Caso Nariño - Observatorio DDR - Universidad Nacional de Colombia

Observatorio de Procesos de Desarme, Desmovilización y Reintegración – ODDR –
De acuerdo con el teniente coronel Héctor Arturo Méndez Gaviria, comandante del Batallón
Boyacá, en el instante en que el excombatiente de ese grupo alzado en armas que en la zona se
dedica a la extorsión, secuestro, siembra de cultivos ilícitos, la producción y comercialización
de sustancias alucinógenas se entregó a las tropas, tenia en su poder cuatro proveedores, un
fusil AK 47 y una granada M-26.
Según lo manifestado a las autoridades por el muchacho de 19 años de edad, durante el tiempo
que contra su voluntad estuvo en dicha organización alzada en armas, presenció diversas
escenas en las cuales otros guerrilleros, amenazaron de muerte a los campesinos que se
oponían a la entrega sus tierras.
"Como en la guerrilla todo es prohibido, nadie se puede enamorar. Sin embargo los
sentimientos pudieron más. Durante el tiempo que estuve con mi novia, ella quedó en
embarazo y el día en que los 'mandamás' de la guerrilla se enteraron ordenaron a un grupo de
subversivas que había hecho un curso de enfermería, que le practicarán un aborto".
"En ese procedimiento que a propósito se hizo sin las mínimas condiciones de salubridad, no
solo perdí a mi hijo, sino además a mi mujer", precisó el excombatiente a las autoridades.
Indicó que en las impositivas charlas que impartían a los habitantes de los caseríos donde los
altos mandos subversivos llegaban, obligaban a los niños y niñas a dejar sus carros y muñecas
para que observaran videos alusivos al terrorismo y al pensamiento subversivo de la
agrupación.
Explicó que las radicales órdenes que los jefes guerrilleros impartían, obligaron a muchos
campesinos a abandonar sus casas y parcelas. Según lo expresado por el desertor al coronel, los
desalojos forzados se hacían en determinados sitios de Samaniego porque se constituían en
estratégicos puntos para la ejecución de las ilícitas actividades que el ELN tiene planeado
realizar no solo contra la población civil, sino también contra las infraestructuras energéticas y
la Fuerza Pública.
"Para evitar que los menores de edad y jóvenes reclutados deserten de las filas guerrilleras, se
conoció que los altos mandos insurgentes les hacen ver al Ejército y a la Policía como sus
enemigos. De igual manera les advierten que si son descubiertos intentando escapar serán
fusilados. Por esos factores, muchos de los adolescentes que desean salir de la insurgencia no
lo hacen", manifestó el teniente coronel Méndez Gaviria.
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