You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>Stephen</strong> <strong>King</strong> y Otros <strong>Horror</strong> 7<br />
visitando todos los bares, tabernas apestosas y antros de mala muerte del sur de Illinois, andará por<br />
ahí, de putas, liándose con todas las furcias que se le abren de piernas y le contagian enfermedades».<br />
Su padre regresó a casa. Pálido, tembloroso, arrepentido.<br />
–Lo siento. No sé qué me pasa, es como si llevara algo malo dentro, como si un demonio me<br />
obligara a salir y hacer lo que hago. Pero ésta ha sido la última vez. Ya lo verás. Cambiaré. Esta vez<br />
me lo he sacado todo de dentro...<br />
Su madre y él se lo creyeron. Esa vez. Y durante muchos años, casi todas las demás veces.<br />
RECUERDO:<br />
Su padre pasaba por una de sus buenas temporadas. El viejo tenía un trabajo fijo (operario de<br />
maquinaria pesada, ganaba un montón de pasta cuando trabajaba, pero para trabajar hay que estar<br />
sobrio –siempre quise que el viejo me sentara a su lado, en aquel enorme Caterpillar amarillo), y<br />
por las tardes, nada del otro mundo, pero descansaban juntos y miraban la televisión; a veces comían<br />
palomitas de maíz y tomaban Coca-Cola. En el aire flotaba la sensación de que tendrían la<br />
oportunidad de seguir las pautas familiares de vida que hacían que todo saliera bien.<br />
De manera que cuando su viejo le dijo que iría a la ceremonia de los Webelos 5 –gran acontecimiento,<br />
pasar del nivel de infantiles (los niños son así) a ese otro nivel tan importante, justo por debajo<br />
de los niños exploradores–, aquel momento en tu vida cuando creíste que tendrías la oportunidad<br />
de ser «alguien», bueno, aquella vez creíste que, por fin, podías contar con el viejo.<br />
Pero ¡sorpresa, sorpresa! (Si eres un pobre infeliz, todo lo que te ocurre es una sorpresa.) Fueron<br />
el padre de Charley Hawser, y el de Mike Pettyfield, y el de Clint Hayworth..., ¡por el amor de<br />
Dios, si hasta el padre de Hayworth fue, y eso que estaba postrado en una silla de ruedas, paralítico<br />
del cuello para abajo!<br />
¿Y el padre de Johnny Forrester? Pues él estaba en el Double Eagle Lounge, mirando el reloj de<br />
Budweiser, escuchando a Patsy Cline en el tocadiscos automático, emborrachándose como una cuba.<br />
Cuando el nuevo Webelo llegó a casa, se echó a llorar, no se acostó y esperó y esperó. Su viejo<br />
llegó, todo sonrisas, oliendo a cigarrillos Camel y a whisky.<br />
–¡Me has mentido! Me dijiste que irías. ¡Y me has mentido!<br />
El viejo se empezó a reír, escupiendo flema.<br />
–Supongo que soy un jodido mentiroso.<br />
Entonces me alborotó el pelo. Eso fue lo que hizo. ¡Me alborotó el pelo! ¿Cómo iba a perdonarle<br />
aquello?<br />
RECUERDO:<br />
Quizá el viejo llevara dentro un demonio de verdad, la bebida no hacía que uno se volviera<br />
grande y fuerte; porque a medida que los años fueron transcurriendo, algo hizo que el viejo pasara<br />
de ser sólo un borracho a ser un borracho con mala uva. El viejo comenzó a pegarnos. (Ja, ¿qué te<br />
parece? ¿Es esto lo que buscabas? Tengo más, un montón, y te daré todo lo que necesites.)<br />
Como aquella llamada telefónica (yo tenía trece años) de la tienda de baratijas (me habían pescado<br />
robando unos tebeos). El viejo (¿Un ladrón? ¡Te daré una paliza que no se te olvidará en la<br />
vida!) venga pegar, mamá se tapa la cara con las manos (Basta, que lo matarás, ¡para ya!), no pue-<br />
5 Uno de los grados en que se dividen los niños exploradores (Scouts). (N. de la T.)<br />
96