Horror 7- Stephen King y otros

Horror 7- Stephen King y otros Horror 7- Stephen King y otros

juegosdemainque.xtrweb.com
from juegosdemainque.xtrweb.com More from this publisher
13.05.2013 Views

Stephen King y Otros Horror 7 primera semana, lo resistí. Estaba enfadado. Quería explicaciones. Quería mi pasado. Creí que iba a matarte. Pero tú me dijiste que el pasado, pasado estaba, y que no tenía sentido hablar de él. Y no hablaste, a pesar de mis estallidos de cólera. Resistí una semana; después, me rendí a ti. Katrina. Utilizaste tu magia y yo quise volver a sentirme indefenso, y así ocurrió. A la octava noche, un domingo, hicimos el amor. Resultó mejor de lo que había sido antes. Me había ahogado. Al decimoquinto día, te habías marchado. No me sentí tan sorprendido como en California. Contigo se fueron mi trabajo, mis nuevos amigos, mi hogar. El edificio continuaba allí. incluso el apartamento en el que yo había vivido. Pero cuando regresé y metí la llave en la cerradura, un hombre al que jamás había visto salió, y entonces lo supe, pero no protesté. En el curso de los diez años siguientes, el ciclo se repitió cuatro veces. Cada vez me prometí no volver a tomarte, te amenacé, discutí contigo, estuve a punto de odiarte. Y cada vez tú ganaste. Y siempre te marchabas, y te llevabas contigo todo lo que yo había vuelto a construir. Los trabajos. Los apartamentos. En una ocasión, incluso una nueva novia. Todo salvo la ropa que vestía. De modo que aquí estás de nuevo. Tú y tu increíble coche. Sé lo que has estado haciendo estas dos últimas semanas. Has analizado la situación. Trazando tu estrategia. Tal vez hayas refrescado tus recuerdos sobre mí, y aprendido todo lo que puedes sobre los detalles de mi nueva vida, preparándote para tu actuación. Creo que actuarás esta noche. En realidad, sé que ocurrirá así. Lo sé porque telefoneaste a la oficina hace dos días. No me sorprendió. Es tu sistema. Apariciones fugaces, provocaciones, una llamada, y, finalmente, nuestro reencuentro. Cuando telefoneaste, te mentí. Te dije que Cheryl y Angie estarían fuera este fin de semana. Te dije que irían a visitar a mis suegros y que tendríamos toda la casa para nosotros, si asi lo deseabas. Me creíste. Y así lo deseaste. Pero la cuestión es que no se han marchado, Katrina. Están en el sótano, en dos baúles separados, completamente frías; empieza ya a secarse la sangre de las heridas producidas por las balas que les disparé al volver a casa, de regreso del trabajo. Acabé con ellas, Katrina, antes de que tú lo hicieras. Verás, es que no podía permitirlo. Esos otros trabajos, los apartamentos, incluso aquella novia..., todo aquello era una cosa. Pero Cheryl y Angie eran otra muy distinta. No podía permitir que lo hicieras. Katrina. Las amaba con toda mi alma y con todo mi corazón. Las amaba más que a nada..., más que a ti. Por fin hubo dos que fueron más que tú. Y aquí estoy. Esperándote. Pronto darán las nueve; la mesa está puesta, con copas de cristal y platos de porcelana, y he preparado una exquisita cena. Hablaremos de los viejos tiempos, y beberemos vino tinto californiano, como en Tahoe; después, cuando hayamos terminado de cenar, y la llama de las velas se acorte y el deseo crezca, subiremos y haremos el amor. Quiero ahogarme una última vez. Más tarde, haré borrón y cuenta nueva. Esta vez, Katrina, yo seré quien borre todos los antecedentes. 48

Stephen King y Otros Horror 7 Borrón y cuenta nueva. Cuando te hayas dormido, iré al garaje en busca de la lata de cinco litros de gasolina que guardo para la cortadora de césped. Recorreré la casa y la iré vaciando a mi paso. Y cuando haya acabado, dejaré caer una cerilla encendida. A medida que las llamas vayan ascendiendo, me meteré en la boca el cañón de mi revólver y apretaré el disparador. Esta vez seré yo quien se marche. Adonde se han ido ya Cheryl y Angie. Porque allí te será imposible alcanzarnos. Me parece que ya oigo tu coche. Sí, eres tú. Tú, al volante de ese increíble Mustang del sesenta y cuatro. Ahora te detienes ahí enfrente. Creo que beberemos unas copas, amor mío. «Amor mío.» 49

<strong>Stephen</strong> <strong>King</strong> y Otros <strong>Horror</strong> 7<br />

primera semana, lo resistí. Estaba enfadado. Quería explicaciones. Quería mi pasado. Creí que iba a<br />

matarte. Pero tú me dijiste que el pasado, pasado estaba, y que no tenía sentido hablar de él. Y no<br />

hablaste, a pesar de mis estallidos de cólera. Resistí una semana; después, me rendí a ti. Katrina.<br />

Utilizaste tu magia y yo quise volver a sentirme indefenso, y así ocurrió.<br />

A la octava noche, un domingo, hicimos el amor. Resultó mejor de lo que había sido antes.<br />

Me había ahogado.<br />

Al decimoquinto día, te habías marchado. No me sentí tan sorprendido como en California. Contigo<br />

se fueron mi trabajo, mis nuevos amigos, mi hogar. El edificio continuaba allí. incluso el apartamento<br />

en el que yo había vivido. Pero cuando regresé y metí la llave en la cerradura, un hombre al<br />

que jamás había visto salió, y entonces lo supe, pero no protesté.<br />

En el curso de los diez años siguientes, el ciclo se repitió cuatro veces. Cada vez me prometí no<br />

volver a tomarte, te amenacé, discutí contigo, estuve a punto de odiarte.<br />

Y cada vez tú ganaste.<br />

Y siempre te marchabas, y te llevabas contigo todo lo que yo había vuelto a construir. Los trabajos.<br />

Los apartamentos. En una ocasión, incluso una nueva novia. Todo salvo la ropa que vestía.<br />

De modo que aquí estás de nuevo.<br />

Tú y tu increíble coche.<br />

Sé lo que has estado haciendo estas dos últimas semanas. Has analizado la situación. Trazando<br />

tu estrategia. Tal vez hayas refrescado tus recuerdos sobre mí, y aprendido todo lo que puedes sobre<br />

los detalles de mi nueva vida, preparándote para tu actuación.<br />

Creo que actuarás esta noche. En realidad, sé que ocurrirá así.<br />

Lo sé porque telefoneaste a la oficina hace dos días. No me sorprendió. Es tu sistema. Apariciones<br />

fugaces, provocaciones, una llamada, y, finalmente, nuestro reencuentro. Cuando telefoneaste,<br />

te mentí. Te dije que Cheryl y Angie estarían fuera este fin de semana. Te dije que irían a visitar a<br />

mis suegros y que tendríamos toda la casa para nos<strong>otros</strong>, si asi lo deseabas.<br />

Me creíste.<br />

Y así lo deseaste.<br />

Pero la cuestión es que no se han marchado, Katrina. Están en el sótano, en dos baúles separados,<br />

completamente frías; empieza ya a secarse la sangre de las heridas producidas por las balas que<br />

les disparé al volver a casa, de regreso del trabajo.<br />

Acabé con ellas, Katrina, antes de que tú lo hicieras. Verás, es que no podía permitirlo. Esos<br />

<strong>otros</strong> trabajos, los apartamentos, incluso aquella novia..., todo aquello era una cosa. Pero Cheryl y<br />

Angie eran otra muy distinta. No podía permitir que lo hicieras. Katrina. Las amaba con toda mi<br />

alma y con todo mi corazón. Las amaba más que a nada..., más que a ti.<br />

Por fin hubo dos que fueron más que tú.<br />

Y aquí estoy. Esperándote. Pronto darán las nueve; la mesa está puesta, con copas de cristal y<br />

platos de porcelana, y he preparado una exquisita cena. Hablaremos de los viejos tiempos, y beberemos<br />

vino tinto californiano, como en Tahoe; después, cuando hayamos terminado de cenar, y la<br />

llama de las velas se acorte y el deseo crezca, subiremos y haremos el amor.<br />

Quiero ahogarme una última vez.<br />

Más tarde, haré borrón y cuenta nueva. Esta vez, Katrina, yo seré quien borre todos los antecedentes.<br />

48

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!