Hollywood despliega su larga alfombra roja - Lobby
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LOBBY<br />
por el Dr. César Landaeta H.<br />
foto: Charlie Balch<br />
CÓMO MANDAR A LA GENTE AL CARAJO!<br />
Comienza<br />
el año nuevo...<br />
¡qué pereza!<br />
enero ha llegado con <strong>su</strong> habitual carga de esperanzas por lo que significan 365 días sin estrenar,<br />
nuevecitos, totalmente en blanco, hechos así como para que los seres humanos escriban en ellos<br />
cada día lo que mejor les parezca.<br />
muchos uTilizan El primEro de esos días para hacerse<br />
una programación de cambio, más llena de<br />
buenas intenciones que de verdaderos propósitos<br />
de realización.<br />
Esa lista generalmente comienza motivada por<br />
los sentimientos de culpa que dejaron los excesos<br />
navideños. Que ahora sí se comenzará definitivamente<br />
la dieta que se ha postergado por varios<br />
años. Que hay que bajar el con<strong>su</strong>mo alcohólico y<br />
definitivamente abandonar el cigarrillo. Que el plan<br />
deportivo será ya una rutina cotidiana. Que vamos<br />
a <strong>su</strong>spender el castigo de silencio que le estábamos<br />
aplicando a la <strong>su</strong>egra por meterse en lo que no le<br />
interesa o resolver el conflicto que teníamos con el<br />
vecino por culpa del perro que utiliza nuestro jardín<br />
como <strong>su</strong> campo de retozo, etc.<br />
Después puede que aparezcan otros puntos cada<br />
vez menos cruciales, hasta que la enumeración termine<br />
por diluirse en cualquier causa trivial, tal como empezar<br />
a interesarse en la trayectoria espacial de los cometas<br />
o en la medida de los zapatos que usa Paris Hilton.<br />
No importa, en verdad, demasiado lo que se coloque<br />
a esas alturas. Total, cada año que comienza se<br />
distingue muy poco del anterior en cuanto a deseos<br />
de prosperidad, salutaciones, abrazos y listas de cosas<br />
que casi nunca terminamos cumpliendo.<br />
Tras reflexionar durante estos días -sin mucho<br />
esfuerzo de mi parte debo admitir- sobre este tema<br />
tan particular, me inclino a pensar que la razón<br />
que condiciona el incumplimiento de los propósitos<br />
de Año Nuevo es sencillamente la crispación<br />
que nos origina toda esa cantaleta sobre los compromisos<br />
que se <strong>su</strong>pone debemos plantearnos cada<br />
vez que comienza Enero.<br />
Casi sin excepción, en estos días todo el mundo<br />
se empeña en preguntarnos sobre nuestros próximos<br />
planes y desearnos, como si fuera un augurio<br />
maravilloso, que tengamos mucho trabajo y energía<br />
para cargar con él.