You also want an ePaper? Increase the reach of your titles
YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.
<strong>Stephen</strong> <strong>King</strong> y Otros <strong>Horror</strong> 7<br />
–Eh, vuelve aquí...<br />
Harry levantó la voz, pero el otro se limitó a apresurar el paso, y sacudió las piernas al tropezar<br />
contra el telón de fondo en sus prisas por llegar a las bambalinas.<br />
El miedo impulsó a Harry a pulsar los botones del extremo de la mesa que había junto a su silla:<br />
había alertado al director que ocupaba la cabina de control.<br />
No recibió respuesta. Otro anuncio apareció en la pantalla del monitor. pero aquello no le dijo<br />
nada. Harry parpadeó cuando miró las luces hasta que logró fijar la vista en la cabina acristalada<br />
que se elevaba en la pared trasera del estudio.<br />
La cabina estaba vacía.<br />
No había director. Ni equipo de producción, ni siquiera un ingeniero de sonido.<br />
Harry miró todo aquello con fijeza. «¿Qué ocurre aquí? No me digas que ahora lo tienen todo<br />
informatizado.... las cámaras, los niveles de sonido, los cambios de luces, los decorados...»<br />
Desesperado, echó un vistazo hacia la zona de bambalinas, y. al instante, deseó no haberlo<br />
hecho. Allí estaba el presentador, despatarrado boca abajo en el suelo, junto al inerte atleta. Mientras<br />
Harry los observaba, dos enfermeros se les acercaron, se arrodillaron junto a la gorda silueta del<br />
presentador y le quitaron la chaqueta y la camisa. A toda prisa comenzaron a pulsar los brillantes<br />
circuitos empotrados en su espalda desnuda y a manipular las conexiones.<br />
«¡Conexiones!»<br />
Harry se hizo algunas consideraciones de cosecha propia: «¡Cielo santo, ese tipo es como yo! Y<br />
el atleta también».<br />
El anuncio desapareció de la pantalla del monitor y Harry volvió a estar en el aire. Sus ojos buscaron<br />
la pantalla apuntadora, pero no la encontraron. Lo único que le quedaba por hacer era volver a<br />
conectar el micrófono y ganar tiempo.<br />
Pero el micrófono no funcionaba. Estaba tan muerto como el presentador y el atleta y...<br />
Entonces cayó en la cuenta de todo lo ocurrido. Él no era el único. Algo se había estado cociendo<br />
mientras él permanecía aislado. Harry recordó los rumores acerca de una epidemia. Seguramente,<br />
aquello debía de haberse prolongado durante un largo período; pero todo había continuado bajo<br />
cuerda. Y en la cumbre, las personas como él abundaban cada vez más: cascarones vacíos con vida<br />
artificial.<br />
¿Hasta dónde se habría extendido la epidemia? ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que los presidentes<br />
estuvieran programados, hasta que los robots gobernaran el mundo? Llamarlo milagro médico<br />
no cambiaba las cosas: aquello era una conspiración. Alguien tendría que dar la alarma, decir la<br />
verdad, ¡y pronto!<br />
En ese momento, Harry oyó un suave murmullo, supo que su micrófono volvía a estar conectado;<br />
un sistema automático de apoyo había corregido el desperfecto. Pero a él le correspondía corregir<br />
el otro desperfecto, el gran desperfecto.<br />
Enfrentándose a las luces que lo separaban del público, la voz de Harry llenó el vacío de palabras.<br />
Debía advertirles en ese preciso instante, aunque fuera lo último que hiciese.<br />
–¿Podéis oírme? Entonces, ¡huid de aquí! Tenéis que comprender que todo esto no es real. Que<br />
yo no soy real. Decídselo a vuestros amigos. ¡No permitáis que las computadoras os dominen, no<br />
permitáis que los órganos artificiales y los trasplantes electrónicos os conviertan en zombies! Es lo<br />
que me ha ocurrido a mí y puede que os pase a vos<strong>otros</strong> si no hacéis algo ahora mismo. Buscad una<br />
cura para esto... ¡Volved a la realidad antes de que sea demasiado tarde!<br />
31