joaquín escriche martin - Centro de Estudios del Jiloca
joaquín escriche martin - Centro de Estudios del Jiloca joaquín escriche martin - Centro de Estudios del Jiloca
En la mañana del 13 entró en la ciudad el resto de la columna con el general de Bello a la cabeza. Marco piadoso, Marco aragonés y Marco militar no podía entrar en Daroca sin hacer ostentación pública de su devoción al Santísimo Misterio, y así hizo que sus fuerzas rindiesen armas, y en nombre propio y en el de Carlos VII adorasen las Sagradas Formas, milagrosamente conservadas en los famosos Corporales, que designa el vulgo con el nombre de Santísimo Misterio. Desplegadas las fuerzas en la colegiata y en la plaza adyacente, se celebró solemne misa y se expuso el relicario en el balcón de la iglesia rodeado del clero, estado mayor y oficialidad. Tocaron la Marcha Real las cornetas, rindieron armas las fuerzas carlistas, y doblaron todos la rodilla ante el Santísimo Misterio, con edificación grande de Daroca entera que presenciaba el conmovedor espectáculo. Corrieron las lágrimas de muchos ojos y arraigó en los corazones todos el convencimiento de que aquéllos eran soldados verdaderamente aragoneses y cristianos, y el carlista el verdadero ejército de la fe. Matiza Polo que tal suceso tuvo lugar en la primera entrada de Marco en Daroca el 26 de noviembre de 1873, y es que, efectivamente, en tal fecha tuvo lugar esta brillante acción y no en marzo del 74 como narra en la novela. En esta última fecha, y como maniobra de distracción mientras se procedía a fortificar la plaza de Cantavieja, Marco marchó con una parte de sus fuerzas por Daroca, Campo de Bello y Molina de Aragón, desde donde regresó rápidamente el 26 de marzo por Rubielos de Mora de nuevo a Cantavieja. Se extiende el novelista explicando el hondo significado del Milagro de los Corporales en el escudo y en la historia de Daroca, narrando de forma pormenorizada la acción de Berenguer de Entenza al frente de los tercios de Daroca, Calatayud y Teruel en la reconquista de Luchente el año 1238, y el misterio de las seis hostias ensangrentadas, sazonado todo con una erudita y extensa cita contemporánea que toma de la Crónica del Congreso Eucarístico de Valencia. El mismo día 13 dejaron Daroca para ir hacia Molina de Aragón, mientras el Palomo/Pedro Calvo con unas pocas fuerzas se dirigía a Báguena y pueblos de la ribera a reclutar y armar nuevos soldados, llegando a tiempo a Cantavieja de encerrarse en la plaza con los cadetes del colegio, y repeler el ataque desesperado de los liberales de Despujols, dando tiempo a la llegada de Marco que volvía a toda prisa con el grueso de las tropas de su correría por tierras de la antigua Comunidad de Daroca y Señorío de Molina. Nuevamente el literato se ve en la necesidad de precisar que Hizo esta temeraria defensa el 23 de Abril de 1874 el gobernador de Cantavieja D. Joaquín Lacambra. Al atribuir nosotros este y otros hechos de armas, todos rigurosamente históricos, á nuestro guerrillero imaginario, tendrá que dispensarnos el lector algún ligero anacronismo. El ataque a Teruel y otras aventuras Entramos así en la parte final, en el que la narración recupera el pulso en su vertiente amorosa. Hay una bella descripción de las fiestas de Torres de Albarracín en honor a San Roque, con la misa y procesión solemne de estandartes y andas, disparos de morteretes y de escopeteros, canto de los gozos al Santo, recitado de loas populares, romería a la ermita y bailes populares al son de dulzaina y tamboril. 272
De puntillas comenta el fracaso del intento carlista de tomar la ciudad de Teruel - cuyas acciones debió de seguir bien de cerca el propio novelista que allí residía entonces-, de lo que culpa a la incompetencia del estado mayor que rodeaba al infante D. Alfonso, nuevo comandante general de Aragón. Si le dejan obrar libremente á Marco, con sus solas fuerzas aragonesas, sin mezcla de castellanos ni valencianos, Marco hubiera tomado la plaza sin derramar una sola gota de sangre, ó tal vez la plaza se hubiera entregado al caballero aragonés sin el menor recelo, convirtiendo á Teruel, de acuerdo común, en población abierta. Mezcla Polo y Peyrolón las andanzas de sus jóvenes enamorados, ya se ha dicho Rafael, María y Fernando, con nuevas aventuras ahora en el frente del norte que toma de aquí y de allá, y en las que el honor y la gallardía de las fuerzas carlistas brilla al más alto nivel y es reconocida sin discusión por sus mismos adversarios. Mientras tanto el Palomo, incapaz de permanecer inactivo, solicita y obtiene del infante permiso para hacer una incursión por tierras de Castilla y de Andalucía. Se despidió de Marco y partió de Chelva el 14 de septiembre de 1874 con 500 infantes, 35 caballos y algunos oficiales. Que se trataba otra vez de las andanzas de Florentino Polo parece claro por el párrafo de su hermano en el que avisa de que extractaba el Diario de nuestro guerrillero, que nunca dejó de anotar día por día sus operaciones. Por otra parte, de nuevo el relato de los sucesos se hace en primera persona. Así cuenta sus andanzas por Caudete, Casas-Ibáñez, Alator, Alpera, Hellín, Alcantarilla, Vélez Blanco, Vélez Rubio, Lorca, Huéscar, Agramont, Jumilla, Novelda, Aspe, Elche, Crevillente, Orihuela, Cieza, Yecla, y muchos otros pueblos de Albacete, Alicante, Murcia y Almería, hasta regresar a Villanueva de la Fuente el 17 de octubre siguiente, en que se cierra el Diario con sus noticias rigurosamente históricas. Pero una novela como El Guerrillero, en la que el componente romántico es fundamental, necesita para el protagonista principal un final digno de la vida generosa y caballeresca que ha llevado siempre. Se hace obligado el sacrificio de su propia vida. Así el Palomo representa al final el personaje del coronel carlista D. Miguel Lozano, que, víctima de una traición, es apresado y condenado a muerte. Tienen lugar a continuación las escenas literarias más logradas de la novela, es el momento en el que se intenta a distintos niveles salvar su vida. Mas, todo es inútil, la fuerza del destino es más poderosa, y el condenado es pasado por las armas en Albacete, en una ejecución que se detalla minuciosamente transcribiendo la reseña periodística que apareció en El Correo Español, adobado con otros detalles que el autor toma de sus fuentes históricas de consulta. Muerto el Palomo, resuelto por fin el triángulo amoroso planteado al comienzo, y abiertamente fracasado el alzamiento carlista, no puede evitar Polo y Peyrolón traer de nuevo al aguerrido canónigo Sarmiento del comienzo, aquel que exaltaba a los carlistas a echarse al monte. Esta vez es ya un tranquilo sacerdote. Repuesta la monarquía y fenecida la república, ya cobraba todos los meses, por lo tanto instaba a sus antiguos amigos a que se retiraran del campo de batalla y volvieran a sus casas. Con un punto de ira contenida le recuerdan que, si en aquellos días había escrito el folleto El derecho de los católicos á defenderse hasta con las armas en la mano, ahora bien podía escribir otro sobre La obligación de los católicos de someterse á los poderes masónicos y revolucionarios por un mendrugo de pan. 273
- Page 221 and 222: composición alegórica compuesta p
- Page 223 and 224: DOMINGO HERNANDO CRESPO (Fonfría,
- Page 225 and 226: FR. JUAN HERNANDO (Ojos Negros, 168
- Page 227 and 228: José Ibáñez Gassia (Fuentes Clar
- Page 229 and 230: FULGENCIO JAIME SERRANO (Calamocha,
- Page 231 and 232: de escribir a Bello indicando las p
- Page 233 and 234: MATÍAS JULBE DE SAN ANTONIO (Torri
- Page 235 and 236: JUAN JUSTE ROCHE (Torrelosnegros, ?
- Page 237 and 238: JOSÉ LAPAYESE BRUNA (Calamocha, 18
- Page 239 and 240: hacer a los aragoneses más a prop
- Page 241 and 242: en la que, con garbo, solicita de l
- Page 243 and 244: sus alumnos no se limitasen a trasl
- Page 245 and 246: Lapayese se hallaba pasando algunos
- Page 247 and 248: 1973: Diputación Provincial, Zarag
- Page 249 and 250: CORTÉS CAVANILLES, J. (1956): El r
- Page 251 and 252: VICE (1958): José de Lapayese. L'E
- Page 253 and 254: un Te Deum al Niño Jesús, los "C
- Page 255 and 256: López Catalán, Julián (San Mart
- Page 257 and 258: FR. JOAQUÍN LÓPEZ FORTEA (Calamoc
- Page 259 and 260: TOMÁS LÓPEZ DE SAN PEDRO (Almohaj
- Page 261 and 262: MANUEL MARCO Y RODRIGO, “MARCO DE
- Page 263 and 264: estudios 21 . Nombrado en 1867 auxi
- Page 265 and 266: hay algún capítulo en que de repe
- Page 267 and 268: no saliendo ellos, no saldría nadi
- Page 269 and 270: persecuciones y tratamientos infame
- Page 271: Guiaba el Palomo en persona, quien
- Page 275 and 276: es decirlo, sin censurar en sus adv
- Page 277 and 278: CARLOS MARTÍN DE LANCIS (Olalla, m
- Page 279 and 280: JUAN ANTONIO MARTÍN VALENZUELA (To
- Page 281 and 282: Addenda Martínez Rubio, José (Ró
- Page 283 and 284: concedido para la impresión, respo
- Page 285 and 286: Mateo Lozano, Ramón (Monreal del C
- Page 287 and 288: TOMÁS ORRIOS DE LA TORRE (Ferrerue
- Page 289 and 290: presente Historia, aunque de tamañ
- Page 291 and 292: RAMÓN PARDOS LACRUZ (San Martín d
- Page 293 and 294: ÁNGEL PASTOR BELTRÁN (Mezquita de
- Page 295 and 296: este escolapio calamochino dedicó
- Page 297 and 298: RAMÓN POLO DE SAN FRANCISCO (Ferre
- Page 299 and 300: PEDRO PRUNEDA MARTÍN (El Poyo del
- Page 301 and 302: 30.VII.1879: Carta el Director indi
- Page 303 and 304: Al parecer falleció en 1720 según
- Page 305 and 306: LUÍS AMIGÓ". A partir de aquí ya
- Page 307 and 308: precio, al precio de malos días y
- Page 309 and 310: una anónima nota manuscrita indica
- Page 311 and 312: CAYETANO RAMO DE SANTO DOMINGO DE S
- Page 313 and 314: por segunda vez se había encargado
- Page 315 and 316: Según informa Félix Latassa, dej
- Page 317 and 318: mientras su gratitud condensa el al
- Page 319 and 320: Enseñanza Primaria", la cual se pu
- Page 321 and 322: Addenda Rivera Llanas, Valero De im
De puntillas comenta el fracaso <strong>de</strong>l intento carlista <strong>de</strong> tomar la ciudad <strong>de</strong> Teruel -<br />
cuyas acciones <strong>de</strong>bió <strong>de</strong> seguir bien <strong>de</strong> cerca el propio novelista que allí residía<br />
entonces-, <strong>de</strong> lo que culpa a la incompetencia <strong>de</strong>l estado mayor que ro<strong>de</strong>aba al infante<br />
D. Alfonso, nuevo comandante general <strong>de</strong> Aragón. Si le <strong>de</strong>jan obrar libremente á Marco,<br />
con sus solas fuerzas aragonesas, sin mezcla <strong>de</strong> castellanos ni valencianos, Marco<br />
hubiera tomado la plaza sin <strong>de</strong>rramar una sola gota <strong>de</strong> sangre, ó tal vez la plaza se<br />
hubiera entregado al caballero aragonés sin el menor recelo, convirtiendo á Teruel, <strong>de</strong><br />
acuerdo común, en población abierta.<br />
Mezcla Polo y Peyrolón las andanzas <strong>de</strong> sus jóvenes enamorados, ya se ha dicho<br />
Rafael, María y Fernando, con nuevas aventuras ahora en el frente <strong>de</strong>l norte que toma<br />
<strong>de</strong> aquí y <strong>de</strong> allá, y en las que el honor y la gallardía <strong>de</strong> las fuerzas carlistas brilla al más<br />
alto nivel y es reconocida sin discusión por sus mismos adversarios.<br />
Mientras tanto el Palomo, incapaz <strong>de</strong> permanecer inactivo, solicita y obtiene <strong>de</strong>l<br />
infante permiso para hacer una incursión por tierras <strong>de</strong> Castilla y <strong>de</strong> Andalucía. Se<br />
<strong>de</strong>spidió <strong>de</strong> Marco y partió <strong>de</strong> Chelva el 14 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1874 con 500 infantes, 35<br />
caballos y algunos oficiales. Que se trataba otra vez <strong>de</strong> las andanzas <strong>de</strong> Florentino Polo<br />
parece claro por el párrafo <strong>de</strong> su hermano en el que avisa <strong>de</strong> que extractaba el Diario <strong>de</strong><br />
nuestro guerrillero, que nunca <strong>de</strong>jó <strong>de</strong> anotar día por día sus operaciones. Por otra<br />
parte, <strong>de</strong> nuevo el relato <strong>de</strong> los sucesos se hace en primera persona. Así cuenta sus<br />
andanzas por Cau<strong>de</strong>te, Casas-Ibáñez, Alator, Alpera, Hellín, Alcantarilla, Vélez Blanco,<br />
Vélez Rubio, Lorca, Huéscar, Agramont, Jumilla, Novelda, Aspe, Elche, Crevillente,<br />
Orihuela, Cieza, Yecla, y muchos otros pueblos <strong>de</strong> Albacete, Alicante, Murcia y Almería,<br />
hasta regresar a Villanueva <strong>de</strong> la Fuente el 17 <strong>de</strong> octubre siguiente, en que se cierra el<br />
Diario con sus noticias rigurosamente históricas.<br />
Pero una novela como El Guerrillero, en la que el componente romántico es<br />
fundamental, necesita para el protagonista principal un final digno <strong>de</strong> la vida generosa y<br />
caballeresca que ha llevado siempre. Se hace obligado el sacrificio <strong>de</strong> su propia vida. Así<br />
el Palomo representa al final el personaje <strong>de</strong>l coronel carlista D. Miguel Lozano, que,<br />
víctima <strong>de</strong> una traición, es apresado y con<strong>de</strong>nado a muerte. Tienen lugar a continuación<br />
las escenas literarias más logradas <strong>de</strong> la novela, es el momento en el que se intenta a<br />
distintos niveles salvar su vida. Mas, todo es inútil, la fuerza <strong>de</strong>l <strong>de</strong>stino es más<br />
po<strong>de</strong>rosa, y el con<strong>de</strong>nado es pasado por las armas en Albacete, en una ejecución que se<br />
<strong>de</strong>talla minuciosamente transcribiendo la reseña periodística que apareció en El Correo<br />
Español, adobado con otros <strong>de</strong>talles que el autor toma <strong>de</strong> sus fuentes históricas <strong>de</strong><br />
consulta.<br />
Muerto el Palomo, resuelto por fin el triángulo amoroso planteado al comienzo, y<br />
abiertamente fracasado el alzamiento carlista, no pue<strong>de</strong> evitar Polo y Peyrolón traer <strong>de</strong><br />
nuevo al aguerrido canónigo Sarmiento <strong>de</strong>l comienzo, aquel que exaltaba a los carlistas<br />
a echarse al monte. Esta vez es ya un tranquilo sacerdote. Repuesta la monarquía y<br />
fenecida la república, ya cobraba todos los meses, por lo tanto instaba a sus antiguos<br />
amigos a que se retiraran <strong>de</strong>l campo <strong>de</strong> batalla y volvieran a sus casas. Con un punto <strong>de</strong><br />
ira contenida le recuerdan que, si en aquellos días había escrito el folleto El <strong>de</strong>recho <strong>de</strong><br />
los católicos á <strong>de</strong>fen<strong>de</strong>rse hasta con las armas en la mano, ahora bien podía escribir otro<br />
sobre La obligación <strong>de</strong> los católicos <strong>de</strong> someterse á los po<strong>de</strong>res masónicos y<br />
revolucionarios por un mendrugo <strong>de</strong> pan.<br />
273