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<strong>Stephen</strong> <strong>King</strong> y Otros <strong>Horror</strong> 7<br />
–Lo siento.<br />
–Ya –replicó el hombrecillo con una mirada inexpresiva.<br />
–¿Cómo se llamaba?<br />
–Marie Arnold –respondió el hombrecillo en voz baja. El de la funeraria escribió el nombre.<br />
–¿Dirección?<br />
El hombrecillo se la dio.<br />
–¿Está ella allí ahora?<br />
–Sí, está allí –respondió el hombrecillo. El otro asintió.<br />
–Quiero que todo sea perfecto –dijo el hombrecillo–. Quiero lo mejor que haya.<br />
–Claro, claro, por supuesto.<br />
–No me importa lo que cueste –insistió el hombrecillo. Su garganta osciló cuando tragó saliva–.<br />
Ahora ya no me importa nada. Salvo esto.<br />
–Lo comprendo –dijo el de la funeraria.<br />
–Quiero lo mejor que tenga –volvió a insistir el hombrecillo–. Ella es preciosa. Debe tener lo<br />
mejor.<br />
–Lo comprendo.<br />
–Siempre tenía lo mejor. Yo me encargaba de ello.<br />
–Claro, claro.<br />
–Asistirá mucha gente –comentó el hombrecillo–. Todo el mundo la quería. Es tan hermosa...,<br />
tan joven... Tiene que darle lo mejor. ¿Me comprende?<br />
–A la perfección –le aseguró el de la funeraria–. Le garantizo que quedará más que satisfecho.<br />
–Es tan hermosa –repitió el hombrecillo–. Tan joven.<br />
–No lo dudo –asintió el de la funeraria.<br />
El hombrecillo permaneció sentado, sin moverse, mientras el empleado de la funeraria le formulaba<br />
unas preguntas. El tono de voz del hombrecillo no varió mientras hablaba. Sus ojos parpadeaban<br />
tan de vez en cuando que el empleado no los vio moverse ni una sola vez.<br />
El hombrecillo firmó el impreso ya rellenado y se incorporó. El de la funeraria hizo lo propio y<br />
rodeó el escritorio.<br />
–Le garantizo que quedará usted satisfecho –dijo al tiempo que le tendía la mano.<br />
El hombrecillo se la estrechó. La palma de su mano estaba seca y fría.<br />
–Dentro de una hora iremos a su casa –le indicó el agente funerario.<br />
–Perfecto –repuso el hombrecillo.<br />
El empleado avanzó por el pasillo, al lado del cliente.<br />
–Para ella quiero que todo sea perfecto –dijo el hombrecillo–. Sólo lo mejor.<br />
–Todo saldrá tal como usted desea.<br />
–Se merece lo mejor. –El hombrecillo miró al frente con fijeza–. Es tan hermosa –dijo–. Todo el<br />
mundo la quería. Todo el mundo. Es tan joven. y tan hermosa...<br />
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