13.05.2013 Views

Horror 7- Stephen King y otros

Horror 7- Stephen King y otros

Horror 7- Stephen King y otros

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

<strong>Stephen</strong> <strong>King</strong> y Otros <strong>Horror</strong> 7<br />

–Me he escapado –respondió–. Los alienígenas que me revivieron han vuelto a buscarme. Mamá<br />

quiere entregarme a ellos.<br />

El señor Hodges no creyó una sola palabra.<br />

–Aunque hubiera ocurrido así, e imagino que no es más asombroso que las demás cosas que te<br />

han ocurrido en estos días, ¿por qué iba tu madre a llamar a la policía? Ellos no harían más que<br />

complicarle las cosas después.<br />

Walt volvió a encogerse de hombros.<br />

–Mamá es una traidora –replicó. El señor Hodges sacudió la cabeza.<br />

–Walt, no sé lo que eres, pero eres muy raro. –Miró hacia el bosque, en todas direcciones–.<br />

¿Quieres pasar a tomar un poco de chocolate?<br />

Walt sabía que no debía confiar en aquel hombre; la experiencia le decía que aquella noche no<br />

debía confiar en nadie. Pero estaba cansado de huir y de tener miedo, de manera que asintió.<br />

–Sí.<br />

–Entra por la puerta lateral –le indicó el señor Hodges.<br />

Él obedeció.<br />

Dentro todavía estaba oscuro. Se sentaron a la mesa de la cocina mientras el director preparaba<br />

el chocolate (él se hizo café), para lo cual se alumbró sólo con la luz que entraba por las ventanas y<br />

que provenía de las farolas de la calle.<br />

–Es mejor que no encendamos las luces –explicó–. Tal como están buscándote ahí fuera, si las<br />

encendiéramos, seguro que te verían.<br />

–Sí –asintió Walt.<br />

En realidad no tenían mucho de que hablar. Walt ya había dicho más sobre sí mismo y sobre los<br />

alienígenas de lo que jamás se había propuesto contarle a nadie. Y la verdad era que no sabía mucho<br />

más. Quedaba la escuela, pero Walt se sintió incómodo de hablar con el director de nada interesante;<br />

podría meter a alguien en apuros.<br />

–La señorita Allison está en el hospital –dijo el señor Hodges–. Ayer por la tarde sufrió un ataque<br />

de nervios. En su propia aula. A las cuatro entró el conserje para barrer y fregar, y la encontró<br />

allí, mirando al infinito, como si esperara algo. Y por más cosas que le hicimos, ni pestañeaba, aunque<br />

si la observabas el tiempo suficiente, a lo mejor la veías pestañear por sí sola.<br />

Walt asintió y se portó de una forma muy rara.<br />

El señor Hodges encendió la pipa: en tres ocasiones aspiró por ella la llama de un encendedor de<br />

butano produciendo un siseo aspirante. El humo se elevó y quedó congelado en el haz de luz de la<br />

farola. El olor era pleno, pero amargo y polvoriento.<br />

Walt supo que el sol no tardaría en salir. Sintió que se aflojaba lentamente igual que cuando la<br />

imagen desaparece poco a poco del televisor; notó que los músculos se le relajaban despacio; la cabeza<br />

se le fue deslizando hacia el cojín de su brazo que descansaba sobre la mesa, junto a la taza de<br />

chocolate. Trató de ponerse tenso y mantenerse despierto, pero no pudo.<br />

–¿Walt? ¿Estás bien?<br />

La pregunta del señor Hodges lo despertó. Sacudió la cabeza y se disculpó.<br />

–Lo siento. Estoy bien.<br />

–¿Quieres acostarte en el sofá? ¿Necesitas dormir?<br />

171

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!