El convento.pdf
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con atribuciones bien definidas. Sin embargo, la magia también cumplía<br />
un gran papel en el pueblo.<br />
Los mexicas adoptaron los dioses de los pueblos conquistados,<br />
considerándolos como dioses que habían heredado de las grandes<br />
civilizaciones que les habían precedido y de los que derivaban su cultura.<br />
Sólo Huitzilopochtli, el dios propio de la tribu azteca, y las otras<br />
deidades asociadas con él en los mitos mexicas, seguían una marcha en sentido<br />
inverso, sostenidos por el orgullo mexica. Este dios figura entre los que crearon<br />
el mundo, colocándose en un lugar semejante al que tenían los tradicionales<br />
dioses toltecas y teotihuacanos.<br />
Se pensaba que el origen de todas las cosas tenía un principio dual,<br />
masculino y femenino, que había engendrado a los dioses, al mundo y a los<br />
hombres, y en ciertos filósofos, como el rey Netzahualcóyotl, aparece ya la idea<br />
de la adoración preferente a un dios invisible, que no se puede representar,<br />
llamado Tloque Nahuaque, el dios del cerca y del junto o Ipalnemohuani, el<br />
dios de la inmediata vecindad, aquel por quien todos viven.<br />
<br />
Del doble principio creador, masculino y femenino, provienen<br />
por generación los otros dioses; los nombres de este dueto sagrado<br />
indican esta dualidad: Ometecutli, Dos Señor, y Omecihuatl,<br />
Dos Señora; ambos residen en Omeyacan, el lugar dos. También eran<br />
llamados Tonacatecutli y Tonacacihuatl. Tuvieron cuatro hijos<br />
a los que encomendaron la creación de los otros dioses, del mundo<br />
y de los hombres: