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Introducción
Hace veinte años que empecé a afeitarme… o quizá muchos más.
Precisamente la misma cantidad de años que llevo buscando el “santo
grial del afeitado”.
Al principio fueron las maquinillas eléctricas, terribles demonios que
devoraban mi cara hasta dejarla con un grado de irritación intolerable.
Después las, ya instaladas entre nosotros, maquinillas desechables de
plástico; primero con una cuchilla, después con dos (decían que
afeitaban el doble). Hoy en día alguna marca ya las fabrica con 4 ó
cinco cuchillas.
La espuma de afeitar venía envasada a presión, ¡qué moderno! Y nunca
nos llegamos a plantear si era mejor o peor (simplemente era espuma).
Hace veinte años que empecé a afeitarme… o quizá muchos más.
Han sido veinte años llenos de insatisfacción cada vez que me afeitaba.
Han sido veinte años cambiando de marca de espuma y de maquinilla
cada vez que se acababa el producto anterior.
Y de pronto llegó Internet y se hizo la luz. Se abrió la puerta a un
mundo de conocimiento y variedad nunca antes explorado.
Se pudo acceder al más increíble repertorio de productos ofrecidos a lo
largo y ancho de este mundo. Y pudimos ver que fuera de nuestras
fronteras había gente que hacía caso omiso del marketing, de la
publicidad y que sabían buscar y encontrar aquello que más les
satisfacía.
De pronto descubrí que un afeitado clásico, con una sola cuchilla,
fabricando yo mismo la espuma en un tazón o directamente en mi cara
podía ser infinitamente más satisfactorio y efectivo que lo ofrecido por
las multinacionales del sector.
Gracias a los miembros del foro afeitadoclasico.com en éste
documento se recoge una valiosísima información muy difícil de
conseguir por otros medios y que ahora queda a disposición de todo
aquél que quiera conservarla, pudiéndola imprimir para tener siempre a
mano un manual de referencia.
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