Tesoro del Caríbe - Bienvenido al Proyecto San Lorenzo

El legado de los buscadores de fortuna: La fiebre del oro y el tren
Estación San Pablo, Ferrocarril de Panamá
El descubrimiento de oro en Sutter’s
Mill en 1848, desató una carrera desde
el litoral este de los EE.UU. hacia el Oeste
a California por cuatro rutas importantes: a
través de las planicies norteamericanas, subiendo
por el río San Juan y cruzando el
oeste de Nicaragua; alrededor del Cabo de
Hornos en Sudamérica; o por el Istmo de
Panamá. Al principio, la travesía por el Istmo
incluía un viaje en canoa que empezaba
en la desembocadura del río Chagres en la
costa caribeña, y luego seguía por un sende-
El legado francés: Restos del canal a nivel del mar
Tranquilos remansos constituyen los restos
sobrevivientes del propuesto canal a nivel
del mar, iniciado por los franceses en enero de
1880. Promovido por el enérgico Ferdinand de
Lesseps, actor clave en la construcción del Ca-
ro terrestre en mulas o a pie hacia el Sur a la
ciudad de Panamá en la costa del Pacífico.
La fiebre del oro y la necesidad de una eficiente
ruta postal de Este a Oeste en los Estados
Unidos fueron los estímulos detrás de
la construcción del Ferrocarril de Panamá
(los mapas de la ruta del ferrocarril indican
que su vía de entrada más cercana al PNSL
puede haber estado en la vecindad de las actuales
esclusas de Gatún). La fuerte demanda
de un paso a través del Istmo –27,000
personas sólo en 1853– hicieron acelerar la
terminación del primer ferrocarril transcontinental
del mundo en 1855. El costo en vidas
humanas por cólera, disentería, malaria,
fiebre amarilla, viruela y otras enfermedades
fue legendario. Una estimación, repetida
muchas veces, aunque enormemente exagerada,
es que una persona moría por cada
durmiente del ferrocarril colocado a lo largo
de la vía de 75 km. El Ferrocarril de Panamá
fue utilizado por la migración este-oeste de
los Estados Unidos antes de la terminación
del ferrocarril transcontinental de los
EE.UU. en mayo de 1869.
nal de Suez, el esfuerzo culminó en fracaso en
mayo de 1889, luego de incontables fallas de
ingeniería, problemas de salubridad, y la crisis
financiera de las acciones sin valor de la compañía
francesa del canal. Después de construir
muelles se edificaron viviendas, hospitales y
oficinas; y al excavar 50 millones de metros cúbicos
de tierra –cantidad equivalente a dos tercios
de la que se extrajo para el Canal de Suez–
el sueño de de Lesseps fue conquistado por las
selvas panameñas. Se culpó del fracaso a una
combinación de factores, incluso falta de previsión,
extravagancia, corrupción, soborno, y la
incapacidad de hacerle frente a las enfermedades.
Otra reliquia de la era francesa es el faro de
Punta Toro. Construido en 1893, una vez tuvo
un lente Fresnel capaz de lanzar al horizonte
un haz de luz de más de 30 km.
Foto 14
Montaje:
Gerald P. Bauer
Foto 15
Fotografía:
Gerald P. Bauer
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