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80 El curioso impertinente DUQUESA: (¡Qué necio mirar, qué enojos! Aparte No puedo sufrillo.) Vete, que me duele la cabeza, y déjame en mi retrete primero. CAMILA: Como tu alteza me lo manda, serviréte. DUQUE: Tan presto os váis? DUQUESA: Sí, señor, estoy indispuesta. DUQUE: ¡Ay, cielos, Vanse, y queda el DUQUE y el CAMARERO que me consume este ardor, y de mi mujer los celos precipitaron mi amor! Dame consejo, Marcelo, pues sabes el mal que paso. CAMARERO: Quisiera darte consuelo. DUQUE: Allí con nieve me abraso, y aquí con brasas me hielo. CAMARERO: Y es lo peor que esa nieve no es para todos tan fría. DUQUE: ¿Quién la derrite o la bebe? ¿Quién a mi pecho la envía? ¿Quién por mis ojos la llueve? CAMARERO: Sosiégate y, con recato, si querrás, podrás saber si es cierto su injusto trato. DUQUE: ¿Y cómo, cómo ha de ser? CAMARERO: Dando licencia a Torcato, que ya en la sala la espera. DUQUE: Entre luego, venga luego. Vase el CAMARERO Si es ansí, ¿quién tal creyera? Si es así, ¿quién estuviera, como yo, dos veces ciego?
Entran TORCATO y el CAMARERO ¡Torcato! TORCATO: ¡Señor! DUQUE: Amigo, sin recelo. TORCATO: Confïado en esa palabra, digo que como me vi obligado a matar un enemigo que viéndome sin espada, cuando conmigo riñó, me dio aquella cuchillada, iba preocupado yo cómo hacer una venganza honrada, y ansí en la calle rondando de Anselmo, en una ventana de su casa vi colgando una escala, y diome gana de ver el fin, y esperando, vi luego bajar por ella un hombre, y como le vi, sin que alumbrara una estrella, de lejos no conocí quién era, y volviendo a vella, en un punto la subieron y asombrado me dejaron. DUQUE: Si sombras no te engañaron, mil veces dichosos fueron pues que por ella bajaron. TORCATO: Si tú gustas de salir será posible el saber la verdad. DUQUE: Así ha de ser. Lo que no puedo sufrir aun no visto, quiero ver. Ven a la hora que podría ser mejor. TORCATO: Si a las tres quieres, 81 El curioso impertinente
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Entran TORCATO y el CAMARERO<br />
¡Torcato!<br />
TORCATO: ¡Señor!<br />
DUQUE: Amigo,<br />
sin recelo.<br />
TORCATO: Confïado<br />
en esa palabra, digo<br />
que como me vi obligado<br />
a matar un enemigo<br />
que viéndome sin espada,<br />
cuando conmigo riñó,<br />
me dio aquella cuchillada,<br />
iba preocupado yo<br />
cómo hacer una venganza honrada,<br />
y ansí en la calle rondando<br />
de Anselmo, en una ventana<br />
de su casa vi colgando<br />
una escala, y diome gana<br />
de ver el fin, y esperando,<br />
vi luego bajar por ella<br />
un hombre, y como le vi,<br />
sin que alumbrara una estrella,<br />
de lejos no conocí<br />
quién era, y volviendo a vella,<br />
en un punto la subieron<br />
y asombrado me dejaron.<br />
DUQUE: Si sombras no te engañaron,<br />
mil veces dichosos fueron<br />
pues que por ella bajaron.<br />
TORCATO: Si tú gustas de salir<br />
será posible el saber<br />
la verdad.<br />
DUQUE: Así ha de ser.<br />
Lo que no puedo sufrir<br />
aun no visto, quiero ver.<br />
Ven a la hora que podría<br />
ser mejor.<br />
TORCATO: Si a las tres quieres,<br />
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