La Escritura Zapoteca por Javier Urcid – Texto - Famsi
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a reiterar algunos comentarios sobre los nombres calendáricos y las genealogías,<br />
como preludio a la revisión de los programas narrativos de la tumba 104 de Monte<br />
Albán y de la tumba 5 del Cerro de la Campana. Estos dos casos ilustran con<br />
propiedad un fenómeno ampliamente generalizado.<br />
PRACTICAS MORTUORIAS DE LOS ZAPOTECAS<br />
Si bien se han excavado unas 300 tumbas en los valles centrales de Oaxaca<br />
desde el cambio del siglo 20, son muy pocas las que han sido analizadas en detalle,<br />
y con la excepción de un escaso número de ellas (Caso 1969; Kuttruf y Autry 1978;<br />
Lind 2002; Lind y <strong>Urcid</strong> 1983; Martínez López 1998; Martínez López, Winter y<br />
Juárez 1995; Winter et al. 1995), ninguna ha sido adecuadamente publicada 21 .<br />
Consecuentemente, nuestra comprensión de las prácticas funerarias zapotecas<br />
todavía es pobre. Sin embargo, los datos acumulados hasta el momento nos<br />
permiten esbozar varias generalizaciones.<br />
<strong>La</strong>s áreas diferentes con grandes concentraciones de entierros que están<br />
físicamente confinados dentro o fuera de las antiguas comunidades, sólo se<br />
conocen en unos pocos asentamientos de los períodos Formativo y Clásico<br />
Temprano. Uno de ellos, en Santo Domingo Tomaltepec, data entre el 1150 y el 850<br />
AEC (Whalen 1981). Otro, aproximadamente contem<strong>por</strong>áneo a este último, fue<br />
hallado en San José Mogote (Flannery y Marcus 1983: 55). Y uno más, que data<br />
entre el 200 y 350 EC, parecería estar presente en la terraza C de Yagul, donde se<br />
recuperaron al menos 22 individuos en un área de unos 28 m 2 (<strong>Urcid</strong> s.f.e.) (Figura<br />
3.1).<br />
Pero para los períodos subsiguientes que nos ocupan aquí, la distribución<br />
espacial de entierros humanos era muy diferente. Los datos arqueológicos indican<br />
que los enterramientos se realizaban en la mayoría de los casos dentro de las<br />
unidades domésticas. <strong>La</strong> información producida <strong>por</strong> el análisis osteológico de la<br />
muestra de entierros recuperados en el sitio de <strong>La</strong>mbityeco refuerza dicha<br />
conclusión. Allí, la curva de mortalidad generada a partir de los datos sobre edad en<br />
el momento de la muerte (n= 88 individuos), todos recuperados en contextos<br />
21 Otros estudios con datos valiosos, algunos todavía inéditos, incluyen los de Autry (1973); C. Bernal<br />
(1969); I. Bernal (1958); Drennan (1976, apéndice XIV); Hernández (1978); Herrera (1989); Paddock,<br />
Mogor y Lind (1968); Martínez López (1998); <strong>Urcid</strong> (1983); y Winter, Deraga y Fernández (1979) y<br />
Zárate (1992).<br />
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