La Escritura Zapoteca por Javier Urcid – Texto - Famsi
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acompañar a los muertos. Fray Juan de Córdova (1987a: 367v) incluyó una<br />
anotación con la expresión Totiia penitooga, que quiere decir “sacrificar a un señor o<br />
a una dama, un hombre o una mujer que murieran para ser enterrados con ellos.”<br />
Otra expresión documentada <strong>por</strong> el fraile es Pènitòca tòoga.I.penitòga, que él<br />
tradujo como “Dos mujeres que fueron enterradas con una gran señora cuando ésta<br />
murió, para que puedan allí servirla. Y las mataron primero” (Córdova 1987a:<br />
277v). 30<br />
Sin embargo, como la exhumación de un entierro puede potencialmente<br />
generar dos tipos de depósitos mortuorios (Figura 3.12-A), entre los cuales hay uno<br />
para el que no se recolectan ciertos huesos (entierro secundario tipo A) y otro hecho<br />
con los restos recolectados y puestos en otro lugar (entierro secundario tipo B), uno<br />
esperaría encontrar, en una gran muestra, cantidades similares de ambos tipos de<br />
depósitos. 31 Sin embargo, la implicación no se ve respaldada <strong>por</strong> los datos de que<br />
disponemos sobre <strong>La</strong>mbityeco (Figura 3.12-B). Por ejemplo, cuando comparamos<br />
las frecuencias de los entierros secundarios del tipo A y del tipo B, o las frecuencias<br />
de éstos con otros tipos de entierros, su pro<strong>por</strong>ción relativa es baja y puede ser<br />
explicada en términos de otros procesos de formación del registro arqueológico.<br />
Como muchas casas presentan evidencias de remodelaciones continuas, uno<br />
podría esperar perturbaciones accidentales ocasionales de entierros previos, y su<br />
re-entierros en otros lugares dentro de las unidades de vivienda. Por ende, postular<br />
la práctica del entierro doble y la inmolación de víctimas propiciatorias no explica la<br />
variabilidad mortuoria conocida documentada hasta aquí, y no hay otras líneas de<br />
evidencia que apoyen tales inferencias.<br />
Alternativamente, el contenido de las tumbas se puede interpretar siguiendo<br />
otras premisas. El contexto de múltiples fases de construcción para muchas tumbas,<br />
las adicciones arquitectónicas en algunas de ellas, y el hecho de que los restos<br />
humanos hallados en el interior de las criptas incluyan restos tanto articulados como<br />
30 Córdova (1987: 367v) registra otros dos propósitos enlazados para el sacrificio de seres humanos:<br />
la guerra y el éxito en la producción agrícola (sacrificar un hombre después de sufrir una derrota en la<br />
guerra; sacrificar un hombre o un niño para pedir lluvia; sacrificar un hombre <strong>por</strong> las plantaciones de<br />
maíz).<br />
31 Un ejemplo notable de un entierro secundario en Monte Albán que incluye sólo los cráneos o<br />
mandíbulas de 24 individuos de entre 1 y 15 años de edad, al igual que los huesos largos de varios<br />
adultos, aparece ampliamente descrito en Martínez López et al. 1995: 151-175.<br />
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