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Literatura dramática y soportes. Domingo Miras Del teatro que viene ...

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No hay manera de <strong>que</strong><br />

se salve la puesta en<br />

escena: si es mala por<br />

meramente ilustrativa,<br />

resulta inútil; y si es<br />

buena por sorprendente,<br />

imaginativa y saltarina, se<br />

come al texto.<br />

junto a la chimenea,puedo gozar de Hamlet<br />

en la integridad de sus valores esenciales,<br />

cuanto hay en él de calidades sublimes se<br />

realiza plenamente en la lectura de sus palabras.<br />

Hamlet es un texto.<br />

La obra literaria deja, ciertamente, en<br />

sus figuras un margen de indecisión. El<br />

Hamlet de la lectura no tiene nunca ante<br />

nuestra fantasía todos los atributos de un<br />

ser real. No sé bien cómo es su nariz, ni<br />

veo el ángulo <strong>que</strong> forman sus dedos al<br />

accionar. Ese margen de inconcreción lo<br />

llena el actor: pone su nariz, y su mano y el<br />

timbre de su voz. Por esto —se dice—<br />

caben distintas interpretaciones teatrales<br />

de él. Pero eso <strong>que</strong> añade el actor me<br />

parece, en el mejor caso, inesencial. Para<br />

una sensibilidad educada es, decididamente,<br />

un estorbo. Lo interesante de<br />

Hamlet no es su nariz, ni su ademán, ni el<br />

timbre de su voz. Más aún: Hamlet gana<br />

con la vaguedad y la lejanía <strong>que</strong> conserva<br />

en la lectura. El Hamlet visible y presente,<br />

vagando por la escena pintada, no es más,<br />

sino menos Hamlet <strong>que</strong> el otro —esfumado,<br />

incompleto, mera idea y palabra del<br />

texto—. De aquí <strong>que</strong> no se haya logrado<br />

jamás figurar plásticamente en lienzo, en<br />

mármol, un Hamlet o un Don Quijote <strong>que</strong><br />

no nos parezcan triviales.<br />

Esto <strong>que</strong> digo de Hamlet puede aplicarse<br />

a las demás obras <strong>dramática</strong>s del<br />

género tradicional. Cuanto mejores sean,<br />

más exclusivamente consistirá su mérito en<br />

puras calidades de poesía y fino dinamismo<br />

psicológico. Tal vez sólo se exige para <strong>que</strong><br />

tengan carácter “teatral”en el vulgar sentido<br />

de la palabra, <strong>que</strong> no se desarrolle el texto<br />

muy lentamente y <strong>que</strong> preparen de rato en<br />

rato una situación patética.<br />

Ello es <strong>que</strong> en la obra teatral al uso, todo<br />

lo <strong>que</strong> hay de verdadero valor puede ser<br />

íntegramente gozado mediante la simple<br />

lectura,sin necesidad de ir al <strong>teatro</strong>,y lo <strong>que</strong><br />

éste añade es, en el mejor caso, superfluo,<br />

innecesario, inesencial.Yo no discuto ahora<br />

<strong>que</strong> la representación teatral no haya sido<br />

en otro tiempo necesaria, para <strong>que</strong> un<br />

público todavía ineducado llegase a sentir<br />

las finezas psicológicas y el contenido<br />

poético del texto. Es muy posible <strong>que</strong> la<br />

plástica teatral nos haya servido de andadores<br />

para aprender a leer. Lo único <strong>que</strong><br />

afirmo es <strong>que</strong> hoy, un hombre capaz de<br />

percibir las calidades superiores de la obra<br />

<strong>dramática</strong>, goza de ésta íntegramente sin<br />

necesidad de verla representada».<br />

Y añade más adelante: «El <strong>teatro</strong> actual<br />

es, para un público selecto, claramente<br />

innecesario, por<strong>que</strong> el placer <strong>que</strong> propone<br />

se obtiene con menos riesgo y esfuerzo<br />

mediante la lectura. Consecuencia: el<br />

<strong>teatro</strong> es hoy la quinta rueda del carro».<br />

Pero esta abrumadora superioridad del<br />

sustantivo “literatura” sobre el adjetivo<br />

“<strong>dramática</strong>” puede a veces corregirse, el<br />

propio Ortega admite la posibilidad de<br />

<strong>que</strong>, a veces, la puesta en escena no sea<br />

superflua y prescindible. Lo admite, y lo<br />

ilustra con un ejemplo, como antes hizo<br />

con Hamlet:<br />

«Cabe imaginar una representación deliciosa<br />

de La vida es sueño, acentuando<br />

cuanto yace en el tema para el ballet o la<br />

pantomima. En esta representación lo<br />

importante serían las decoraciones, los<br />

trajes, el ritmo de los movimientos. La<br />

fantasía, la musicalidad y el sentido cromático<br />

de un grupo de artistas nuevos crearían<br />

un espectáculo encantador. En semejante<br />

caso, lo <strong>que</strong> el <strong>teatro</strong> añadiría al texto sería<br />

de alta calidad y valdría por sí mismo. El<br />

verso calderoniano superpondría sus volutas<br />

coruscantes al acontecimiento plástico, y<br />

tendríamos, en rigor, juntas dos obras de<br />

arte, extrañas entre sí, pero ambas sustantivas.<br />

Es muy posible <strong>que</strong> la atención no<br />

pudiera gozar a un tiempo de ambas.<br />

Entonces resultaría <strong>que</strong> cuando añade a la<br />

poesía algo valioso por sí, la hace daño».<br />

Nada, no hay manera de <strong>que</strong> se salve la<br />

puesta en escena: si es mala por meramente<br />

ilustrativa, resulta inútil; y si es buena por<br />

sorprendente, imaginativa y saltarina, se<br />

come al texto. O sea, <strong>que</strong> a don José Ortega<br />

y Gasset no le gustaba el <strong>teatro</strong>.<br />

Gustarle, sí le gustaba, pero el <strong>teatro</strong> de<br />

variedades bien hecho. Le gustaban las<br />

piernas, pero con la plumas nuevecitas y<br />

<strong>que</strong> la or<strong>que</strong>sta sonase bien.<br />

Precisamente, recordamos <strong>que</strong> el artículo<br />

se titula “Elogio del Murciélago”, o<br />

sea, elogio de un espectáculo teatral al <strong>que</strong><br />

acababa de asistir y del <strong>que</strong> salió encantado:<br />

un ballet ruso <strong>que</strong> se llamaba “El<br />

Murciélago”:no se trata,pues,de elogiar “al<br />

volátil vespertino <strong>que</strong> inquieta con su<br />

vuelo de trapo los crepúsculos cálidos”,<br />

como él mismo cuida de aclarar: «Este<br />

“Murciélago” es el espectáculo así llamado<br />

6 Invierno 2000

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