.<br />

-La primavera se ha olvidado de este jardín- gritaban.<br />

-Podremos vivir aquí durante todo el año.<br />

La Nieve cubrió todo el jardín con su manto blanco y el Hielo<br />

pintó de plata todos los árboles. Entonces invitaron al viento del<br />

Norte a pasar una temporada con ellos, y el Viento aceptó.<br />

Llegó envuelto en pieles y aullaba todo el día por el jardín,<br />

derribando los techos y las chimeneas.<br />

-Este es un sitio delicioso- decía. -Tendremos que invitar al<br />

Granizo a visitarnos.<br />

Y llegó el Granizo. Cada día durante tres horas tocaba el tambor<br />

sobre el tejado del castillo, hasta que rompió la mayoría de las<br />

pizarras, y entonces se puso a dar vueltas alrededor del jardín<br />

corriendo lo más veloz que pudo. Vestía de gris y su aliento era<br />

como el hielo.


-No puedo comprender<br />

cómo la primavera tarda<br />

tanto en llegar- decía<br />

el gigante egoísta, al<br />

asomarse a la ventana y<br />

ver su jardín blanco y frío.<br />

-¡Espero que este tiempo<br />

cambiará!<br />

Pero la primavera no llegó, y el verano tampoco. El otoño dio<br />

dorados frutos a todos los jardines, pero al jardín del gigante no le<br />

dio ninguno.<br />

-Es demasiado egoísta- se dijo.<br />

Así pues, siempre era invierno en casa del gigante, y el Viento del<br />

Norte, el Hielo, el Granizo y la Nieve danzaban entre los árboles.<br />

Una mañana el gigante oyó una música deliciosa. Sonaba tan<br />

dulcemente en sus oídos que creyó sería el rey de los músicos que<br />

pasaba por allí. En realidad solo era un pajarito que cantaba ante su<br />

ventana, pero hacía tanto tiempo que no oía cantar un pájaro en su<br />

jardín, que le pareció la música más bella del mundo. Entonces, el<br />

Granizo dejó de bailar sobre su cabeza, el Viento del Norte dejó de<br />

rugir, y un delicado perfume llegó hasta él, a través de la ventana<br />

abierta.<br />

-Creo que, por fin, ha llegado la primavera- dijo el gigante; y<br />

saltando de la cama miró el exterior. ¿Qué es lo que vio?


• Ahora, continúa la lectura en silencio…<br />

Vio un espectáculo maravilloso. Por un hueco abierto en el muro<br />

los niños habían entrado en el jardín, habían subido a los árboles y<br />

estaban sentados en sus ramas. En todos los árboles que estaban<br />

al alcance de su vista, había un niño. Y los árboles se sentían tan<br />

dichosos de volver a tener consigo a los niños, que se habían<br />

cubierto de capullos y agitaban suavemente sus brazos sobre las<br />

cabezas de los pequeños.<br />

Los pájaros revoloteaban y parloteaban con deleite, y las<br />

flores reían levantando sus cabezas sobre el pasto. Era una escena<br />

encantadora. Solo en un rincón continuaba siendo invierno. Era el<br />

rincón más apartado del jardín, y allí se encontraba un niño muy<br />

pequeño. Tan pequeño era, que no podía alcanzar las ramas del<br />

árbol, y daba vueltas a su alrededor llorando amargamente. El<br />

pobre árbol seguía aún cubierto de hielo y nieve, y el Viento del<br />

Norte soplaba y rugía en torno a él.<br />

-¡Sube, pequeño!- decía el árbol, y le tendía sus ramas tan bajo<br />

como podía; pero el niño era demasiado pequeño. El corazón del<br />

gigante se enterneció al contemplar ese espectáculo.<br />

-¡Qué egoísta he sido- se dijo. -Ahora comprendo por qué la<br />

primavera no ha venido hasta aquí. Voy a colocar al pobre pequeño<br />

sobre la copa del árbol, derribaré el muro y mi jardín será el parque<br />

de recreo de los niños para siempre.<br />

Estaba verdaderamente apenado por lo que había hecho. Abrió<br />

la puerta principal con toda suavidad y salió al jardín. Pero los niños<br />

quedaron tan asustados cuando lo vieron, que huyeron corriendo,<br />

y en el jardín volvió a ser invierno.


Solo el niño pequeño no corrió, pues sus<br />

ojos estaban tan llenos de lágrimas, que<br />

no vio acercarse al gigante. Y el gigante<br />

se deslizó por su espalda, lo tomó<br />

cariñosamente en su mano y lo<br />

colocó sobre el árbol. El árbol<br />

floreció inmediatamente, los<br />

pájaros fueron a cantar en él,<br />

y el niño extendió sus bracitos,<br />

rodeó con ellos el cuello del gigante<br />

y lo besó.<br />

Cuando los otros niños vieron<br />

que el gigante ya no era malo,<br />

volvieron corriendo y la primavera volvió con ellos.<br />

-Desde ahora, este es el jardín de todos, queridos niños- dijo el<br />

gigante, y tomando un hacha derribó el muro. Y cuando al mediodía<br />

pasó la gente, yendo al mercado, encontraron al gigante jugando<br />

con los niños en el más hermoso de los jardines que jamás habían<br />

visto.<br />

Durante todo el día estuvieron jugando y al atardecer fueron a<br />

despedirse del gigante.<br />

-Pero, ¿dónde está vuestro pequeño compañero, el niño que<br />

subí al árbol?- preguntó el gigante.<br />

-No sabemos -contestaron los niños- se ha marchado.<br />

-Díganle que venga mañana sin falta- dijo el gigante.<br />

Pero los niños dijeron que no sabían dónde vivía y nunca antes


lo habían visto. El gigante se quedó muy triste.<br />

Todas las tardes, cuando terminaba la escuela, los niños iban y<br />

jugaban con el gigante. Pero al niño pequeño, que tanto quería el<br />

gigante, no se le volvió a ver. El gigante era muy bondadoso con<br />

todos los niños, pero echaba de menos a su primer amiguito y<br />

siempre hablaba de él.<br />

-¡Cuánto me gustaría verlo!- solía decir.<br />

Los años transcurrieron y el gigante envejeció mucho y cada<br />

vez estaba más débil. Ya no podía jugar con los niños, solo se<br />

entretenía mirando a los niños en su jardín.<br />

-Tengo muchas flores hermosas- decía, pero los niños son las flores<br />

más bellas.<br />

Una mañana de invierno miró por la ventana, mientras se estaba<br />

vistiendo. Ya no detestaba el invierno, pues sabía que no es sino la<br />

primavera adormecida y el reposo de las flores.<br />

De pronto se frotó<br />

los ojos y miró y remiró.<br />

Verdaderamente era una<br />

visión maravillosa. En el<br />

más alejado rincón del<br />

jardín había un árbol<br />

completamente cubierto de<br />

hermosos capullos blancos.<br />

Sus ramas eran doradas,<br />

frutos de plata colgaban de ellas y debajo, de pie, estaba el pequeño<br />

al que tanto quiso.


El gigante corrió escaleras abajo con gran alegría y salió al<br />

jardín. Corrió precipitadamente por el césped y llegó cerca del niño.<br />

Cuando estuvo junto a él, su cara enrojeció de cólera y exclamó:<br />

-¿Quién se atrevió a herirte?-, pues en las palmas de sus manos<br />

se veían las señales de dos clavos, y las mismas señales se veían en<br />

los piececitos.<br />

-¿Quién se ha atrevido a herirte?- gritó el gigante. -Dímelo para<br />

que pueda coger mi espada y matarle.<br />

-No, -replicó el niño-, pues estas son las heridas del amor.<br />

-¿Quién eres?- dijo el gigante; y un extraño temor lo invadió,<br />

haciéndole caer de rodillas ante el pequeño.<br />

Y el niño sonrió al gigante y le dijo:<br />

-Una vez me dejaste jugar en tu jardín, hoy vendrás conmigo a<br />

mi jardín, que es el Paraíso.<br />

Y cuando llegaron los niños aquella tarde, encontraron al<br />

gigante tendido, muerto, bajo el árbol, todo cubierto de capullos<br />

blancos.<br />

0


Actividad<br />

Comenta con tu compañero o compañera:<br />

• ¿Por qué creen que el gigante cambió de opinión y permitió que los<br />

niños jugaran nuevamente en el jardín?<br />

• ¿Por qué el gigante nunca más vio a su “primer amiguito”?<br />

• Nombra algunas acciones del gigante que demuestren egoísmo y<br />

otras que demuestren generosidad.<br />

Actividad<br />

Contesta por escrito:<br />

• Si te encontraras con el “Gigante egoísta”, ¿qué le preguntarías?<br />

• Escribe dos preguntas. Recuerda usar los signos de interrogación y<br />

mayúscula cuando corresponda.<br />

1.<br />

2.


Actividad<br />

A continuación te presentamos una secuencia de acciones del cuento<br />

que acabas de leer. Completa los recuadros dibujando o escribiendo,<br />

según corresponda.<br />

Todas las tardes, a la salida de la<br />

escuela, los niños iban a jugar al<br />

jardín del gigante.<br />

Llegó la primavera, pero en el<br />

jardín del gigante continuaba el<br />

invierno.


El gigante tomó un hacha y<br />

derribó el muro.<br />

Actividad<br />

Finalmente...<br />

Reescribe la última escena del cuento<br />

en la hoja que te entregará tu profesora<br />

o profesor. Publiquen las hojas de todo<br />

el curso en el Diario Mural o en los<br />

muros de la sala.


H Tarea para la casa<br />

Averigua las semejanzas y diferencias entre un “ogro” y un “gigante”.<br />

Puedes consultar un diccionario, una enciclopedia, a un profesor o a un<br />

familiar.<br />

Semejanzas Diferencias


Actividad<br />

CLASE<br />

2<br />

Comenta y responde:<br />

• Comenten la tarea acerca de las semejanzas y diferencias entre un<br />

ogro y un gigante.<br />

• ¿Recuerdas el cuento leído durante la clase anterior?<br />

• ¿Qué <strong>juegos</strong> crees tú que realizaban los niños en el jardín del<br />

Gigante?<br />

• ¿Cuáles son tus <strong>juegos</strong> preferidos?<br />

Lee el siguiente texto:<br />

Mi jardín<br />

Grupo Mazapán<br />

Tengo yo en mi jardín<br />

mil plantitas y un nogal,<br />

el aroma de un jazmín<br />

y los cantos de un zorzal.<br />

De un árbol yo colgué<br />

mi columpio de color café.<br />

Todo el pasto ya regué,<br />

mis chalitas ¡huy! me las mojé.


Tengo yo en mi jardín<br />

mil plantitas y un nogal,<br />

el aroma de un jazmín<br />

y los cantos de un zorzal.<br />

Mi papá pintó el portón,<br />

se manchó entero el pantalón.<br />

Mi mamá partió un melón,<br />

lo comimos bajo el parrón.<br />

Tengo yo en mi jardín<br />

mil plantitas y un nogal,<br />

el aroma de un jazmín<br />

y los cantos de un zorzal.<br />

Un nidito me encontré<br />

sobre un árbol lo volví a poner.<br />

La terraza ya limpié,<br />

bajo el sauce luego descansé.<br />

Tengo yo en mi jardín<br />

mil plantitas y un nogal,<br />

un hermoso resbalín<br />

ven te invito yo a jugar.<br />

• ¿Cómo sería para ti el jardín ideal para jugar?


Actividad<br />

Ahora que sabes que el Gigante, finalmente, permitió a los niños jugar<br />

en su jardín, elabora en grupo un afiche para invitar a otros amigos y<br />

amigas a jugar en su jardín.<br />

Antes de crear su afiche<br />

• Piensen qué escribirán en el afiche y qué dibujo incluirán en él.<br />

• Recuerden que el afiche debe llamar la atención y entusiasmar a los<br />

niños para que visiten el jardín del Gigante.<br />

• Decidan el tipo de papel que van a usar y los materiales que<br />

necesitarán.<br />

Anota aquí los acuerdos del grupo:<br />

1.<br />

2.<br />

3.<br />

4.


Actividad<br />

Durante la creación del afiche<br />

Apoyándose en la planificación del afiche realizada en la actividad<br />

anterior:<br />

• Dibujen aquí un borrador o bosquejo de su afiche, organizando los<br />

elementos que usarán: recortes de revistas, dibujos y oraciones que<br />

llamen la atención.


• Una vez realizado el bosquejo, revisen la ortografía, la disposición de<br />

los dibujos y el mensaje.<br />

• Observen si la información que presenta su afiche se comprende<br />

bien.<br />

• Revisen que el dibujo corresponda al mensaje que desean entregar<br />

en el afiche.<br />

• Lean y revisen lo que escribieron, de acuerdo a esta pauta.<br />

• Al leer tu texto del afiche,<br />

¿se comprende lo que<br />

escribiste?<br />

• ¿Te acordaste de usar<br />

mayúsculas al inicio de la<br />

oración y en los nombres<br />

propios?<br />

• ¿Usaste punto final cuando<br />

correspondía?<br />

• ¿Usaste la coma para separar<br />

los elementos de alguna<br />

enumeración?<br />

• ¿Tienes dudas de cómo se<br />

escriben algunas palabras?<br />

Consulta con tu profesora.<br />

• ¿Cuidaste de no repetir las<br />

palabras usando sinónimos?<br />

• ¿Qué quisieras cambiar<br />

para que esté más claro el<br />

mensaje de tu afiche?


Actividad<br />

Ahora vamos a elaborar el afiche definitivo<br />

Reescriban el borrador en una hoja grande, incorporando las<br />

correcciones:<br />

• Escriban con letra grande, clara y legible.<br />

• Comprueben que lo escrito se entienda.<br />

• Cuiden que el tamaño del dibujo o de las imágenes recortadas se<br />

ajusten a las dimensiones del papel.<br />

Actividad<br />

Un grupo compuesto por integrantes de los distintos equipos de<br />

trabajo, escriben una carta formal al director o jefe técnico de la escuela<br />

pidiendo autorización para exponer sus afiches en algún lugar visible<br />

del establecimiento.<br />

Actividad<br />

Comparto mi afiche<br />

Cada grupo muestra y comenta ante sus compañeros, el afiche<br />

elaborado.<br />

0


Actividad<br />

CLASE<br />

3<br />

• Recuerden los <strong>juegos</strong> preferidos que nombraron en la clase anterior.<br />

• ¿Cuáles <strong>juegos</strong> son los más nombrados?<br />

Actividad<br />

Adivina buen adivinador<br />

• ¿Te gusta jugar a las adivinanzas?<br />

• ¿Podrías decir qué es una adivinanza?<br />

Para trabajar en grupo:<br />

• Lean la tarjeta que recibieron.<br />

• Resuelvan la adivinanza.<br />

• Compártanla con los demás grupos del curso.<br />

• Exhíbanla en el diario mural.


Actividad<br />

Elige dos adivinanzas del Diario Mural y cópialas aquí. Puedes agregar<br />

un dibujo, si lo deseas.<br />

Actividad<br />

Lee las siguientes adivinanzas:<br />

Yo-yo me subo,<br />

yo-yo me bajo;<br />

si lo adivinas,<br />

eres capo.<br />

Oro no es,<br />

plata no es;<br />

abre las cortinas<br />

y sabrás lo que es.


Mono y no está en la selva;<br />

patín, pero no es un pato.<br />

Tienes que decir qué es<br />

antes de que cuente cuatro.<br />

¿Qué pistas encontraste en las adivinanzas para resolverlas? Comenta y<br />

escribe.<br />

Actividad<br />

Ahora lee más adivinanzas…<br />

Zumba que te zumbarás,<br />

van y vienen sin descanso,<br />

de flor en flor trajinando<br />

y nuestra vida endulzando.<br />

En lo alto teje,<br />

en lo alto mora,<br />

teje que teje<br />

la tejedora.<br />

¿Qué pistas encontraste en las adivinanzas para resolverlas?


Recuerda que...<br />

Actividad<br />

las adivinanzas son <strong>juegos</strong> de ingenio,<br />

escritos en forma poética. Si te fijas, están escritas en versos.<br />

Actividad<br />

Invitan a pensar y encontrar la solución a través<br />

de distintos caminos. A veces, la respuesta está<br />

¡Invitación a crear adivinanzas!<br />

escrita en la misma adivinanza.<br />

Crea aquí tus adivinanzas, apoyándote en los ejemplos anteriores.<br />

Revisa y corrige la ortografía y la letra de tus adivinanzas. Elige una de<br />

ellas y cópiala en una tarjeta de color que incorporarás a la “Bolsa mágica<br />

de adivinanzas”.


Actividad<br />

¡A jugar con la Bolsa mágica de adivinanzas!<br />

H Tarea para la casa<br />

Píde a un familiar que te cuente<br />

otras adivinanzas. Copia alguna de ellas aquí.


CLASE<br />

4<br />

Compartan las adivinanzas que recopilaron en familia.<br />

Actividad<br />

Lee y comenta el siguiente texto del escritor chileno Floridor Pérez.<br />

Volantín de pueblo<br />

• ¿Qué tipo de texto es el que acabas de leer? ¿Por qué?<br />

• ¿Habías leído un texto parecido a este?<br />

• Comenta con tus compañeras y compañeros.<br />

.


Actividad<br />

Conversa con tus compañeros y compañeras.<br />

• ¿Has encumbrado alguna vez volantines? Si es así, ¿qué sentiste?<br />

• ¿Sabes qué materiales se necesitan para hacer un volantín?<br />

¿Has construido alguna vez un volantín?<br />

• ¿Has oído hablar del hilo curado?<br />

• ¿Sabes por qué se elevan los volantines?<br />

Actividad<br />

A propósito de volantines, ahora te invitamos a escuchar atentamente el<br />

cuento El volantín amarillo, cuyo inicio leerá tu profesora o profesor:<br />

El volantín amarillo<br />

Jacqueline Balcells<br />

(Adaptación)<br />

Alfonso se moría por los volantines. Cuando llegaba septiembre<br />

y el viento comenzaba a soplar, salía con todos los niños de su<br />

barrio a encumbrar volantines al parque y su corazón saltaba de<br />

alegría. Y cada año Alfonso se prometía a sí mismo que esta vez sí<br />

que lo haría bien, pues para su desgracia siempre los volantines<br />

se le rajaban mientras les ponía los tirantes o caían en picada a<br />

poco de comenzar a elevarse o se rompían en los árboles o en los<br />

cables del alumbrado. A veces también se le desprendía la cola y el<br />

cometa se volvía loco haciendo piruetas, antes de estrellarse; otras,<br />

se le cortaba el hilo o se le enredaba a tal punto, que su cañuela<br />

se convertía en una ensalada de nudos ciegos. Como resultado,


Alfonso, regresaba a su casa con las manos vacías y con mucha<br />

pena.<br />

Pero Alfonso nunca perdía el deseo de encumbrar un volantín<br />

más arriba de los cables, los álamos y los volantines de los otros<br />

niños.<br />

El día que Alfonso cumplió diez años, sus abuelos llegaron a<br />

verlo con un fantástico regalo: una carretilla con 500 metros del<br />

hilo más sedoso y un gran volantín rojo, azul y blanco y con una<br />

estrella como la bandera chilena. Fascinado, corrió de inmediato<br />

donde su madre a pedirle un pedazo de género con el que hacer<br />

una cola.<br />

-Pobre volantín- se rió su hermano mayor-. Poco durará…<br />

-Ni que fuera de hierro- se burló el otro hermano.


¿Qué imaginas<br />

que va a pasar a<br />

continuación?<br />

• ¡Ahora comprobaremos tus respuestas! ¡Sigamos leyendo…!<br />

Pero Alfonso, sin hacerles caso, pasó pacientemente el hilo de<br />

la carretilla a una cañuela, colocó con cuidado los tirantes, amarró<br />

con firmeza la cola y, riéndose solo, partió al parque. Allí muchos<br />

niños estaban ya desde temprano encumbrando volantines de<br />

todos los colores, que volaban alegremente en la brisa de la tarde.<br />

Alfonso subió a una pequeña loma y desde allí se lanzó corriendo<br />

cuesta abajo, tirando de su volantín y dándole al mismo tiempo<br />

cada vez más hilo para que se encumbrara.<br />

Corrió y corrió. Pero de repente se oyó un crujido y sintió un<br />

tirón. Se dio vuelta y vio horrorizado que su gran volantín chileno<br />

se había hecho pedazos en una mata de espinos.


Alfonso no pudo contenerse y se puso a llorar, desconsolado.<br />

¡Cómo se reirían sus hermanos! ¡Qué dirían sus abuelos! ¡Qué mala<br />

suerte tenía! ¿Por qué, por qué le sucedía a él siempre lo mismo?<br />

A unos pocos pasos de Alfonso, y sin que este lo hubiera visto,<br />

estaba el niño de la esquina de su casa, mirándolo. Pero no era por<br />

compasión que lo miraba. El niño acababa de perder su volantín,<br />

con hilo y todo, y quería para él la estupenda cañuela llena de hilo<br />

sedoso que Alfonso aún tenía en las manos. De pronto, el niño tomó<br />

un palito del suelo, lo sostuvo con la mano izquierda y, estirando<br />

la derecha hacia lo alto y juntando el pulgar y el índice, se puso a<br />

mirar atentamente el cielo, mientras gritaba:<br />

-Hey, Alfonso. ¿Qué te pasó?<br />

Alfonso, sobresaltándose, secó apurado sus lágrimas y se volvió<br />

hacia su vecino de calle, quien, muy serio, movía su mano derecha<br />

en el aire, como si estuviera encumbrando un volantín.<br />

-¿Qué te pasó? -repitió el niño a viva voz, sin dejar de mirar<br />

hacia arriba.<br />

-Rompí mi volantín en los espinos- contestó Alfonso con pena.<br />

-¿Sabes? -le dijo el niño sin bajar la vista y sacudiendo más<br />

vivamente el brazo -, yo estoy aburrido de encumbrar el mío... ¿No<br />

querrás cambiármelo por tu cañuela?<br />

-Pero... ¿dónde está tu volantín? ¡No veo el hilo! – exclamó<br />

Alfonso, extrañado.<br />

-El hilo es tan delgado que no se ve. Es uno especial que me<br />

trajeron de Alemania -respondió el otro, displicente.<br />

0


-¿Y cuál es el volantín? -preguntó Alfonso, con los ojos grandes<br />

como platos.<br />

-Ese -dijo el niño, señalando hacia el cielo, entre los muchos<br />

volantines que se veían.<br />

-¿Cuál? ¡No lo veo! ¿De qué color es?<br />

-Es amarillo y está altísimo. Por eso cuesta verlo -afirmó el vecino,<br />

muy serio.<br />

-Alfonso miró hacia el cielo, hasta que le pareció ver un puntito<br />

casi perdido en el espacio.<br />

-¡Lo veo! -exclamó, maravillado-. ¡Es el más alto de todos!<br />

Creyendo que había un hermoso volantín, entregó su cañuela<br />

de hilo al vecino y el vecino le entregó a Alfonso el palito vacío.<br />

-No te muevas de aquí. No se te vaya a cortar -fueron las últimas<br />

palabras que pronunció el vecino, antes de desaparecer con la<br />

cañuela.<br />

Alfonso se quedó inmóvil,<br />

moviendo despacio la mano<br />

donde creía sostener el hilo<br />

invisible. Pasó el tiempo,<br />

el sol comenzó a ponerse<br />

y todos los niños recogían<br />

sus volantines para volver a<br />

sus casas. Desaparecían así<br />

del cielo los volantines. Pero<br />

Alfonso seguía sin moverse,<br />

concentrado en el suyo.


Algunos niños se detuvieron a su lado, asombrados al verlo<br />

sacudir su mano derecha en el aire, sin hilo.<br />

-Oye, Alfonso, ¿estás cazando moscas?<br />

-Alfonso..., ¿te volviste loco?<br />

Y se reían de él a carcajadas.<br />

Pero Alfonso, con una sonrisa en los labios y los ojos fijos en<br />

el cielo, hacía caso omiso de las burlas, que iban aumentando.<br />

Finalmente, llegaron también sus hermanos que, muertos de<br />

vergüenza, lo tomaron por los hombros, diciéndole:<br />

-¿Estás loco? ¿No ves que no queda ni un volantín en el cielo?<br />

¡Déjate de leseras y vamos!<br />

-Déjenme..., ya voy..., ¡primero tengo que recogerlo! -contestó<br />

Alfonso, con firmeza.<br />

¡Estamos llegando al final del cuento...!<br />

Escríbelo aquí:<br />

¿Cómo crees<br />

que terminará?


Actividad<br />

Continúa tú<br />

la lectura del cuento<br />

en silencio... El final, ¿será<br />

como imaginaste?<br />

Entonces, lentamente comenzó a recoger con todo cuidado el<br />

invisible hilo de su volantín. Tan cuidadosamente hacía su tarea<br />

y tan fijos tenía los ojos en el cielo que, poco a poco, los que lo<br />

rodeaban callaron y comenzaron también a mirar hacia arriba. Y<br />

uno por uno los niños, impresionados, pudieron ver cómo en lo<br />

más alto del cielo aparecía un puntito amarillo que luego se iba<br />

agrandando al acercarse. Todos se quedaron fríos de asombro,<br />

pero ninguno tanto como el vecino que, escondido detrás de unos<br />

matorrales, era el que más se había reído hasta el momento. El<br />

corazón de Alfonso casi se le salió del pecho de felicidad cuando,<br />

planeando por sobre los álamos del parque y los postes de la luz,<br />

un gran volantín amarillo, de cola blanca, precioso como<br />

nunca nadie había visto uno, llegó volando<br />

suavemente y se posó entre sus manos.<br />

Al silencio maravillado de los niños ante esta<br />

aparición, siguió una explosión de alegría,<br />

gritos y aplausos.


Alfonso tomó con mucho cuidado el enorme volantín, se metió<br />

el palito desnudo en el bolsillo y se encaminó a su casa seguido<br />

por sus hermanos, sus amigos y el vecino, que todavía no podía<br />

cerrar la boca de tan turulato que estaba.<br />

-Le pondré otro hilo, para asegurarme que no se va a cortar.<br />

Este hilo alemán es muy delgado- declaró muy serio Alfonso<br />

esa noche en su casa.<br />

Y durante todo ese año, su volantín amarillo fue el rey del<br />

parque.


Actividad<br />

¿Te gustó el cuento?<br />

En grupo o en pareja responde estas preguntas.<br />

• ¿Crees que un volantín como el de Alfonso puede llegar más arriba<br />

del sol? ¿Por qué?<br />

• ¿Qué consejo darías a los niños que se reían de Alfonso?<br />

• ¿Te gustaría darle otro título al cuento? ¿Cuál?<br />

Actividad<br />

Recuerda<br />

que el título nos dice<br />

de qué se trata<br />

el cuento.<br />

• ¿Qué haces tú para comprender un texto cuando lees? Comenta con<br />

tus compañeros y compañeras.


• ¿Qué crees que significan las palabras y expresiones destacadas en<br />

las siguientes oraciones?<br />

• 1. Un gran volantín amarillo planeaba sobre los álamos del parque.<br />

Yo creo que significa<br />

El diccionario dice<br />

• 2. Alfonso, con una sonrisa en los labios, hizo caso omiso de las<br />

burlas.<br />

Yo creo que significa<br />

El diccionario dice<br />

• 3. El niño vio horrorizado que su gran volantín chileno se hizo<br />

pedazos.<br />

Yo creo que significa<br />

El diccionario dice<br />

• 4. Alfonso nunca perdía el deseo de encumbrar un volantín.<br />

Yo creo que significa<br />

El diccionario dice


Intercambia el Cuaderno con tu compañero o compañera y revisen esta<br />

actividad.<br />

Recuerda qué...<br />

para comprender un texto, es necesario<br />

saber lo que significan las palabras que contiene.<br />

Actividad<br />

• ¿Qué haces cuando tienes un sueño o deseo muy grande?<br />

• Alfonso escribió el siguiente poema para que sus abuelos le regalaran<br />

un volantín.<br />

Volantín<br />

Mi deseo abuelitos,<br />

es un bello volantín.<br />

De papel y tirantes firmes,<br />

para que vuele hasta Berlín.<br />

Si me lo regalan,<br />

volará por el jardín.<br />

Y yo estaré orgulloso de mi bello y colorido volantín.


Te invitamos a escribir aquí tu deseo:<br />

H Tarea para la casa<br />

• Averigua qué nombres reciben los volantines en otras ciudades<br />

o países. Puedes ir a la biblioteca, buscar en un diccionario o una<br />

enciclopedia, preguntarle a algún familiar o a una profesora o<br />

profesor.<br />

• Con la información encontrada, completa el siguiente cuadro:<br />

Nombre País


Actividad<br />

¿Recuerdas qué es una adivinanza? Comenta en grupo.<br />

¡Adivina, buen adivinador!<br />

CLASE<br />

5<br />

Para bailar<br />

me pongo la capa<br />

y para bailar me la vuelvo a quitar,<br />

porque no puedo bailar con la capa<br />

y sin la capa<br />

no puedo<br />

bailar.<br />

Si adivinaste,<br />

sabrás de qué se tratará<br />

el siguiente texto.


Actividad<br />

Lee en silencio el siguiente texto.<br />

Baila, baila, trompo de colores<br />

El trompo es un juguete de madera con púa de metal y desde<br />

esta punta se enrolla una lienza o cuerda. Después de haber<br />

enrollado todo el hilo, el trompo es lanzado con fuerza y técnica<br />

para hacerlo girar y girar. Mientras gira, los competidores pueden<br />

hacer una serie de trucos.<br />

Algunas variaciones del juego son la prueba del círculo dibujado<br />

en el suelo. Uno de los participantes tiene que “tirarse” primero y<br />

quedar girando dentro del círculo. La idea es que el resto intente<br />

pegarle a ese trompo. Es sin número de competidores. Cuando el<br />

trompo termina de girar, tiene que quedar fuera del círculo; uno<br />

no lo puede sacar. Debe salir sólo con los golpes o choques de los<br />

0


otros. En ese momento puede empezar a participar. Si el trompo,<br />

bailando, sale del círculo, se puede tomar con la mano, donde debe<br />

seguir bailando. Luego se lanza sobre los otros trompos. El juego<br />

no tiene fin.<br />

El diseño del trompo también ha<br />

variado. Al principio eran cónicos<br />

(como un barquillo de helado).<br />

Luego, empezaron a fabricarse con<br />

otros estilos como el trompo “tagua”,<br />

puntudos abajo y abiertos en la<br />

parte superior (como la palmera<br />

tagua que es de tallo corto, frondosa<br />

y ancha en la parte superior). Hay<br />

otros sin púa, que solo bailan en la<br />

punta.<br />

El juego tiene varios términos que pueden ir variando según el<br />

lugar y la época. Pero podemos referirnos al trompo “sedita”, que<br />

es el que se queda dormido en la mano o al “cucarro”, que emite un<br />

ruido parecido al ronroneo de un gato; esto ocurre porque tiene la<br />

púa chueca.


Actividad<br />

Trabaja con tu compañero o compañera:<br />

El texto que leímos es:<br />

- Un poema<br />

- Una noticia<br />

- Un texto informativo<br />

- Un cuento<br />

• Revisen y comenten sus respuestas.<br />

Actividad<br />

Lee los siguientes textos:<br />

Ingredientes:<br />

- 2 paquetes de galletas de vino.<br />

- 1 tarro de leche condensada.<br />

- 2 paquetes de coco rallado.<br />

Cocadas deliciosas<br />

Preparación:<br />

1. Moler muy bien las galletas.<br />

2. Agregar leche condensada y mezclar muy bien.<br />

3. Formar bolitas con las manos.<br />

4. Untar las bolitas con el coco rallado.<br />

5. Enfriar en el refrigerador durante 30 minutos.<br />

¿Por qué?


Móvil de animales<br />

Materiales<br />

• Papel lustre.<br />

• Dos hojas de bloc.<br />

• Perforador o tijeras.<br />

• Lana o cuerda gruesa.<br />

• Pegamento.<br />

• Gancho de colgar ropa.<br />

Elaboración<br />

1. Marcar siluetas de animales en papel lustre.<br />

2. Pegar en hojas de bloc.<br />

3. Recortar las figuras.<br />

4. Perforar la parte superior central de cada figura.<br />

5. Pasar lana o cuerda a cada figura y amarrarla al gancho.<br />

¡Confeccionemos títeres!<br />

Materiales: Pasos a seguir:<br />

• Calcetines 1. Dibujar caras de personajes en<br />

• Cartulina los calcetines.<br />

• Lana y género de colores 2. Marcar orejas, ojos, sombreros,<br />

• Tijeras en la cartulina.<br />

• Pegamento 3. Elaborar ropas con el género y la<br />

• Témpera lana.<br />

4. Recortar, pintar, pegar, armar y<br />

¡listo!<br />

Comenta con tus compañeros:<br />

• ¿Qué tienen en común todos estos textos?<br />

• ¿Podrías describir su estructura?


Actividad<br />

• Los textos anteriores se denominan textos instruccionales. ¿Por qué<br />

crees que se llaman así?<br />

• Ahora escribe tú un texto instruccional para hacer bailar un trompo.<br />

Actividad<br />

Expongan en el Diario Mural todos los textos que crearon, léanlos y<br />

disfrútenlos.


CLASE<br />

6<br />

• En esta clase recordaremos lo que hemos visto durante la unidad.<br />

• Comenta con tus compañeros y compañeras por qué crees que es<br />

importante que los niños jueguen.<br />

Actividad<br />

Recuerda los <strong>juegos</strong> de lenguaje y escribe dos adivinanzas preferidas:<br />

Actividad<br />

¿Cómo encontraste la solución de las adivinanzas? Comenta con tu curso<br />

respecto de las pistas que te permitieron encontrar estas soluciones.<br />

Escríbelas.


Cuando yo subo, tú bajas;<br />

si tú subes, bajo yo.<br />

A la misma altura nunca<br />

podremos estar los dos.<br />

Tengo ruedas y pedales,<br />

cadenas y un manubrio,<br />

te ahorra gasolina,<br />

aunque te haga transpirar.<br />

Es un bonito juego:<br />

tú te vas y yo me quedo;<br />

cuento, cuento, cuento<br />

Juegan en la cancha<br />

más alto que bajos;<br />

meten la pelota<br />

y luego voy a tu encuentro.<br />

adentro de los aros.<br />

Mono y no está en la selva,<br />

patín, pero no es pato.<br />

Tienes que decir qué es<br />

antes de que cuente cuatro.


Actividad<br />

De acuerdo a los textos que leíste, escribe con tus palabras el significado<br />

de las siguientes expresiones:<br />

• “¡Qué egoísta he sido!”<br />

• ”Los pájaros revoloteaban sobre el pasto”<br />

• “ Alfonso era un niño que amaba encumbrar volantines. Pero siempre<br />

los volantines se rajaban o se caían en picada”


Actividad<br />

¡Tú haces las preguntas!<br />

• ¿Recuerdas el cuento El volantín amarillo?<br />

“Imagina que eras muy amigo de Alfonso,<br />

y formabas parte del grupo de niños que miraban el cielo<br />

y no veían ningún volantín”.<br />

Prepara preguntas que quisieras hacerle a Alfonso.<br />

1. ¿Por qué?<br />

2. ¿Dónde?<br />

1. ¿Cómo?<br />

Actividad<br />

¡Aumentando el vocabulario!<br />

Durante la unidad conocí nuevas palabras, como las siguientes:<br />

Y las puedo usar en una oración


Opina y escribe sobre los <strong>cuentos</strong> leídos:<br />

• El cuento El gigante egoísta me pareció<br />

• El cuento El volantín amarillo me pareció<br />

Reescribe tus opiniones en una cartulina y colócalas en el Diario Mural.


Actividad<br />

Elige uno de los <strong>cuentos</strong> leídos y completa el siguiente organizador<br />

gráfico.<br />

Acciones principales: (lo más<br />

importante ocurrido en el cuento)<br />

Título del cuento:<br />

Personajes:<br />

0<br />

Características del lugar<br />

donde se desarrolla el cuento:


Actividad<br />

Bitácora de Aprendizaje<br />

• Lo que más me gustó de esta unidad fue:<br />

• Lo que mejor aprendí fue:<br />

• Las dificultades que tuve fueron:<br />

• ¿Cómo resolví las dificultades que tuve?<br />

• Me gustaría seguir aprendiendo más sobre:


LECTurAS CompLEmEnTAriAS<br />

TEXTOS PARA LEER EN SILENCIO<br />

Leer en silencio nos<br />

permite soñar e imaginar<br />

los detalles que la historia<br />

nos va regalando.<br />

¡Gol de Federico!<br />

Cecilia Beuchat<br />

Rápido, cada vez más rápido, Federico corría detrás de la<br />

pelota.<br />

Al conejo Federico le gustaba el fútbol más que todo en el<br />

mundo. Podía jugar el día entero sin cansarse nunca.<br />

-Federico, entra- llamó su mamá-. Debes vestirte<br />

para el cumpleaños de tu hermana.<br />

-¡Rayos! - exclamó Federico. Era lo último<br />

que quería hacer.<br />

-¡Mira cómo estás! - lo retó doña Coneja-.<br />

Sube inmediatamente a tu cuarto y ponte<br />

ropa limpia. Los invitados están por llegar.<br />

Federico vio que su madre estaba poniendo<br />

las velas en el pastel de cumpleaños de Liza.


También había comprado un pastel de café.<br />

“Comeré de ese pastel”, se dijo decidido.<br />

Federico todavía estaba furioso por haber tenido que dejar su<br />

juego favorito.<br />

-Esta fiesta sería mucho más divertida si jugáramos al fútbol<br />

en vez de cantar esas tontas canciones -reclamó-. Seguro que<br />

jugaremos a esas estúpidas sillas musicales o le pondremos la<br />

estúpida cola al estúpido burro.<br />

Federico se demoró lo más que pudo en vestirse con ropa<br />

limpia. Fue el último en llegar.<br />

Después de que todos cantaron Feliz Cumpleaños, mamá<br />

Coneja comenzó a repartir el pastel.<br />

-Yo quiero pastel de café -dijo Federico.<br />

-No, no comerás pastel de café -dijo mamá Coneja-. Es para los<br />

grandes. El pastel de cumpleaños es para los niños.<br />

-¡Pero yo no quiero pastel de cumpleaños! ¡Yo quiero pastel de<br />

café! -gritó Federico, con una verdadera pataleta.<br />

-¡No! -repitió su mamá.<br />

Federico estaba tan enojado<br />

que no se pudo contener.<br />

Hizo entonces algo horrible.<br />

-Si yo no puedo comer,<br />

nadie comerá -dijo,<br />

y ¡botó al suelo el pastel!


¡Eso fue el acabose! Esta vez sí que Federico se había metido en<br />

un tremendo lío.<br />

-Federico, ¿cómo pudiste hacer eso? -exclamó mamá Coneja<br />

espantada-. ¡Sube al altillo inmediatamente! ¡Más tarde me<br />

ocuparé de ti!<br />

Las mejillas de Federico ardían mientras subía las escaleras.<br />

Pero realmente no le importaba. El altillo era el taller donde los<br />

conejos decoraban los huevos de Pascua. Una habitación grande<br />

y agradable, perfecta para jugar a la pelota.<br />

De pronto, Federico oyó unos gritos estremecedores que<br />

llegaban desde afuera. A lo lejos escuchó un canto aterrador.<br />

¡Hop, hop, hop! Conejitos hop.<br />

Somos tres zorros amigos<br />

que a buscar hemos llegado<br />

los más tiernos conejitos<br />

para un delicioso asado.<br />

¡Hop, hop, hop! Conejitos hop.<br />

Federico miró por la ventana, y vio tres zorros grandes y<br />

salvajes.<br />

¡Ahora estaban todos en terribles problemas!<br />

Abajo, conejos, conejas y conejitos lloraban y temblaban.<br />

Cerraron las ventanas y echaron cerrojos a las puertas.<br />

Luego todos bajaron al sótano, que era el lugar más seguro.


Y con tanto alboroto, nadie se acordó de Federico.<br />

¡Rápido! Había que pensar en hacer algo. Federico tomó un<br />

enorme canasto lleno de huevos y lo arrojó por la ventana.<br />

En ese momento, los zorros llegaban corriendo dispuestos<br />

al ataque. Pero tropezaron, cayeron y chocaron entre ellos en la<br />

resbaladiza mazamorra de los huevos rotos.<br />

Los salvajes animales no estaban preparados para esto.<br />

Maltrechos y cubiertos de claras y yemas, miraron hacia arriba y<br />

vieron a Federico, que reía a carcajadas en la ventana del altillo.<br />

Murmuraron algo y desaparecieron entre los arbustos.<br />

Pronto los tres zorros volvieron con una escalera muy larga.<br />

Comenzaron a subir hacia la ventana del altillo.<br />

Pero Federico estaba preparado. Había alineado todos los tarros<br />

de pintura, destinados a los huevos de Pascua, y los fue arrojando<br />

uno por uno sobre los zorros: primero el amarillo, luego el azul,<br />

enseguida el violeta, y finalmente un gran tarro de pintura color<br />

rojo brillante.<br />

Esto fue demasiado para los zorros. Furiosos volvieron a los<br />

arbustos.<br />

-¡Victoria!-, gritó Federico, pateando su pelota de fútbol a través<br />

del cuarto.<br />

Pero casi inmediatamente sintió unos fuertes golpes. Todo<br />

comenzó a temblar en el altillo.<br />

¿Qué estaba pasando ahora?<br />

¡Los zorros habían regresado! Y trataban de entrar derribando<br />

la puerta.


-¡Paf! ¡Paf! ¡Paf!<br />

Sin asado no nos dejarán.<br />

Federico necesitaba ayuda. Pensó en Brutus, el toro que estaba<br />

en el galpón. ¡Pero el galpón estaba tan lejos!<br />

“Solo tengo una posibilidad”, se dijo.<br />

Federico puso su pelota de fútbol en el borde de la ventana.<br />

Este sería el tiro más importante de su vida.<br />

Federico le dio con todo.<br />

La pelota salió disparada y desapareció por la<br />

ventana abierta del galpón.<br />

-¡Ja, ja, ja! ¡No nos dio! -rieron los zorros, dando<br />

otro fuerte golpe a la puerta.<br />

En el galpón, los animales dormían felices su<br />

siesta cuando la pelota entró por la ventana.<br />

Rebotó en la cola del gallo.<br />

-¡Qui quiri qui! -cantó, mientras la pelota se desviaba hacia la<br />

gallina.<br />

-¡Coc – co – co – coc! - cacareó la gallina sorprendida, y puso<br />

accidentalmente un huevo...<br />

... que cayó sobre el cerdo e hizo chillar de risa a los cerditos.<br />

Rieron con tantas ganas que volcaron el cubo de leche. La leche<br />

empapó completamente al cabrito.<br />

¡Sacudiéndose y tratando de secarse, el cabrito despertó a las<br />

ovejas y las asustó tanto...<br />

... que cayeron sobre la escalera, que tiró y desparramó los<br />

fardos de pasto...


... que fueron a caer sobre...<br />

... Brutus, el toro!<br />

Brutus tenía un carácter terrible<br />

y no le gustaba que interrumpieran su<br />

siesta. Resoplando, rompió el corral,<br />

echó abajo la puerta del galpón y salió.<br />

Estaba tan furioso que nada podía<br />

detenerlo.<br />

¡Había solo una cosa que Brutus odiaba, más aun que el ser<br />

molestado mientras dormía la siesta, y eso era el color rojo!<br />

Y eso fue, ni más ni menos, lo que vio cuando irrumpió en el<br />

patio...<br />

... ¡tres zorros rojos como carros de bomberos!<br />

Brutus galopó tras ellos y los hizo aullar y correr despavoridos.<br />

Federico sabía que esta vez los zorros se habían ido para<br />

siempre.<br />

-¡Bien hecho, Brutus! -gritó desde la ventana-. ¡Lo logramos!<br />

El peligro había pasado. Los conejos salieron del sótano.<br />

Cuando descubrieron lo que Federico había hecho, lo aplaudieron<br />

emocionados. Y todos felices celebraron no solamente el<br />

cumpleaños de Liza, sino también su buena suerte.<br />

Liza les dijo a todos:<br />

-Federico será el mejor futbolista del mundo. Nadie más habría<br />

podido disparar un tiro así.<br />

Y después de comer pastel de cumpleaños, todos jugaron un<br />

gran partido de fútbol.


Autopistas, castillos y mermelada<br />

Cecilia Beuchat<br />

En realidad, nadie me pudo decir cómo ocurrió, pero el<br />

hecho es que esa noche, Tomás logró quedarse escondido en el<br />

supermercado.<br />

¡Por fin! Su sueño se veía realizado. Todo el gran local solo<br />

para él. Agachadito, oculto en el hueco que dejaban dos estantes<br />

con tarros de conservas, aguardó un rato. Habían apagado casi<br />

todas las luces y solo se sentía el suave y monótono ruido de las<br />

heladeras.<br />

Entonces, ¿qué crees que hizo?<br />

Se atrevió a salir.<br />

Anduvo con cuidado, en la punta de los pies, avanzando poco<br />

a poco; pero luego, de manera decidida, comenzó a recorrer el<br />

lugar.


-Primero iré a la sección de los juguetes -se dijo y, en un dos por<br />

tres, estuvo rodeado de autitos, camiones, pelotas y patines.<br />

rato:<br />

Qué rico era poder tocarlos todos sin que mamá dijera a cada<br />

-¡Ya pues, Tomás! ¡Vamos! Todavía tengo mucho que hacer...<br />

O como en otras ocasiones en que mamá decía seriamente:<br />

-Tomás, no puedo comprarte este autito. No alcanza el dinero...<br />

¡Sí! Ahora era fantástico. Todos los autitos del mundo para él...<br />

rojos, verdes, amarillos; autos de carrera, de paseo y con acoplados.<br />

También había helicópteros, camiones, tractores y aviones. Todos<br />

para él solo.<br />

Construyó una gran pista en medio del pasillo y colocó los<br />

autos en fila. Después los hizo correr y virar uno por uno. ¡Era tan<br />

entretenido! ¡Lo estaba pasando tan bien! Jugó un buen rato, pero<br />

entonces sintió hambre y decidió ir donde estaban los helados, al<br />

fondo del pasillo.


Iluminada por una pequeña ampolleta apareció ante él una<br />

heladera enorme. Estaba repleta. Allí estaban los helados de<br />

agua con lindos colores y los de chocolate con crema. ¡Ah! Y<br />

los de manjar y coco rallado; y también los de chirimoya con<br />

naranja. Había además cajas con helados de tres colores, de<br />

esos que compraba mamá para Navidad y Año Nuevo; y muchas<br />

tortas heladas y rollos de almendrado. Tomás no sabía por dónde<br />

empezar. Probó un helado de cerezas y mordisqueó uno de piña.<br />

Tomó un vasito de helado de dos sabores y terminó con uno<br />

bañado de chocolate. ¡Qué ricos estaban! Su estómago llegaba<br />

a estar frío de tanto comer...<br />

“Ahora iré donde están los lápices y los cuadernos”, pensó,<br />

pero en ese momento vio un montón de paquetes con pan.<br />

“Sacaré uno y lo llenaré con salame y pepinillos; le pondré<br />

mayonesa y, si encuentro, un poco de salsa de tomates.”<br />

Y así lo hizo, ¿te lo puedes imaginar? Resultó algo muy grande<br />

y Tomás, al comérselo, quedó bastante embadurnado.<br />

Entonces sintió sed y al pasar por donde estaban las bebidas,<br />

abrió tres de las chiquitas con naranjada y se las bebió enteras.<br />

En ese momento, recordó que aún no había ido a ver los bloques<br />

de construcción, aquellos que venían en cajas de colores y que,<br />

según decían mamá y papá, eran tan caros.<br />

No le costó nada encontrarlos. Allí estaban de distintos<br />

tamaños y modelos, una encima de otra. ¿Y sabes cuál eligió?<br />

Pues, la del castillo, esa que trae un montón de piezas para<br />

0


construir y en la que además vienen caballitos y soldados, carros<br />

y cañones. Tomás construyó un hermoso castillo con un puente<br />

levadizo, grandes portones y un muro alrededor.<br />

Después de jugar un rato,<br />

decidió recorrer una vez más<br />

los pasillos, mirando hacia<br />

todos lados.<br />

Estaba la sección dulces<br />

y chocolates. Más allá, en<br />

ordenadas torres, la leche<br />

condensada, la crema y el<br />

chocolate en polvo. También<br />

había paquetes y paquetes de<br />

cereales azucarados, tarros de<br />

miel de palma para comer con<br />

plátano y budines y flanes, de<br />

esos que traían láminas para<br />

coleccionar.<br />

Pero, en realidad, a Tomás ya no le atraía tanto permanecer<br />

en el supermercado. Se sentó en el suelo, apoyó la cabeza en una<br />

repisa, miró hacia el techo y a través de los vidrios pudo ver algunas<br />

estrellas. ¿Qué estaría haciendo su mamá? ¿Lo estaría buscando?<br />

-¡Qué ganas de estar en mi casa! -suspiró.<br />

Su barriga le dolía cada vez más y el pensar en comer le daba<br />

mareo. No, ya no quería nada más, ni autopistas, ni castillos,


ni mermelada. Quería estar cerca de su mamá. Estar en casa y<br />

escuchar cuando papá llegaba, abría la puerta y decía:<br />

-¡Hola a todo el mundo!<br />

Cómo deseaba Tomás estar acostado en su cama y que la<br />

mamá le diera agua de manzanilla enfriada en el platillo... ¿Y ahora<br />

qué pasaría? Si lo encontraban, seguramente lo castigarían. Mamá<br />

tendría que pagar todo lo que él había comido... ¡Qué miedo! ¿Qué<br />

podría hacer?<br />

Poco a poco, las estrellas se fueron apagando. Se había quedado<br />

dormido, y su cabeza, al inclinarse sobre la repisa, casi, casi, hizo<br />

caer los frascos con mermelada.<br />

Pasó media hora. De pronto, unos golpes fuertes lo<br />

sobresaltaron. Rápidamente se levantó y se escondió tras unas<br />

cajas de cartón.<br />

Escuchó de dónde venía el ruido y distinguió una voz de hombre<br />

que decía:<br />

-No he visto nada, pero es mejor que nos aseguremos. Hace un<br />

rato, yo sentí algo, pero pensé que podría ser un gato...<br />

Tomás, asustado, casi sin respirar, sintió que su corazón latía<br />

más fuerte que nunca y que el nudo en el estómago le apretaba<br />

cada vez más.<br />

Las luces del supermercado se fueron encendiendo, una tras<br />

otra. El niño vio a un señor con uniforme azul y a su lado... ¡estaba<br />

su mamá!<br />

Ella decía entre sollozos:


-¡Sí, tiene que estar! Lo he buscado por todas partes, solo me<br />

falta aquí... Por favor, revisemos el local.<br />

Y entonces su mamá lo descubrió, escondido detrás de las<br />

bolsas de pañales desechables, embetunado con salsa de tomate<br />

y helado; hasta las orejas las tenía con comida...<br />

Tomás no pudo decir nada. Se le olvidó el susto, el sueño, el<br />

dolor de estómago y corrió donde su mamá. Ella lo abrazó muy<br />

fuerte y él, entre lágrimas, apoyado en su hombro, volvió a ver<br />

en uno de los pasillos la autopista con todos los autitos. Se veían<br />

hermosos en una larga fila de colores. Más allá, al fondo, se alzaba<br />

el castillo... Pero, en realidad, ahora ya no le interesaban.

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