La Escritura Zapoteca por Javier Urcid – Texto - Famsi
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entierros depositados fuera de éstas, el uso de cinabrio para pintar los huesos y<br />
ofrendas de las tumbas, la ofrenda de perros, y en algunos casos el retiro de los<br />
restos de sus ancestros cuando las localidades eran abandonadas. Así, mientras<br />
que todos los grupos domésticos en la sociedad conmemoraban, cuidaban y<br />
propiciaban, a sus propios ancestros, todos los miembros de la sociedad debían<br />
reverenciar a los de los grupos que ocupaban la escala social más alta.<br />
Posiblemente en tal contexto se practicaba el sacrificio humano. No es de<br />
sorprender el <strong>por</strong>qué en el siglo 16 en las Relaciones Geográficas de Oaxaca (del<br />
Paso y Troncoso 1905 [IV]), los españoles confundieran con dioses a los ancestros<br />
de los principalísimos grupos sociales que habían gobernado muchas comunidades<br />
antes de la conquista (Marcus 1978: 174). 40<br />
ORGANIZACIÓN SOCIAL ZAPOTECA DURANTE EL PERÍODO COLONIAL TEMPRANO<br />
Según los documentos coloniales, en vísperas de la conquista española la<br />
sociedad zapoteca estaba organizada como una red de grupos cor<strong>por</strong>ativos, cada<br />
uno de los cuales estaba constituido como un clan cónico (Whitecotton 1977: 153).<br />
Dichos grupos operaban bajo una sanción legal que les otorgaba autoridad para<br />
preservar ciertos derechos y obligaciones en sucesión perpetua. Dada la base<br />
agrícola de la economía zapoteca, uno de esos derechos era al acceso a la tierra y<br />
el control de la fuerza laboral asociada. Otros derechos estaban centrados en<br />
determinados cargos y roles sociales, particularmente aquellos que requerían de un<br />
entrenamiento prolongado y del acceso a un conocimiento previligiado. Los<br />
miembros de los clanes cónicos definían su membresía rastreando su descendencia<br />
a partir de un ancestro cimero común, y tales rastreos de descendencia respetaban<br />
las reglas de afiliaciones consaguíneas, esto es, ellos reconocían la descendencia<br />
ya sea <strong>por</strong> la línea materna o la paterna (Whitecotton 1977: 154-155 y 2003: 329).<br />
40 Sin embargo, como se hará evidente más adelante en este trabajo, yo sostengo que la religión<br />
zapoteca incluía <strong>–</strong>al menos a partir del Formativo Tardío<strong>–</strong> una variedad de deidades que eran<br />
conmensurables con el calendario ritual y las artes mánticas. Podremos no saber a ciencia cierta<br />
cómo un ‘panteón’ de este tipo reproducía relaciones socialmente construidas, pero la insistencia en<br />
cuanto a que la cosmogonía zapoteca no tenía nociones sagradas con status ontológico divino<br />
(Marcus 1978, 1983b: 144-146, 1983e: 345; Marcus y Flannery 1994: 57) resulta de la imposición de<br />
la dicotomía occidental entre lo ‘natural’ y lo ‘sobrenatural’ (véase Hallowell 1960, y Saler 1977),<br />
recurriendo, además, a un paradigma evolucionista unilineal que adscribe el ‘animatismo’ a<br />
epistemologías relacionales que presumiblemente “atribuían vida a muchas cosas que nosotros<br />
consideramos inanimadas” (Marcus 1978: 174) (énfasis agregado). El planteo de Marcus (idem: 180)<br />
de que la antigua religión maya también carecía de deidades, ha sido asimismo ampliamente<br />
debatido (Houston y Stuart 1996: Stuart, Houston y Robertson 1999: Taube 1992).<br />
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