Dilemas éticos en odontología - Universidad Autónoma del Estado ...

Dilemas éticos en odontología - Universidad Autónoma del Estado ... Dilemas éticos en odontología - Universidad Autónoma del Estado ...

14.05.2013 Views

maravilloso, que seguramente ya había recorrido ese camino, él me orientó y me condujo por ese sendero, y recuerdo con dulzura como a sus ochenta años disfrutaba al máximo su piano que no podía tocar pero otro lo hacía por él, disfrutaba su periódico y las charlas telefónicas con sus amigos, disfrutaba el rico sabor del pan y la degustación del vino, él me enseño que la vida no tiene que doler, al contrario se debe disfrutar, y hoy vivo mi vida con libertad, con templanza y alegría y una fuerte dosis de amor por mí misma y por los que me acompañan en mi vida. Me he preguntado si mis compañeros enfermos, o las personas que han tenido una pérdida afectiva y han sido asistidos por algún tanatólogo, han sido orientados a la búsqueda de sí mismos, o solo les han ayudado a aceptar y conformarse con su destino, esperando el final pasivos, postrados Bibliografía De Quevedo y Villegas, F. (1982). “Sueños Poesías”. Editorial Porrúa, S.A. “Sepan Cuantos…” Núm. 332. México. 1982. p. 171. 224 Sección 4 Dilemas médicos en ese sin sentido y ahogados de amargura, dolidos por querer superar una pérdida, que paradójicamente nunca han perdido, y que más bien al haber acariciado la muerte no pudieron percibir el giño cómplice que les hizo, como una hermosa invitación para comenzar ahora sí a vivir. Marquerite Yourcenar en un diálogo de las Memorias de Adriano, escribe: “…quiero pasar la muerte con los ojos abiertos”, sin recapacitar en lo profundo de este diálogo la primera exclamación que uno emite es, ¡ay nooo, debe ser pavoroso!, claro que no lo es, yo ya lo hice y eso me ha permitido vivir. Sugiero así a los tanatólogos si es que no lo hacen, que orienten a sus pacientes para que aprendan a vivir, alegres, felices, disfrutando mesuradamente los placeres, haciéndoles sentir que la muerte no es sentencia, sino una hermosa invitación a la vida propia, que vale la pena vivir. Pachuca, Hidalgo, 12 de abril del 2010. Savater, F. (1995). Diccionario Filosófico. Planeta. México. p.462. Yourcenar, M. (1994). Memorias de Adriano. Ed. Hermes. Argentina.

Capítulo Existen dos visiones acerca de este procedimiento, el científico y el no menos importante el religioso. Desde el punto de vista científico podemos decir que un trasplante es: “El traspaso de células, tejidos u órganos vivos de una persona a otra una parte del cuerpo a otra (por ejemplo, los injertos de piel) con el fin de restaurar una función perdida”. Y del religioso: “Los órganos vitales singulares sólo pueden ser extraídos después de la muerte[...] Conviene recordar que existe una sola muerte de la persona, que consiste en la total desintegración de ese conjunto unitario e integrado que es la persona misma, como consecuencia de la separación del principio vital, o alma, de la realidad corporal de la persona. La muerte de la persona, entendida en este sentido primario, es una acontecimiento que ninguna técnica científica o método empírico puede identificar directamente”. 23 Bioética y trasplantes MC Juan Carlos MoNtoya zavala Tipos de trasplante Autotrasplantes o autoinjertos; en los cuales se utiliza un tejido del propio individuo, es decir, donador y receptor son la misma persona. Isotrasplantes; entre gemelos idénticos o univitelinos, es decir, cuando donador y receptor son genéticamente idénticos. Homotrasplantes o alotrasplantes; en el que el donador y el receptor pertenecen a la misma especie, pero genéticamente son diferentes. Heterotrasplantes o xenotrasplantes; entre sujetos de diferentes especies Donación Es el acto de dar un órgano, tejido o células de sí mismo a otra persona que lo necesi- 225

maravilloso, que seguram<strong>en</strong>te ya había recorrido<br />

ese camino, él me ori<strong>en</strong>tó y me condujo<br />

por ese s<strong>en</strong>dero, y recuerdo con dulzura<br />

como a sus och<strong>en</strong>ta años disfrutaba al máximo<br />

su piano que no podía tocar pero otro<br />

lo hacía por él, disfrutaba su periódico y las<br />

charlas telefónicas con sus amigos, disfrutaba<br />

el rico sabor <strong>del</strong> pan y la degustación <strong>del</strong><br />

vino, él me <strong>en</strong>seño que la vida no ti<strong>en</strong>e que<br />

doler, al contrario se debe disfrutar, y hoy<br />

vivo mi vida con libertad, con templanza y<br />

alegría y una fuerte dosis de amor por mí<br />

misma y por los que me acompañan <strong>en</strong> mi<br />

vida.<br />

Me he preguntado si mis compañeros<br />

<strong>en</strong>fermos, o las personas que han t<strong>en</strong>ido<br />

una pérdida afectiva y han sido asistidos por<br />

algún tanatólogo, han sido ori<strong>en</strong>tados a la<br />

búsqueda de sí mismos, o solo les han ayudado<br />

a aceptar y conformarse con su destino,<br />

esperando el final pasivos, postrados<br />

Bibliografía<br />

De Quevedo y Villegas, F. (1982). “Sueños<br />

Poesías”. Editorial Porrúa, S.A. “Sepan<br />

Cuantos…” Núm. 332. México.<br />

1982. p. 171.<br />

224 Sección 4 <strong>Dilemas</strong> médicos<br />

<strong>en</strong> ese sin s<strong>en</strong>tido y ahogados de amargura,<br />

dolidos por querer superar una pérdida, que<br />

paradójicam<strong>en</strong>te nunca han perdido, y que<br />

más bi<strong>en</strong> al haber acariciado la muerte no<br />

pudieron percibir el giño cómplice que les<br />

hizo, como una hermosa invitación para com<strong>en</strong>zar<br />

ahora sí a vivir.<br />

Marquerite Yourc<strong>en</strong>ar <strong>en</strong> un diálogo de<br />

las Memorias de Adriano, escribe: “…quiero<br />

pasar la muerte con los ojos abiertos”, sin<br />

recapacitar <strong>en</strong> lo profundo de este diálogo la<br />

primera exclamación que uno emite es, ¡ay<br />

nooo, debe ser pavoroso!, claro que no lo es,<br />

yo ya lo hice y eso me ha permitido vivir.<br />

Sugiero así a los tanatólogos si es que no lo<br />

hac<strong>en</strong>, que ori<strong>en</strong>t<strong>en</strong> a sus paci<strong>en</strong>tes para que<br />

apr<strong>en</strong>dan a vivir, alegres, felices, disfrutando<br />

mesuradam<strong>en</strong>te los placeres, haciéndoles<br />

s<strong>en</strong>tir que la muerte no es s<strong>en</strong>t<strong>en</strong>cia, sino<br />

una hermosa invitación a la vida propia, que<br />

vale la p<strong>en</strong>a vivir.<br />

Pachuca, Hidalgo, 12 de abril <strong>del</strong> 2010.<br />

Savater, F. (1995). Diccionario Filosófico.<br />

Planeta. México. p.462.<br />

Yourc<strong>en</strong>ar, M. (1994). Memorias de<br />

Adriano. Ed. Hermes. Arg<strong>en</strong>tina.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!