13.05.2013 Views

Horror 7- Stephen King y otros

Horror 7- Stephen King y otros

Horror 7- Stephen King y otros

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Stephen</strong> <strong>King</strong> y Otros <strong>Horror</strong> 7<br />

–¿Me deja?<br />

Walt estaba cansado, pero también tenía miedo. Se imaginó que su madre lo encontraba mientras<br />

dormía y que le entregaba a los alienígenas sin despertarlo para que lo supiera. Se vio despertando<br />

en una nave espacial, a años luz de su casa, en brazos de alguna «cosa» que tenía el aspecto y<br />

la consistencia del mondongo y que olía a huevos podridos. Trató de no temblar, pero no lo consiguió.<br />

–¿Walt? ¿Te traigo una almohada y una manta? No te duermas ahí; podrías caerte de la silla y<br />

desnucarte.<br />

–Por favor...<br />

Con paso vacilante entró en la sala y fue hasta el sofá. Antes de que el señor Hodges regresara,<br />

casi se había dormido.<br />

La limpia muselina de la funda de la almohada le pareció cómoda y tenía un tacto maravilloso;<br />

pero, en cierta manera, a Walt le pareció extraña. Se había acostumbrado al satén de su ataúd, aunque<br />

estando muerto no lograba sentirlo. La muselina le pareció demasiado áspera, demasiado absorbente.<br />

Permaneció despierto mucho más tiempo del que deseaba, tratando de acostumbrarse a su<br />

tacto.<br />

Walt se despertó a primeras horas del anochecer: el señor Hodges no había regresado a casa todavía;<br />

tampoco le había dejado nota. Walt fue al cuarto de baño y se lavó lo mejor que pudo, sin tener<br />

una muda de ropa. No sabía qué haría después; sabía que no tenía adonde ir, y le parecía que no<br />

le quedaba una vida por recomponer. Incluso llegó a pensar, por un momento, que estaría mejor<br />

muerto, pero supo que no era así.<br />

El sonido del timbre lo decidió. Walt dejó la toalla que había usado para secarse y miró por el<br />

rincón donde el corredor acababa, hacia la sala.<br />

Por la ventana del cenador divisó a tres policías que llevaban las manos entrelazadas delante,<br />

igual que los ayudantes de camarero en los restaurantes de lujo. Su madre iba detrás de ellos.<br />

Tenía que marcharse o lo cogerían. Corrió al dormitorio del fondo, arrancó el mosquitero del<br />

marco de la ventana, salió y echó a correr.<br />

–¡Walt!<br />

El corazón le dio un vuelco e intentó salírsele por la garganta. Creyó que lo habían atrapado, pero<br />

no se volvió cuando reconoció la voz: era Donny James; estaba sentado en una tumbona, en el<br />

patio trasero. La casa de los James se encontraba al lado de la del señor Hodges.<br />

–¡Calla! –cuchicheó Walt. Intentó quedarse quieto, pero no lo logró–. Me buscan. No grites.<br />

–¿Eh? –Donny echó a correr para alcanzarle.<br />

En el extremo más alejado del bosque, donde el desagüe pluvial pasaba por debajo de la carretera<br />

interestatal, había un enorme tubo de cemento del desagüe, lo bastante grande como para que un<br />

niño pudiera atravesarlo, pero demasiado pequeño para un adulto. Podía ocultarse allí, e incluso si<br />

lo encontraban, no podrían entrar para cogerle. Ni siquiera atraparle. Se habría marchado muy lejos<br />

antes de que ellos lograsen llegar al paso superior más cercano de la carretera para rodearlo por el<br />

otro extremo del tubo.<br />

–¿Adonde vas, Walt?<br />

No contestó a la pregunta.<br />

–Tú sígueme.<br />

172

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!