El curioso impertinente.pdf

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14.05.2013 Views

pueden caber en mi pecho. CAMILA: Que soy tu esclava imagina. LOTARIO: Y yo sombra de tu sol. LEONELA: ¡Determinado español! CULEBRO: ¡Juguetona florentina! Mirándose por detrás de sus amos los dos LEONELA: ¡Qué tierna correspondencia de vista! CULEBRO: ¡Qué colear de ojos, dulce mirar. Parece España Florencia! ANSELMO: Y en el viaje, ¿os ha ido bien? LOTARIO: Muy bien, pues lo he pasado con el donaire extremado de Culebro. CULEBRO: Hete servido, y sé lo que en ello gano, comiendo todo el camino cansalata, que es tocino. LOTARIO: Con su hablar italiano alborota una posada. ANSELMO: Bravo italiano estás. CULEBRO: De español no tengo más que las plumas y la espada. Sé que es piñata la olla, y tiano la cazuela, y que es la sartén padela, vino el vin, las berzas folla, y la ensalada, ensalata, y pane tosto el pan duro, y la manteca, baturo, y el medio azumbre, canata. Caso el queso, brodio el caldo, y presutos los perniles, y luchernas los candiles, y el pillatelo, tomaldo. Cama el leto, y blanda mola, 40 El curioso impertinente

41 El curioso impertinente y bujarrón el ventero. CAMILA: Gracia tiene. LOTARIO: Bien le quiero. (Brava nación la española.) Aparte CAMILA: Esa lengua has de aprender, que está muy bien en tu boca. CULEBRO: Lo que al ministerio toca del dormir y del comer aprendí en suma tan corta, que como este fin consiga, si en lo demás que les diga no me entienden, poco importa. LOTARIO: Bien dice. ANSELMO: Dice rebién. Hace una reverencia CAMILA a su marido y a LOTARIO para irse Camila, ¿queréis dejarme? CAMILA: Porque tengo en qué ocuparme, y porque es justo también que hablen solos dos amigos que ha tanto verse esperan. ANSELMO: Vuestros ojos no pudieran ser enojosos testigos. A CULEBRO, de paso LEONELA: Mucho gustaré de hablarte. CULEBRO: Y yo más de responderte. Vanse todos, dejando a LOTARIO y ANSELMO solos ANSELMO: ¡Ay, cielos! LOTARIO: ¿En vez de verte contento, te oigo quejarte? ANSELMO: ¿Ves que tengo en esta casa tan arrogante apariencia de gustos no imaginados

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<strong>El</strong> <strong>curioso</strong> <strong>impertinente</strong><br />

y bujarrón el ventero.<br />

CAMILA: Gracia tiene.<br />

LOTARIO: Bien le quiero.<br />

(Brava nación la española.) Aparte<br />

CAMILA: Esa lengua has de aprender,<br />

que está muy bien en tu boca.<br />

CULEBRO: Lo que al ministerio toca<br />

del dormir y del comer<br />

aprendí en suma tan corta,<br />

que como este fin consiga,<br />

si en lo demás que les diga<br />

no me entienden, poco importa.<br />

LOTARIO: Bien dice.<br />

ANSELMO: Dice rebién.<br />

Hace una reverencia CAMILA a su marido y a LOTARIO<br />

para irse<br />

Camila, ¿queréis dejarme?<br />

CAMILA: Porque tengo en qué ocuparme,<br />

y porque es justo también<br />

que hablen solos dos amigos<br />

que ha tanto verse esperan.<br />

ANSELMO: Vuestros ojos no pudieran<br />

ser enojosos testigos.<br />

A CULEBRO, de paso<br />

LEONELA: Mucho gustaré de hablarte.<br />

CULEBRO: Y yo más de responderte.<br />

Vanse todos, dejando a LOTARIO y ANSELMO solos<br />

ANSELMO: ¡Ay, cielos!<br />

LOTARIO: ¿En vez de verte<br />

contento, te oigo quejarte?<br />

ANSELMO: ¿Ves que tengo en esta casa<br />

tan arrogante apariencia<br />

de gustos no imaginados

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