joaquín escriche martin - Centro de Estudios del Jiloca
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con 70 hombres del pueblo y de Blesa. Pasaron luego por Muniesa a dormir a Oliete. En este lugar se unió Domingo Calvo, pero es que raro era el pueblo en el que no se sumaban al alzamiento 10, 20, 40 y hasta 60 voluntarios, y ello pese a la proximidad de la columna perseguidora y de la que salió luego de Zaragoza. Hasta la llegada al cuartel general de Cantavieja el 13 de octubre hubo que superar pruebas militares importantes, pero a su vez experimentaron grandes satisfacciones políticas. La presentación de voluntarios no se interrumpía un momento, el entusiasmo con que se nos recibía en todas partes era indescriptible; apenas se nos divisaba desde lejos, los curas mandaban tocar las campanas á bando, los alcaldes y ayuntamientos se aprestaban á recibirnos, y hombres, mujeres y niños salían á nuestro encuentro á grandes distancias vitoreando al Papa, al Rey, á la Religión, á Marco y á todo cuanto podía significar odio á la revolución y á sus hombres, y amor á la España católica y tradicional, esto es, á la España carlista. Dos personajes para un mismo protagonista Retoma el autor la trama novelesca con sus personajes imaginarios, situados ahora en el supuesto pueblo serrano de Torrequemada, que más adelante asociará a Torres de Albarracín. Tratando del temple de los guerrilleros carlistas evoca lo variado de su procedencia, quienes, como Segarra o Puerto, vienen de las clases inferiores del ejército; otros son humildes labradores o artesanos, Villalaín o Cucala; ricos propietarios como Marco de Bello; hay sacerdotes como Santa Cruz, el de Alcabón, el de Flix, Mosen Pacho o el canónigo Abril; y finalmente algunos han dejado carreras literarias, como mi padre, que ya era abogado, y mi hermano, registrador de la propiedad. Concluida su acabada descripción del prototipo de guerrillero carlista, en el que encarna las mejores virtudes físicas y morales, prosigue Polo y Peyrolón su novela, que muy bien pudiera ser historia. Hace ya su presentación como guerrillero el famoso Palomo, por buen nombre Rodrigo Jiménez, cuyos antecedentes encajan plenamente con los de Manuel Marco y Rodrigo. Otra coincidencia, pensamos que no casual, es la del nombre del uno con el segundo apellido del otro. Así cuenta como aquél tuvo un tío cardenal, gobernador de Roma que no quiso reconocer a Isabel II a la muerte de Fernando VII, otro que fue canónigo de Zaragoza y que murió asesinado por sus opiniones realistas, relata su temeraria entrada en Zaragoza con las fuerzas de Cabañero, y otros varios sucesos perfectamente documentados en la biografía de Marco de Bello, que el novelista toma de la Historia Contemporánea de Antonio Pirala -como abunda en la correspondiente nota pie de página-, y que cuenta como antecedentes ideológicos y militares del Palomo, que, por supuesto, estaba entonces a las órdenes precisamente del mismo Marco de Bello. Es decir, que éste en ocasiones figura desdoblado en dos personajes, el suyo real e histórico, y el que representa a veces el Palomo en su pasado como varias de sus nuevas aventuras en la novela. Tratando asimismo de sus antecedentes en las otras guerras dinásticas, al ocuparse de las relaciones del Palomo/Manuel Marco con Ramón Cabrera transcribe el texto de una carta en la que éste lo invita a abandonar el campo tradicionalista en lo que andaba de intermediario un A. de Candalija, así como la copia de la contestación del guerrillero de la que espigamos estos párrafos: Empobrecido por la revolución y las guerras civiles, obligado á la penuria y aún á la miseria durante mi larga emigración, y sufriendo 268
persecuciones y tratamientos infames de los liberales, me he considerado siempre y me considero aún más feliz con mi pobreza y mi honra sin mancha que esos viles perjuros, vendidos al gobierno revolucionario por su ciega ambición y su loco despecho ... La paz con que usted y sus correligionarios de ahoran brindan á los incautos es tan falsa como todas las promesas de los revolucionarios de siempre. La primera aventura militar del guerrillero protagonista es el apresamiento a favor de la sorpresa de un pequeño destacamento liberal al mando de un teniente de la guardia civil. Siguió con la acción heroica de la defensa de la venta del Coscojar del término de Used, donde el Palomo se vio cercado con sus oficiales Aparicio, Martínez y Sanz por la columna del comandante Fontana de la guardia civil, y que lograron escapar valerosamente entre el fuego de sus enemigos. Ambas acciones, adobadas con alguna que otra anécdota difícil de documentar, corresponden asimismo a la hoja de servicios de Marco. Retorna la acción a Cantavieja, donde el general de Bello ha organizado una academia de cadetes bajo la dirección del farmacéutico zaragozano D. Joaquín Lacambra, y una selecta Compañía de Guías del Pilar bajo el mando de su paisano D. Eusebio Barrado. La falta de armamento angustia a los jefes. En Madrid han adquirido un lote de 400 fusiles que no saben como recoger, y el Palomo, en esta ocasión representando a Florentino Polo, se presenta a su jefe con una propuesta atrevida. Se trata de esconderlos desmontados entre piezas de paño que servirán luego para hacer uniformes, y remitir los fardos por el ferrocarril hasta Siguienza, donde los recoge y compone Francisco Sanz y Hernández, el Herrero de la Oficina. A por ellos iría el propio Palomo/Polo y Peyrolón con Joaquín Calvo el de Báguena, Chiquito del Rebollar, 25 jinetes y 400 infantes desarmados, que volverían así cada uno con su propio fusil. El proyecto era arriesgado, pues había que atravesar con muchos hombres por las inmediaciones de Teruel. Salieron el 3 de marzo de este 1874 de Tronchón, el 4 estaban en Villarluengo, del 5 al 9 se detuvieron en Cirugeda, el 10 pasaron por Son del Puerto, el 11 por Rubielos de la Cérida, el 12 por Blancas, el 13 entraron en la provincia de Guadalajara, donde en una paridera del Pobo en las inmediaciones de Molina de Aragón aguardaba el famoso Herrero de la Oficina con los 400 fusiles Minié y la munición. Las marchas eran nocturnas y durante el día permanecían escondidos, cobraron también un trimestre de impuestos por los pueblos que pasaban. Por elemental prudencia, Florentino solía retirarse a descansar con su corneta de órdenes y Chiquito a lugares apartados de la tropa, que quedaba al mando de Joaquín Calvo. Así, armados y contentos los soldados, regresaron el 14 por Tordellego y Alustante, para festejarlo el 15 por todo lo alto en Torres de Albarracín, el pueblo del Palomo/Florentino Polo. La aventura es completamente verídica en todos los extremos que se comentan en el libro, lo que ignorábamos era que en el puesto reforzado de la guardia civil de Monreal del Campo, tuvieron noticia de que en el Pobo habían preparado 500 raciones de boca para los carlistas, pero al parecer no se atrevieron a intervenir. Traslada la acción el novelista a la ciudad de Teruel, en la cual, por cierto, en esos mismos años ejercía como catedrático del instituto, y desde donde debía seguir con inquietud las andanzas guerreras de su hermano por los alrededores. Han tenido siempre sus moradores fama bien ganada de liberales, de hay que al saber las autoridades de la presencia por la serranía de las fuerzas de carlistas, organizáran una 269
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vendidos al gobierno revolucionario por su ciega ambición y su loco <strong>de</strong>specho ... La paz<br />
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<strong>de</strong> Marco.<br />
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Lacambra, y una selecta Compañía <strong>de</strong> Guías <strong>de</strong>l Pilar bajo el mando <strong>de</strong> su paisano D.<br />
Eusebio Barrado. La falta <strong>de</strong> armamento angustia a los jefes. En Madrid han adquirido<br />
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El proyecto era arriesgado, pues había que atravesar con muchos hombres por las<br />
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el 11 por Rubielos <strong>de</strong> la Cérida, el 12 por Blancas, el 13 entraron en la provincia <strong>de</strong><br />
Guadalajara, don<strong>de</strong> en una pari<strong>de</strong>ra <strong>de</strong>l Pobo en las inmediaciones <strong>de</strong> Molina <strong>de</strong> Aragón<br />
aguardaba el famoso Herrero <strong>de</strong> la Oficina con los 400 fusiles Minié y la munición. Las<br />
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Florentino solía retirarse a <strong>de</strong>scansar con su corneta <strong>de</strong> ór<strong>de</strong>nes y Chiquito a lugares<br />
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por todo lo alto en Torres <strong>de</strong> Albarracín, el pueblo <strong>de</strong>l Palomo/Florentino Polo.<br />
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<strong>de</strong>l Campo, tuvieron noticia <strong>de</strong> que en el Pobo habían preparado 500 raciones <strong>de</strong> boca<br />
para los carlistas, pero al parecer no se atrevieron a intervenir.<br />
Traslada la acción el novelista a la ciudad <strong>de</strong> Teruel, en la cual, por cierto, en esos<br />
mismos años ejercía como catedrático <strong>de</strong>l instituto, y <strong>de</strong>s<strong>de</strong> don<strong>de</strong> <strong>de</strong>bía seguir con<br />
inquietud las andanzas guerreras <strong>de</strong> su hermano por los alre<strong>de</strong>dores. Han tenido<br />
siempre sus moradores fama bien ganada <strong>de</strong> liberales, <strong>de</strong> hay que al saber las<br />
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