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Descargar reportaje (pdf) - Elena Sanz

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EN PORTADA<br />

Hombre-mujer: por qué hablamos tan diferente<br />

Diálogo de<br />

besugos<br />

Las mujeres se quejan de que los hombres no las escuchan, y estos de que ellas<br />

hablan demasiado. Y es que la manera distinta de emplear el lenguaje produce<br />

un desencuentro entre sexos que lingüistas y neuropsicólogos tratan de descifrar.<br />

STUART PERACE<br />

¿Condenados a discutir?<br />

Recientes investigaciones<br />

apuntan que hombres y mujeres<br />

tenemos una configuración cerebral<br />

diferente que determina<br />

una manera distinta de enfocar la<br />

comunicación verbal con el sexo<br />

opuesto. En suma, que la química<br />

hormonal influye mucho en<br />

nuestro manejo del lenguaje.<br />

STUART PERACE<br />

Crees que tu madre hace<br />

demasiadas preguntas?<br />

¿Sientes que tu jefe no te<br />

escucha cuando hablas?<br />

¿Te frustra que él sólo te responda<br />

con monosílabos o que se le<br />

olvide la lista de la compra? ¿Te<br />

molesta que ella no se ría de tus<br />

chistes? Son sólo algunas consecuencias<br />

mundanas de las diferencias<br />

entre hombres y mujeres<br />

que, según han comprobado los<br />

científicos, afectan al modo en<br />

que nos comu nicamos con el sexo<br />

opuesto. Más allá de lo anecdótico,<br />

estas disimilitudes podrían<br />

estar detrás del 75% de los divorcios,<br />

desencadenar algunos de los<br />

indeseables episodios de violencia<br />

de género e, incluso, condicionar<br />

nuestro futuro profesional.<br />

Hace unos años, los doctores<br />

Bennet y Sally Shaywitz, codirectores<br />

del Centro para el Aprendizaje<br />

y la Atención de la Escuela<br />

de Medicina de Yale, en Estados<br />

Unidos, utilizaron por primera<br />

vez la resonancia magnética<br />

funcional con el fin de estudiar<br />

los problemas de lectura de sus<br />

pacientes. Para su asombro se<br />

dieron cuenta de que, cuando se<br />

ejecutaba una tarea relacionada<br />

con el lenguaje, los voluntarios<br />

masculinos que participaban en<br />

el experimento utilizaban sólo<br />

un lado del cerebro, el izquierdo,<br />

mientras en la misma situación<br />

las mujeres empleaban ambos<br />

hemisferios.<br />

l Todo el cerebro femenino<br />

se involucra en el habla<br />

Estudios posteriores han confirmado<br />

que, en efecto, el cerebro<br />

masculino está mucho más lateralizado<br />

que el femenino, es decir,<br />

que cada hemisferio está destinado<br />

a realizar en exclusiva ciertas<br />

tareas que, en el caso femenino,<br />

involucran el cerebro completo. Y<br />

que parte de nuestras diferencias<br />

en el uso de los sesos se debe a<br />

que el tejido que conecta los dos<br />

hemisferios, el cuerpo calloso, es<br />

mayor en las mujeres que en los<br />

hombres. “Aunque el cerebro de<br />

hombres y mujeres funciona de<br />

forma diferente, sus resultados en<br />

las pruebas son muy parecidos, lo<br />

que nos indica que hay muchas<br />

formas distintas de que el cerebro<br />

desempeñe una misma tarea”,<br />

asegura Sally Shaywitz.<br />

Ahora bien, a pesar del parecido,<br />

hay diferencias en los cerebros<br />

de hombres y mujeres que sí se<br />

notan. Por ejemplo, si invita a un<br />

grupo de personas a que nombren<br />

tantas palabras como sea posible<br />

de una categoría –“diga todos los<br />

animales que se le ocurran”– comprobará<br />

que las de sexo femenino<br />

obtienen normalmente mejores<br />

resultados. Lo mismo sucede si<br />

les pedimos que recuerden una<br />

lista o que deletreen una palabra.<br />

Michael Ullman, neurocientífico


Los ojos también escuchan o el efecto McGurk<br />

En mayo de 2006, la<br />

revista Percept Psychophys<br />

publicaba que<br />

cuando las mujeres escuchan<br />

a otra persona<br />

la interacción entre la<br />

vista y el oído es mayor<br />

que en los hombres. A<br />

efectos prácticos, esta<br />

diferencia se traduce en<br />

que, en la comunicación<br />

cara a cara, las mujeres<br />

perciben mejor los gestos<br />

de articulación de los<br />

labios. Lo más sorprendente<br />

es que los científicos<br />

han observado que,<br />

en una película que ha<br />

sido doblada, la percep­<br />

ción sonora de ciertas<br />

sílabas en sincro nía con<br />

rostros que pronuncian<br />

otras sílabas puede hacer<br />

que se modifique<br />

la percepción final. En<br />

otras palabras, si el sonido<br />

que se emite es<br />

/ga/ y la boca del actor<br />

está articulando /ba/,<br />

el espectador que lo ve<br />

escuchará un sonido parecido<br />

a /da/, intermedio<br />

entre los anteriores. Este<br />

fenómeno se conoce<br />

como efecto McGurk, y<br />

es más pronunciado en<br />

las personas del sexo<br />

femenino. n<br />

El área del lenguaje madura<br />

primero en la mujer; ellos<br />

desarrollan antes la geometría<br />

RENÉ QUIRÓS<br />

Mejor en<br />

público<br />

Normalmente los<br />

hombres hablan<br />

más a menudo<br />

y durante más<br />

tiempo en las<br />

reuniones de<br />

trabajo, aulas,<br />

conferencias...<br />

es decir, en el terreno<br />

profesional,<br />

donde se sienten<br />

más seguros que<br />

en el privado.<br />

Cada loco<br />

con su coco<br />

Estudios cerebrales<br />

muestran<br />

que en el hombre<br />

sólo el hemisferio<br />

izquierdo interviene<br />

en el lenguaje,<br />

mientras que<br />

la mujer usa<br />

ambos lados.<br />

AGE-FOTOSTOCK<br />

Las mujeres<br />

muestran<br />

una mayor<br />

interacción<br />

entre la vista<br />

y el oído<br />

cuando escuchan,<br />

y perciben<br />

mejor<br />

los gestos de<br />

los labios del<br />

que habla.<br />

de la Universidad Georgetown y<br />

director del Brain and Language<br />

Lab, cree que las claves de estas<br />

“ventajas femeninas” en el uso del<br />

lenguaje residen en dos sistemas<br />

de la memoria a largo plazo, ese<br />

almacén con tamaño ilimitado<br />

donde se guardan conocimientos<br />

e imágenes durante meses, años<br />

o décadas. Se trata de la memoria<br />

declarativa, que archiva datos sobre<br />

hechos y objetos, y la memoria<br />

de procedimiento o de habilidades,<br />

que contiene información<br />

sobre cómo se hacen las cosas.<br />

“Las mujeres se apoyan más en<br />

la memoria declarativa, que en<br />

el caso del lenguaje tiene que ver<br />

con las palabras, y los hombres<br />

han desarrollado más la memoria<br />

procedimental, que se utiliza en<br />

las reglas gramaticales”, asegura<br />

Ullman.<br />

Así, si el cerebro masculino<br />

recu rre a la gramática para<br />

construir frases –combinar “el”<br />

+ “gato”– o para obtener los<br />

tiempos verba les –“pesc­”<br />

+­o, para el presente de<br />

pescar–, el cerebro femenino<br />

almacena directamente<br />

“el gato”,<br />

“pescar”, “pesco” y<br />

todas las formas compuestas<br />

posibles. Esto<br />

explicaría también por<br />

qué el Alzheimer, que afecta sobre<br />

todo a la memoria de objetos<br />

y hechos, se hace más evidente en<br />

las mujeres.<br />

Ullman ha ido aún más lejos y<br />

ha comprobado que, en los momentos<br />

del ciclo menstrual con<br />

altos niveles de estrógenos, las<br />

mujeres mejoran su léxico. Lo<br />

que es más, si se trata a las mu­<br />

BEN WELSH<br />

jeres con estrógenos y a los hombres<br />

con testosterona se observa<br />

que ambos potencian su memoria<br />

para las palabras. Todo apunta a<br />

que la química hormonal tiene<br />

mucho que ver con nuestro manejo<br />

del lenguaje.<br />

Otro hecho claro es que las diferencias<br />

entre sexos en lo que<br />

atañe al habla son especialmente<br />

pronunciadas en la infancia.<br />

Basta tener en cuenta como dato<br />

que, a los 18 meses de edad, el<br />

vocabulario de una niña dobla<br />

al de cualquier niño de la misma<br />

edad. Diversos estudios demuestran<br />

que el cerebro de unas<br />

y otros se desarrolla de forma<br />

diferente: mientras en las chicas<br />

las áreas del lenguaje son las primeras<br />

en madurar, los chicos son<br />

pioneros en el desarrollo de las<br />

regiones encargadas de las relaciones<br />

espaciales y la geometría.<br />

“Una educación que ignore estas<br />

diferencias producirá chicos que<br />

no saben escribir y chicas torpes<br />

para las matemáticas”, sostiene el<br />

psicólogo y médico Leonard Sax.<br />

l ¿Debe haber distinciones<br />

en la educación escolar?<br />

Sax sabe bien de lo que habla. En<br />

su libro Why gender matters –Por<br />

qué el género importa–, ha revisado<br />

los trabajos de investigación de los<br />

últimos 20 años y los ha resumido<br />

en lo que llama “una guía sobre<br />

lo que los padres y profesores necesitan<br />

saber acerca de la ciencia<br />

emergente de las diferencias entre<br />

sexos”. “La brecha entre géneros<br />

en algunas áreas ha aumentado en<br />

las últimas tres décadas”, asegura<br />

el investigador. “La proporción de<br />

chicas que estudian física y ciencias<br />

computacionales se ha reducido a la<br />

mitad; y los chicos son menos propensos<br />

a estudiar idiomas extranjeros,<br />

historia o música que hace 30<br />

años”. Sax está convencido de que<br />

ignorar las diferencias no sólo no<br />

acaba con ellas, sino que aumenta<br />

e intensifica los estereotipos. Y por<br />

eso defiende la educación diferenciada,<br />

no mixta, en las escuelas públicas.<br />

Al menos en ciertas asignaturas.<br />

“Hombres y mujeres pueden<br />

ser excelentes en cualquier materia:<br />

sólo hay que darles clase de forma<br />

distinta”, reitera.<br />

¿Escuela mixta o no? La polémica<br />

está servida. En EE UU, las<br />

televisiones, las radios y medios<br />

como USA Today, The Economist o<br />

Time se han metido de lleno en el<br />

debate. El número de escuelas norteamericanas<br />

con educación dife­<br />

renciada ha aumentado de 7 a 223<br />

en sólo cuatro años. Sax se ha convertido<br />

en abanderado de la causa<br />

al fundar la Nacional Association<br />

for Single Sex Public Education.<br />

Entretanto en Europa, algunas<br />

escuelas mixtas de Gran Bretaña,<br />

Francia y Alemania han puesto en<br />

marcha iniciativas para estudiar los<br />

efectos que tendría sobre sus alumnos<br />

impartir ciertas asignaturas<br />

separando a chicos y chicas.<br />

“Es más fácil que el Mar del<br />

Norte se quede sin agua que una<br />

mujer se quede sin palabras”, reza<br />

un proverbio alemán. “Nada es<br />

más antinatural que un hombre<br />

hablador o una mujer callada”, dicen<br />

los escoceses. Pero la realidad<br />

es bien distinta. Aunque a lo largo<br />

de la historia se ha criticado a las<br />

mujeres por hablar demasiado,<br />

estudios recientes muestran que<br />

darle más o menos al palique depende<br />

del contexto. Los hombres<br />

hablan más a menudo y durante<br />

más tiempo en las reuniones, los<br />

grupos mixtos, las aulas, las conferencias…,<br />

en definitiva, en público.<br />

Sin embargo, en el terreno<br />

privado e informal, la voz cantante<br />

la llevan las mujeres.<br />

l Mientras ellos informan,<br />

ellas interactúan<br />

En este sentido, la lingüista<br />

norteamericana Deborah Tannen<br />

distingue entre conversaciones<br />

afectivas, que ponen énfasis en<br />

mostrar similitudes y compartir<br />

experiencias, más frecuentes entre<br />

mujeres, y las conversaciones<br />

informativas, centradas en contar<br />

historias, propias del género masculino.<br />

Exhibiendo sus conocimientos<br />

y habilidades, y atrapando<br />

la atención de la audiencia<br />

mediante anécdotas, historias o<br />

chistes, los hombres preservan su<br />

independencia y demuestran su<br />

estatus. “Para ellos, hablar tiene<br />

por objetivo informar; para ellas,<br />

interactuar”, dice Tannen.<br />

A la hora de conversar, el tema<br />

también importa. A raíz de sus investigaciones,<br />

Tannen ha observado<br />

que las chicas tienden a hablar<br />

largo y tendido sobre un mismo<br />

tema, mientras que los chicos saltan<br />

de uno a otro y son capaces de<br />

Algunos expertos en problemas<br />

de pareja creen que aproximadamente<br />

el 75% de los divorcios<br />

y muchos episodios de malos<br />

tratos y violencia de género<br />

se producen directa o<br />

indirectamente por la falta<br />

de entendimiento verbal.<br />

PEDRO COLL


Deslenguadas desde la más tierna infancia. A los 18 meses,<br />

el vocabulario de una niña dobla al de cualquier niño de su misma edad.<br />

Las chicas suelen extenderse<br />

largo y tendido sobre un tema<br />

abordar más de cincuenta temas<br />

diferentes en el tiempo que sus<br />

compañeras dedican a uno solo.<br />

Por otra parte, y aunque las generalizaciones<br />

son odiosas, Tannen<br />

y otros expertos han llegado a<br />

la conclusión de que los hombres<br />

tienden a hablar competitivamente,<br />

mientras que las mujeres lo<br />

hacen cooperativamente, dándose<br />

paso unas a otras. Si bien<br />

ninguna estrategia es mejor que<br />

otra, lo cierto es que en debates y<br />

reuniones las mujeres suelen ceder<br />

la palabra a sus compañeros.<br />

Ellas terminan con la sensación<br />

de que no les han tenido en cuenta,<br />

y ellos con la impresión de que<br />

sus compañeras no han sabido<br />

hacerse oír.<br />

l El silencio masculino<br />

parece falta de atención<br />

Parece lógico pensar que éstas<br />

y otras diferencias en las estrategias<br />

de comunicación de hombres<br />

y mujeres están detrás de muchos<br />

de los malentendidos que se producen<br />

en nuestra vida cotidiana.<br />

Por ejemplo, la lingüista Lunette<br />

Hirschman ha observado que las<br />

mujeres emiten frecuentemente<br />

sonidos mientras les hablan<br />

(“mmm”, “ajá”, “sí”), mientras<br />

que los hombres suelen escuchar<br />

en silencio. Las mujeres pueden<br />

interpretar ese silencio como falta<br />

de atención. Y ellos perciben<br />

que sus compañeras no se callan<br />

porque están impacientes mientras<br />

les escuchan.<br />

Hace varios años, llegó a oídos<br />

de Tannen el caso de una trabajadora<br />

que había obtenido una evaluación<br />

baja en su trabajo porque<br />

su jefe consideraba que sabía menos<br />

que sus compañeros masculinos.<br />

Su superior había llegado a<br />

esta conclusión porque ella hacía<br />

más preguntas. Evidentemente,<br />

desconocía que este es un rasgo<br />

propio de la comunicación femenina:<br />

las mujeres preguntan hasta<br />

tres veces más que los hombres,<br />

sin que eso sea un indicio de desconocimiento<br />

o inseguridad.<br />

l Adivine cuál de los<br />

dos sexos alardea más<br />

¿Y qué pasa con los éxitos cosechados?<br />

¿Quiénes alardean más<br />

de sus hazañas, ellos o ellas? Los<br />

sociólogos han comprobado que<br />

los hombres suelen contar a los<br />

demás los reconocimientos que<br />

reciben, sus logros y conocimientos,<br />

y las mujeres rehúsan mostrarlos<br />

en público para “no ofender”.<br />

Desde la óptica del estatus,<br />

esto hace que ellas sean continuamente<br />

subestimadas.<br />

Tal y como están las cosas, los<br />

coach o entrenadores personales<br />

tienen cada vez más claro que es<br />

fundamental conocer las diferencias<br />

de comunicación de unas y<br />

otros para poder desenvolverse<br />

en el mundo laboral con éxito.<br />

RENÉ QUIRÓS<br />

Tópicos: ¿verdad o mentira?<br />

Ellas, más íntimas.<br />

Los estudios<br />

científicos muestran<br />

que las mujeres hablan<br />

más de sentimientos<br />

y personas,<br />

mientras que los<br />

hombres centran sus<br />

conversaciones en<br />

objetos y actividades.<br />

Tartamudos. La<br />

tartamudez, que algunos<br />

expertos vinculan<br />

a un exceso de dopamina<br />

en el cerebro,<br />

afecta cuatro veces<br />

más a los hombres<br />

que a las mujeres.<br />

Tacos e insultos.<br />

Según un estudio<br />

hecho en América, el<br />

72% de los hombres<br />

dice tacos en público,<br />

frente a un 58% de<br />

mujeres. Pero si se<br />

les insulta, ellas responden<br />

con la lengua<br />

más afilada.<br />

Chistosos. Ellos<br />

cuentan más chistes,<br />

sobre todo en grupos<br />

grandes. Las mujeres<br />

evitan las bromas en<br />

presen cia masculina<br />

y prefieren hacer chistes<br />

en petit comité a<br />

dos o tres amigas,<br />

según la experta en<br />

folclore Carl Mitchell.<br />

“Sí o sí”. Según<br />

los investigadores<br />

Maltz y Broker, cuando<br />

las mujeres dicen<br />

“sí” suele significar<br />

“te estoy escuchando”,<br />

mientras que los<br />

Los hombres son más dados a los insultos,<br />

como saben los asiduos a los estadios.<br />

¿Escuelas separadas?<br />

Una corriente pedagógica encabezada<br />

por el psicólogo L. Sax defiende la<br />

educación no mixta en la escuela pública<br />

para sacar partido a las distintas<br />

aptitudes de chicos y chicas.<br />

RADIAL<br />

hombres tienden a<br />

decirlo sólo cuando<br />

están de acuerdo.<br />

Fuera tabúes. Un<br />

estudio de la Universidad<br />

de Pensilvania revela<br />

que las mujeres<br />

jóvenes (18­25 años)<br />

suelen hablar de<br />

sexo con sus amigas<br />

íntimas con más frecuencia<br />

que los hombres<br />

de esa edad.<br />

Los hombres no<br />

escuchan. Debido a<br />

la forma de la laringe<br />

y las cuerdas vocales<br />

femeninas, la voz de<br />

la mujer es más compleja<br />

y melódica que<br />

la masculina. Por eso,<br />

según Michael Hunter,<br />

de la Universidad<br />

de Sheffield, cuando<br />

los hombres oyen a<br />

las mujeres se activan<br />

áreas del cerebro<br />

que procesan la entona<br />

ción emocional y la<br />

musicalidad, lo que<br />

les distrae del contenido<br />

del mensaje.<br />

Tecnológicos. Las<br />

últimas encuestas<br />

muestran que los<br />

hombres hablan más<br />

por el móvil y ellas les<br />

superan en el uso del<br />

fijo, son más asiduas<br />

a la mensajería instantánea<br />

y escriben<br />

más blogs. n<br />

RENÉ QUIRÓS


ALAN LEVENSON<br />

Si obser va a la gente<br />

hablando en un<br />

bar verá que los hombres<br />

gesticulan mucho<br />

con las manos y<br />

mantienen una expresión<br />

facial neutra. En<br />

cambio, las mu je res<br />

ha cen gestos moderados<br />

con las manos<br />

pero envían y reciben<br />

mensajes con la cara,<br />

sonríen más y se<br />

sienten atraídas por<br />

aquellos que les devuelven<br />

la sonrisa.<br />

La postura en la<br />

conversación tam bién<br />

influye. La lingüista<br />

Deborah Tan nen ana­<br />

Los gestos lo dicen todo<br />

Al hablar, los hombres<br />

suelen mover las<br />

manos y son poco expresivos<br />

con la cara.<br />

lizó vídeos de gente<br />

de todas las edades<br />

hablando con personas<br />

de su mismo<br />

sexo y compro bó que<br />

mientras los hombres<br />

se sientan en ángulo<br />

el uno con el otro,<br />

mirándose periódicamente,<br />

las mujeres<br />

suelen situarse cara a<br />

cara y mantie nen todo<br />

el rato el contacto<br />

Por ejemplo, es importante considerar<br />

que los hombres tienden<br />

a ver el lugar de trabajo de forma<br />

más jerárquica que las mujeres<br />

y que la comunicación juega un<br />

papel clave a la hora de determinar<br />

quién está en lo más alto de<br />

la pirámide.<br />

Deborah Tannen lo ilustra con<br />

un ejemplo. Morton, un psicólogo<br />

que trabaja en una clínica privada,<br />

tiene un problema con Roberta,<br />

la directora de la clínica. En las<br />

reuniones de personal, esta suele<br />

“Como te decía, estoy encantada”<br />

La lingüista norteamericana Deborah Tannen<br />

–derecha– afirma que las mujeres son más dadas<br />

a las conversaciones afectivas, en las que<br />

se comparten experiencias, mientras que los<br />

hombres tienden más a exhibir conocimientos.<br />

visual para manifestar<br />

interés. Por eso, en<br />

conversaciones entre<br />

personas de distinto<br />

sexo, es habitual que<br />

una mujer sienta que<br />

el hombre, que mira<br />

para otro lado, no la<br />

escucha, cuando “se<br />

debe, simplemente, a<br />

una dife rencia en los<br />

estilos de conversar”,<br />

según Tannen. n<br />

pedir a los partici pantes su opinión<br />

acerca de los temas a tratar.<br />

Después ella misma incentiva el<br />

debate sobre los pros y contras de<br />

cada punto de vista, y finalmente<br />

se toma la decisión por consenso.<br />

Morton tiene la sensación de que<br />

Roberta no actúa como una jefa y<br />

que debería dar más órdenes. Sus<br />

compañeras, sin embargo, están<br />

encantadas con la nueva forma de<br />

llevar la dirección.<br />

Existen otras diferencias más<br />

anecdóticas en la forma de usar<br />

AGE-FOTOSTOCK<br />

COVER<br />

Un estilo más cooperativo incluso a la hora de dirigir<br />

Las jefas suelen incentivar los debates y piden opinión a sus subordinados,<br />

mientras que los jefes son frecuentemente más dominantes.<br />

Ella es más dialogante en<br />

el mando; él, más autoritario<br />

el lenguaje. Por ejemplo, las mujeres<br />

empiezan con frecuencia<br />

conversaciones con coletillas<br />

como “oye” o “¿sabes qué?” para<br />

asegurarse la atención de su<br />

interlocutor; utilizan más que<br />

los hombres los diminutivos, las<br />

fórmulas indirectas –“¿qué tal si<br />

fuéramos pasando?” en vez de<br />

“nos vamos”– y echan mano de<br />

términos más precisos en el terre­<br />

El lenguaje en los sesos<br />

Los colores que aparecen en estas<br />

imágenes muestran las áreas del<br />

cerebro que se activan al hablar.<br />

SPL<br />

no emocional y sensorial, como<br />

los colores. La lingüista Robin Lakoff<br />

afirmaba hace unos años que<br />

“si oímos a un hombre decir que<br />

algo es fucsia pensaremos que es<br />

homo sexual o decorador”.<br />

l Los conflictos no se pueden<br />

evitar, pero sí suavizar<br />

En cambio, el registro escatológico<br />

está reservado casi exclusivamente<br />

al género masculino.<br />

¿Cultural o genético? Un poco<br />

de todo. Está claro que no existe<br />

una única manera correcta de<br />

hablar ni de escuchar. Y aunque<br />

compren der las diferencias entre<br />

los sexos en su manera de conversar<br />

no impe dirá que aparez can<br />

conflictos, según Deborah Tannen,<br />

“sí puede evitar que estos<br />

nos desborden”.<br />

<strong>Elena</strong> <strong>Sanz</strong><br />

PARA SABER MÁS<br />

Tú no me entiendes. Deborah Tannen. Ed. Javier<br />

Vergara. Madrid, 2001.<br />

En Internet<br />

http://brainlang.georgetown.edu/ Laboratorio del<br />

cerebro y el lenguaje. Universidad de Georgetown.<br />

RENÉ QUIRÓS

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