joaquín escriche martin - Centro de Estudios del Jiloca
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terreno, para que pocos años después pudiera el P. Cayetano Ramo de Sto. Domingo, nombrado nuevo rector, empezar y dar feliz remate a la magnífica y sólida iglesia que había de completar la obra del colegio. Después de invertir algunos años en las anteriores enseñanzas, atendiendo el P. Provincial Pedro Celma a las dotes de inteligencia y, mas aún, a la observancia ejemplarísima del P. Domingo Rubio, le nombró Lector de Filosofía y mas tarde de Teología moral, explicando con gran aplauso ambas disciplinas a los juniores y a los jóvenes externos que frecuentaban la clase, a quienes también inculcó con eficacia el espíritu de observancia religiosa. Maestro de novicios y Rector De Daroca fue trasladado a Peralta con el nombramiento de Maestro de novicios. Este era el cargo que mas se avenía con su espíritu piadoso, con su amor a la observancia y con su afición al retiro. Era gran maestro de espíritu, y se propuso con el ejemplo y con la palabra, no imponer, sino hacer amar la mas estrecha religiosidad, y pudo contemplar con gozo el mas espléndido florecimiento de la misma. Durante el trienio de 1766 a 1769, unió al cargo de Maestro de novicios el de Rector de Peralta, y se esforzó en hacer reinar en la casa y en las escuelas aquel espíritu de piedad que prevalecía en el noviciado. El año 1772 fue nombrado rector del colegio de Albarracín en sustitución del P. Feliciano Molina, donde permaneció hasta 1775 que aprovechó para establecer en aquella casa una rigurosísima observancia. En ese año volvió de nuevo al rectorado de Peralta, y en 1778 pasó a desempeñar el de Benabarre, donde convenía restablecer la disciplina regular que andaba algo descuidada. Después de haber edificado con sus virtudes y conducta religiosa los colegios y las poblaciones de Daroca, Peralta, Albarracín y Benabarre, pasó el final de su vida en Sos del Rey Católico. Era a la sazón rector el P. Lucas Traid y, cuando llegó el escolapio de Torrelosnegros, con él compartió las tareas del confesonario y las visitas y auxilios a los enfermos y necesitados, así como la catequesis de los niños de la escuela hasta que, trasladado a Albarracín el P. Traid, tomó a su cargo el P.Domingo Rubio el continuar por si solo estos ejercicios de piedad cristiana. Todo el día tenía dedicado a obras espirituales en beneficio de los religiosos, de los discípulos, o de los fieles, exceptuando solo el tiempo destinado a los actos de comunidad pues entonces regentaba el cargo de vicerrector del colegio. Gustaba además consagrar a la oración buena parte de las noches, y así llegó a una ancianidad venerable, querido y respetado por propios y extraños, por su bondad y virtudes, hasta que, víctima de un ataque de apoplejía, murió en Sos el 5 de diciembre de 1806, a los setenta y ocho años y medio de edad, y cincuenta y ocho de religión. Pese a su intensa labor pedagógica y religiosa, como escritor se le conoce una "PALESTRA ORATORIO-POÉTICA", impreso en Zaragoza el año 1759. Bibliografía CUEVA, D. (1983): Rubio, Domingo. Diccionario Enciclopédico Escolapio. Salamanca, t. II, pp. 477 LLANAS: Escolapios insignes por su piedad religiosa ... Madrid, t. IV, pp. 343-346 338
Rubio, Guillermo (Villafranca del Campo, final s.XII-?) Jaime Lorén, José María y Jaime Gómez, José (1990):``Guillermo Rubio (Villafranca del Campo, final s.XII-?): filósofo y teólogo franciscano del medievo.´´. Calamocha, Xiloca, 05, pág. 069-073 339
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terreno, para que pocos años <strong>de</strong>spués pudiera el P. Cayetano Ramo <strong>de</strong> Sto. Domingo,<br />
nombrado nuevo rector, empezar y dar feliz remate a la magnífica y sólida iglesia que<br />
había <strong>de</strong> completar la obra <strong>de</strong>l colegio.<br />
Después <strong>de</strong> invertir algunos años en las anteriores enseñanzas, atendiendo el P.<br />
Provincial Pedro Celma a las dotes <strong>de</strong> inteligencia y, mas aún, a la observancia<br />
ejemplarísima <strong>de</strong>l P. Domingo Rubio, le nombró Lector <strong>de</strong> Filosofía y mas tar<strong>de</strong> <strong>de</strong><br />
Teología moral, explicando con gran aplauso ambas disciplinas a los juniores y a los<br />
jóvenes externos que frecuentaban la clase, a quienes también inculcó con eficacia el<br />
espíritu <strong>de</strong> observancia religiosa.<br />
Maestro <strong>de</strong> novicios y Rector<br />
De Daroca fue trasladado a Peralta con el nombramiento <strong>de</strong> Maestro <strong>de</strong> novicios. Este<br />
era el cargo que mas se avenía con su espíritu piadoso, con su amor a la observancia y<br />
con su afición al retiro. Era gran maestro <strong>de</strong> espíritu, y se propuso con el ejemplo y con<br />
la palabra, no imponer, sino hacer amar la mas estrecha religiosidad, y pudo contemplar<br />
con gozo el mas espléndido florecimiento <strong>de</strong> la misma. Durante el trienio <strong>de</strong> 1766 a<br />
1769, unió al cargo <strong>de</strong> Maestro <strong>de</strong> novicios el <strong>de</strong> Rector <strong>de</strong> Peralta, y se esforzó en<br />
hacer reinar en la casa y en las escuelas aquel espíritu <strong>de</strong> piedad que prevalecía en el<br />
noviciado.<br />
El año 1772 fue nombrado rector <strong>de</strong>l colegio <strong>de</strong> Albarracín en sustitución <strong>de</strong>l P. Feliciano<br />
Molina, don<strong>de</strong> permaneció hasta 1775 que aprovechó para establecer en aquella casa<br />
una rigurosísima observancia. En ese año volvió <strong>de</strong> nuevo al rectorado <strong>de</strong> Peralta, y en<br />
1778 pasó a <strong>de</strong>sempeñar el <strong>de</strong> Benabarre, don<strong>de</strong> convenía restablecer la disciplina<br />
regular que andaba algo <strong>de</strong>scuidada.<br />
Después <strong>de</strong> haber edificado con sus virtu<strong>de</strong>s y conducta religiosa los colegios y las<br />
poblaciones <strong>de</strong> Daroca, Peralta, Albarracín y Benabarre, pasó el final <strong>de</strong> su vida en Sos<br />
<strong>de</strong>l Rey Católico. Era a la sazón rector el P. Lucas Traid y, cuando llegó el escolapio <strong>de</strong><br />
Torrelosnegros, con él compartió las tareas <strong>de</strong>l confesonario y las visitas y auxilios a los<br />
enfermos y necesitados, así como la catequesis <strong>de</strong> los niños <strong>de</strong> la escuela hasta que,<br />
trasladado a Albarracín el P. Traid, tomó a su cargo el P.Domingo Rubio el continuar por<br />
si solo estos ejercicios <strong>de</strong> piedad cristiana.<br />
Todo el día tenía <strong>de</strong>dicado a obras espirituales en beneficio <strong>de</strong> los religiosos, <strong>de</strong> los<br />
discípulos, o <strong>de</strong> los fieles, exceptuando solo el tiempo <strong>de</strong>stinado a los actos <strong>de</strong><br />
comunidad pues entonces regentaba el cargo <strong>de</strong> vicerrector <strong>de</strong>l colegio. Gustaba<br />
a<strong>de</strong>más consagrar a la oración buena parte <strong>de</strong> las noches, y así llegó a una ancianidad<br />
venerable, querido y respetado por propios y extraños, por su bondad y virtu<strong>de</strong>s, hasta<br />
que, víctima <strong>de</strong> un ataque <strong>de</strong> apoplejía, murió en Sos el 5 <strong>de</strong> diciembre <strong>de</strong> 1806, a los<br />
setenta y ocho años y medio <strong>de</strong> edad, y cincuenta y ocho <strong>de</strong> religión.<br />
Pese a su intensa labor pedagógica y religiosa, como escritor se le conoce una<br />
"PALESTRA ORATORIO-POÉTICA", impreso en Zaragoza el año 1759.<br />
Bibliografía<br />
CUEVA, D. (1983): Rubio, Domingo. Diccionario Enciclopédico Escolapio. Salamanca, t. II, pp. 477<br />
LLANAS: Escolapios insignes por su piedad religiosa ... Madrid, t. IV, pp. 343-346<br />
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