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Horror 7- Stephen King y otros

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<strong>Stephen</strong> <strong>King</strong> y Otros <strong>Horror</strong> 7<br />

Una cagada tras otra.<br />

Supongo que a ésta podrías llamarla la Gran Cagada, la Cagada Definitiva, más o menos la<br />

Cagada Número Uno, comparable al haber nacido.<br />

Un poco de lástima por ti mismo, ¿eh, Johnny? Claro. Si no podemos sentir lástima por nos<strong>otros</strong><br />

mismos, entonces...<br />

Bueno, no olvidemos que lo ocurrido fue divertido. Los Tres Chiflados. Jerry Lewis. Pee Wee<br />

Herman.<br />

Vamos, que me cubrí de gloria. Si seré imbécil. Allí estaba yo...<br />

... diciéndole al tipo con cara de paquistaní que se encontraba detrás del mostrador del siete once<br />

que llevaba un revólver en el bolsillo...<br />

... por el amor de Dios, si todo lo que llevo es el dedo con la poca pasta que tengo, ¿quién iba a<br />

comprarse un revólver?<br />

... y que era mejor que le diera todo lo que había en la caja...<br />

... y el tipo va y se pone a gritar: –¡Soy un ciudadano! ¡No vas a atracar a un ciudadano! ¡Busca<br />

trabajo, basura, inútil!<br />

... Entran dos polis que acababan de terminar su turno, uno se parece a Andy Griffith y el otro a<br />

Don Knotts... Tal vez quieran tomarse una taza de café, o unos donuts, o comprar un paquete de cigarrillos...<br />

... así que el paquistaní grita: –¡Ahí viene la policía a proteger a un ciudadano honrado!<br />

... tal vez la mujer de «Don» le pidiera que comprase un ejemplar de National Enquirer...<br />

... y el paquistaní venga gritar: –¡Me está robando!<br />

... pero para qué cuernos han entrado...<br />

...y me encuentran a mí, Johny Forrester, el señor Cagadas... Y tal como pasa en la televisión,<br />

me dicen: «¡No te muevas!»; entonces, lo que no se mueve es la mano del bolsillo porque el dedo se<br />

me ha enganchado en el forro de la chaqueta, y los dos polis llevan revólver y disparan...<br />

... y él no paraba de gritar –eso sí que tiene gracia– ¡ay!, cuando una bala se le hincó en el muslo...<br />

¡ay! –una en la tripa, en plena panza– ¡ay!... cuatro veces dispararon contra él. Y llegó a decir,<br />

o al menos creyó que dijo (o se acordaba que trató de decir): –¿Queréis cortar el rollo de una vez?<br />

Oye, eso son recuerdos; ya pasó... ¿hace cuánto tiempo? Seguro que la cabeza me va y me viene.<br />

No puedo permitir que esto ocurra. Tengo que quedarme aquí, en el presente, donde sé que estoy<br />

vivo.<br />

... ¡Volver al presente y al dolor!<br />

No estaré más muerto que vivo, pero, por lo menos, tan vivo como muerto.<br />

Lanzó un quejido.<br />

–Johnny...<br />

Supo que en esa ocasión había sido una voz, no como la que había oído antes, si no diferente...<br />

La voz de ella...<br />

–Johnny..., no te me mueras. –Un susurro–. No, Johnny, si te mueres, todo terminará, lo nuestro<br />

acabará. –Un susurro–. Te necesito.<br />

Abrió los ojos.<br />

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