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ENTREVISTA
Francisco y Antonio
Dos generaciones de albañiles en la
misma familia.
Francisco y Antonio, de 76 y 43 años
respectivamente, son padre e hijo y llevan
toda su vida en el mundo de la
construcción. Hablamos con ellos en
uno de los despachos de la central de
Weber en Barcelona.
Francisco, ¿cómo fueron sus comienzos en el
mundo de la construcción?
– Yo empecé con catorce años a trabajar como peón de
albañil de morteros, porque se necesitaba gente en una obra
de la empresa Vilagut Prefabricats por la zona de Santa María
de Montcada. Mi jornada incluía los sábados durante todo el
día, y cuando terminaba a las seis de la tarde, me quedaba
un par de horas para aprender a levantar tabiques con ladrillo
y a repasar las cosas que no habían quedado perfectas.
También era costumbre limpiar la herramienta en el momento
en el que todo el resto de personas que trabajaban en la
obra ya se había marchado, de manera que al día siguiente
se pudiera empezar antes incluso de las ocho de la mañana.
¿Le pagaban esas horas extras de aprendizaje?
– No. Yo únicamente tenía un salario por las horas que incluía
mi contrato, que eran muy superiores a las que actualmente
se realizan cada semana. Pero yo tenía el interés de avanzar,
en poder hacer más cosas en la obra. Todo lo que yo quería
aprender era por mi cuenta, y nunca lo cobré.
¿Cuánto tiempo pasó hasta que por fin trabajó de
albañil?
A los 21 años de edad pasé a trabajar en las viviendas del
Congreso, en Barcelona, donde ya realizaba tareas de albañil.
Por aquel entonces las condiciones en las que se trabajaba
eran muy diferentes. Yo me he subido a sitios y he trabajado
en lugares en los que difícilmente volvería a estar sin
medidas de seguridad. No llevábamos casco, ni nos atábamos
con cuerdas, y los andamios bailaban constantemente
en cuanto hacía un poco de viento.
18 www.weber.es
Yo era maestro albañil y era capaz de acometer
la totalidad de una obra, incluyendo la aplicación
de yeso en las paredes, realización de
escaleras, techos de escayola, cerámica en
baños y cocinas y casi todo lo necesario para
entregar una obra a su propietario
¿Qué tareas hacía como albañil en esa obra?
– Yo únicamente me dedicaba a colocar ladrillo, levantaba
paredes. Estaba comenzando a ser albañil, y a eso me dedicaba
de lunes a sábado por la mañana. De todas formas los
sábados por la tarde y los domingos durante todo el día trabajaba
con un compañero de peón para seguir aprendiendo.
Después de ocho años trabajando como albañil y peón, entré a
trabajar como albañil de confianza para un constructor de
renombre a nivel local, Alcaraz. Hasta los 27 años realicé traba-