You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>Diario</strong> <strong>Ana</strong> <strong>Frank</strong><br />
se fija en Margot, porque creo que ella nunca tiene los mismos problemas o pensamientos que yo. De<br />
ningún modo quiero que mamá piense que para uno' <strong>de</strong> sus retoños las cosas son totalmente<br />
distintas <strong>de</strong> lo que ella se imagina, porque se quedaría estupefacta y <strong>de</strong> todas formas no sabría <strong>de</strong><br />
qué otra manera encarar el asunto; quisiera evitarle el dolor que ello le supondría, sobre todo porque<br />
sé que para mí nada cambiaría. Mamá se da perfecta cuenta <strong>de</strong> que Margot la quiere mucho más que<br />
yo, pero cree que son rachas.<br />
Margot se ha vuelto más buena; me parece muy distinta a como era antes. Ya no es tan arisca<br />
y se está convirtiendo en una verda<strong>de</strong>ra amiga. Ya no me consi<strong>de</strong>ra para nada una pequeñaja a la<br />
que no es necesario tener en cuenta.<br />
Es muy raro eso <strong>de</strong> que a veces yo misma me vea como a través <strong>de</strong> los ojos <strong>de</strong> otra persona.<br />
Observo lo que le pasa a una tal <strong>Ana</strong> <strong>Frank</strong> con toda parsimonia y me pongo a hojear en el libro <strong>de</strong> mi<br />
vida como si fuera ajeno.<br />
Antes, en mi casa, cuando aún no pensaba tanto, <strong>de</strong> vez en cuando me daba la sensación <strong>de</strong><br />
no pertenecer a la misma familia que Mansa, Pim y Margot, y que siempre sería una extraña. Entonces,<br />
a veces me hacía la huérfana como medio año, hasta que me castigaba a mí misma,<br />
reprochándome que sólo era culpa mía el que me hiciera la víctima, pese a encontrarme tan bien en<br />
realidad. A eso seguía un período en el que me obligaba a ser amable.<br />
Todas las mañanas, cuando oía pasos en la escalera, esperaba que fuera mamá que venía a<br />
darme los buenos días, y yo la saludaba con buenas maneras, ya que <strong>de</strong> verdad me alegraba <strong>de</strong> que<br />
me mirara con buenos ojos. Después, a raíz <strong>de</strong> algún comentario, me soltaba un bufido y yo me iba al<br />
colegio con los ánimos por el suelo. En el camino <strong>de</strong> vuelta a casa la perdonaba, pensaba que tal vez<br />
tuviera problemas, llegaba a casa alegre, hablando hasta por los codos, hasta que se repetía lo ocurrido<br />
por la mañana y yo salía <strong>de</strong> casa con la cartera <strong>de</strong>l colegio, apesadumbrada. A veces me<br />
proponía seguir enfadada, pero al volver <strong>de</strong>l colegio tenía tantas cosas que contar, que se me olvidaba<br />
lo que me había propuesto y mamá no tenía más remedio que prestar atención a los relatos <strong>de</strong><br />
mis andanzas. Hasta que volvían los tiempos en que por la mañana no me ponía a escuchar los<br />
pasos en la escalera, me sentía sola y por las noches bañaba <strong>de</strong> lágrimas la almohada.<br />
Aquí las cosas son aún peores; en fin, ya lo sabes. Pero ahora Dios me ha enviado una ayuda<br />
para soportarlas: Peter. Cojo mi colgante, lo palpo, le estampo un beso y pienso en que nada han <strong>de</strong><br />
importarme las cosas, porque Petel está conmigo y sólo yo lo sé. Así podré hacer frente a cualquier<br />
bufido. ¿Sabrá alguien en esta casa todo lo que le pue<strong>de</strong> pasar por la mente a una adolescente?<br />
Sábado, 15 <strong>de</strong> enero <strong>de</strong> 1944<br />
Mi querida Kitty:<br />
No tiene sentido que te <strong>de</strong>scriba una y otra vez con- todo <strong>de</strong>talle nuestras peleas y disputas.<br />
Me parece suficiente contarte que hay muchas cosas que ya no compartimos, como la manteca y la<br />
carne, y que comemos nuestras propias patatas fritas. Hace algún tiempo que comemos un poco <strong>de</strong><br />
pan <strong>de</strong> centeno extra, porque a eso <strong>de</strong> las cuatro ya estábamos todos esperando ansiosamente que<br />
llegara la hora <strong>de</strong> la comida y casi no podíamos controlar nuestros estómagos.<br />
El cumpleaños <strong>de</strong> mamá se acerca a pasos agigantados. Kugler le ha regalado algo <strong>de</strong> azúcar<br />
adicional, lo que ha suscitado la envidia <strong>de</strong> los Van Daan, ya que para el cumpleaños <strong>de</strong> la señora<br />
nos hemos saltado los regalos. Pero <strong>de</strong> qué serviría realmente<br />
aburrirte con palabras duras, llantos y conversaciones acres; basta con que sepas que P<br />
nosotros nos aburren aún más.<br />
Mamá ha manifestado el <strong>de</strong>seo, por ahora irrealizable, <strong>de</strong> no tener que verle la cara a Van<br />
Daan durante quince días. Me pregunto si uno siempre acaba reñido con toda la gente con la que<br />
convive durante tanto tiempo. ¿O es que hemos tenido mala suerte? Cuándo Dussel, mientras<br />
estamos a la mesa, se sirve la cuarta parte <strong>de</strong> la salsa que hay en la salsera, <strong>de</strong>jándonos a todos los<br />
<strong>de</strong>más sin salsa, así como así, a mí se me quita el apetito, y me levantaría <strong>de</strong> la mesa para<br />
abalanzarme sobre él y echarlo <strong>de</strong> la habitación a empujones.<br />
¿Acaso el género humano es tan tremendamente egoísta y avaro en su mayoría? Me parece<br />
muy bien haber adquirido aquí algo <strong>de</strong> mundología, pero me parece que ya basta. Peter dice lo<br />
mismo.<br />
Sea como sea, a la guerra no le importan nuestras rencillas o nuestros <strong>de</strong>seos <strong>de</strong> aire y<br />
libertad, y por lo tanto tenemos que tratar <strong>de</strong> que nuestra estancia aquí sea lo más placentera posible.<br />
Karneeval Biblioweb – Libros Gratis 74 http://ar.geocities.com/krnv_bweb