joaquín escriche martin - Centro de Estudios del Jiloca

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13.05.2013 Views

por la borda el registro de la propiedad de Belchite, que acababa de obtener en pública y reñida oposición, sacrificando de esta manera su posición holgada y porvenir brillante en aras de los ideales de toda nuestra familia. Tenía á quien imitar, y de tal palo tal astilla. También mi padre sacrificó su carrera en defensa del altar y del trono, haciendo toda la guerra del 33 al 40, y cambiando la pluma por el fusil, no por la espada, después de la traición de Maroto y del convenio de Vergara, al que no quiso acogerse nunca. Hecha esta anotación de indudable interés autobiográfico, sigue contando como Florentino decidió en septiembre unirse al ejército carlista del norte, para que su familia no fuese molestada en Aragón. Con todo lujo de detalles narra el viaje en diligencia, su encuentro en la frontera de Francia con el guerrillero bajoaragonés Pascual Gamundi que, en compañía de Redondo y de los hijos de Santa Pau, al pie del puerto de Ochando se hallaba a la espera de un hipotético envío de armas y de uniformes franceses, pero que en su opinión era una mera forma de perder el tiempo, lo cual no le impedía pasear carretera arriba y carretera abajo, luciendo sus grandes botas de montar, y asegurando á todo el que se prestaba á oirle que ya estaba con un pie en el estribo para marchar al Centro. Para atravesar la frontera se sirvió de un documento académico expedido por la Universidad de Valencia, lo que nos hace pensar que allí culminaría Florentino Polo sus estudios de derecho. Ya en Bayona conoció a varios miembros de la junta carlista, a Lasuaín, al marqués de Santa Cruz, y especialmente al anciano Guillermo Estrada, a la sazón secretario de D. Carlos, y que sabedor de que pensaba sentar plaza de simple soldado abandonando por la causa su carrera como registrador de la propiedad por oposición, me pareció que me miraba con lástima, y que aquel elocuente silencio quería decir: "¡has hecho una verdadera calaverada, joven!". Enterado también de mi origen aragonés y de las relaciones personales que mediaban entre mi familia y D. Manuel Marco, me aconsejó que no me quedara en el Norte, sino que regresase al Centro. A tal fin pasó a Biarritz a cumplimentar a Cevallos, pasando por las villas de la orilla de la playa, en una de las cuales, Sofía, fallecería precisamente el buen Florentino el 21 de noviembre de 1891. Pero ahora, en septiembre de 1873, dudaba entre incoporarse al Norte o al Centro. Se decidió por éste, y el 26 de septiembre se encontraba de nuevo en Zaragoza, donde cumplimentó a D. Manuel Marco que acababa de llegar de Madrid y ultimaba los detalles de su alzamiento en Aragón. Conocidos de antaño, Marco había pasado unos días en casa de los Polo Peyrolón en el año 69, aquel le propuso el cargo de secretario ayudante que aceptó sin vacilar. Cuando iba a volver a su casa para proveerse de un bello caballo que tenía preparado, supo que ya se le había adelantado el citado Villalaín, aquel guerrillero tan valiente como parecido á los capitanes de bandas, enemigas de la propiedad y del orden. En compañía de Ildefonso Puerto, jefe del Estado Mayor de Marco que llevaba el encargo de recoger las partidas en armas de la parte de Montalbán, pasó a Calamocha a casa de su amigo Mariano Valero donde permaneció a la espera de noticias. El alzamiento de Luco de Jiloca Allí estuvo Florentino hasta el 7 de octubre, en que recibió orden de presentarse en Luco esa misma noche con la gente que quisiera salir de Calamocha. Tuvo las pertinentes entrevistas con los carlistas de acción más entusiastas del pueblo, y todos me dieron la misma respuesta, que no estaban decididos a salir, y que de Calamocha, 266

no saliendo ellos, no saldría nadie. Sorprendióme resolución tan radical en pueblo tan carlista, pero no quise dar paso alguno para vencer su resistencia, y con un guía que me proporcionaron ... salí á las siete de la noche para Luco. Bajo apariencia de tranquilidad, en el pueblo existía una fuerte agitación. No tuvo dificultades el ayudante para encontrarse con su superior, a quien informó de la mala disposición de los calamochinos. Se limitó Marco a encogerse de hombros y comentar confiado, ellos saldrán. Mientras tanto hicieron su aparición 350 hombres bajo el mando de Miguel Ramón Arnau y Francisco Puerto. Aquel era de Mosqueruela, antiguo cabo de caballería, en los trece ó catorce días que fué solo al frente de su partida, hizo más daño que un tronada. Puerto era de la Cañada, de cortísimos alcances pero hombre de bien a carta cabal. Alojada convenientemente la fuerza, a media noche tienen noticias de la llegada a Monreal del Campo de 400 soldados con los quintos que llevaban de Teruel a Zaragoza. El riesgo era grave para el anuncio inminente del alzamiento, pues era preciso permanecer en Luco hasta la llegada de los de Calamocha, Bello, Ojos Negros, etc., e incluso de los del partido de Molina de Aragón. Se puso vigilancia en la sierra del Poyo para conocer los movimientos del ejército liberal que se mostró poco diligente, permaneciendo en Monreal hasta las nueve de la mañana, y no llegando a Calamocha hasta el medio día, dando tiempo así a los carlistas a recoger todo el material que tenían escondido. Con toda felicidad se llevó a cabo pues el levantamiento de Aragón en Luco de Jiloca el 9 de octubre de 1873. Bajo las órdenes de D. Manuel Marco formaron unos 500 hombres, la mitad armados con fusiles, y una docena de caballos recogidos en los pueblos de alrededor. De entre ellos el novelista trae el recuerdo de los hermanos Pedro y Joaquín Calvo, hijos de un rico propietario de Hinojosa de los Caballeros que residía en Báguena, que, por su posición, intrepidez y actividad política, tenían alguna influencia en el país, y aportaron una veintena de mozos de Báguena y Burbáguena. Francisco Polo, antiguo compañero de fatigas de Marco, se trajo a la gente de Bello y alrededores; y Luis Sanz, joven seminarista de Siguenza natural de Campillo de Dueñas, vino con varios paisanos. Enterada la Capitanía General de Aragón del movimiento, ordenó la salida de Daroca de unos 80 guardias civiles para que se hiciesen cargo de los quintos de Teruel, y que la columna que los llevaba quedase así libre para perseguir a la gente de Marco. El primer movimiento de éste fue agrupar a la gente en pelotones y ascender por la rambla de Cuencabuena a Olalla, donde se unió el Polaco con 70 infantes y 12 caballos. Permanecieron éstos aquí de avanzada, marchando el resto a dormir a Nueros. Dado que iban casi todos desarmados, cualquier ruido sobresaltaba a esta bisoña tropa. Así en la primera noche, pese a las precauciones tomadas y las noticias de los confidentes, la llegada de un jinete a galope con el anuncio de la presencia inminente del enemigo alarmó sobremanera a los soldados. De nada sirvieron las garantías de Marco y demás jefes que sabían que era una falsa alarma. Los voluntarios salieron de Nueros sin orden ni concierto, y el cuartel general se vio en la necesidad de dar la orden de marcha. De noche, con frío y medio nevando, partieron a Fonfría donde llegaron a las dos de la madrugada. Descansaron hasta las ocho de la mañana y partieron por Rudilla a Huesa del Común, arribando a las cuatro de la tarde donde ya les esperaba Calvera 267

por la borda el registro <strong>de</strong> la propiedad <strong>de</strong> Belchite, que acababa <strong>de</strong> obtener en pública<br />

y reñida oposición, sacrificando <strong>de</strong> esta manera su posición holgada y porvenir brillante<br />

en aras <strong>de</strong> los i<strong>de</strong>ales <strong>de</strong> toda nuestra familia. Tenía á quien imitar, y <strong>de</strong> tal palo tal<br />

astilla. También mi padre sacrificó su carrera en <strong>de</strong>fensa <strong>de</strong>l altar y <strong>de</strong>l trono, haciendo<br />

toda la guerra <strong>de</strong>l 33 al 40, y cambiando la pluma por el fusil, no por la espada, <strong>de</strong>spués<br />

<strong>de</strong> la traición <strong>de</strong> Maroto y <strong>de</strong>l convenio <strong>de</strong> Vergara, al que no quiso acogerse nunca.<br />

Hecha esta anotación <strong>de</strong> indudable interés autobiográfico, sigue contando como<br />

Florentino <strong>de</strong>cidió en septiembre unirse al ejército carlista <strong>de</strong>l norte, para que su familia<br />

no fuese molestada en Aragón. Con todo lujo <strong>de</strong> <strong>de</strong>talles narra el viaje en diligencia, su<br />

encuentro en la frontera <strong>de</strong> Francia con el guerrillero bajoaragonés Pascual Gamundi<br />

que, en compañía <strong>de</strong> Redondo y <strong>de</strong> los hijos <strong>de</strong> Santa Pau, al pie <strong>de</strong>l puerto <strong>de</strong> Ochando<br />

se hallaba a la espera <strong>de</strong> un hipotético envío <strong>de</strong> armas y <strong>de</strong> uniformes franceses, pero<br />

que en su opinión era una mera forma <strong>de</strong> per<strong>de</strong>r el tiempo, lo cual no le impedía pasear<br />

carretera arriba y carretera abajo, luciendo sus gran<strong>de</strong>s botas <strong>de</strong> montar, y asegurando<br />

á todo el que se prestaba á oirle que ya estaba con un pie en el estribo para marchar al<br />

<strong>Centro</strong>.<br />

Para atravesar la frontera se sirvió <strong>de</strong> un documento académico expedido por la<br />

Universidad <strong>de</strong> Valencia, lo que nos hace pensar que allí culminaría Florentino Polo sus<br />

estudios <strong>de</strong> <strong>de</strong>recho. Ya en Bayona conoció a varios miembros <strong>de</strong> la junta carlista, a<br />

Lasuaín, al marqués <strong>de</strong> Santa Cruz, y especialmente al anciano Guillermo Estrada, a la<br />

sazón secretario <strong>de</strong> D. Carlos, y que sabedor <strong>de</strong> que pensaba sentar plaza <strong>de</strong> simple<br />

soldado abandonando por la causa su carrera como registrador <strong>de</strong> la propiedad por<br />

oposición, me pareció que me miraba con lástima, y que aquel elocuente silencio quería<br />

<strong>de</strong>cir: "¡has hecho una verda<strong>de</strong>ra calaverada, joven!". Enterado también <strong>de</strong> mi origen<br />

aragonés y <strong>de</strong> las relaciones personales que mediaban entre mi familia y D. Manuel<br />

Marco, me aconsejó que no me quedara en el Norte, sino que regresase al <strong>Centro</strong>. A tal<br />

fin pasó a Biarritz a cumplimentar a Cevallos, pasando por las villas <strong>de</strong> la orilla <strong>de</strong> la<br />

playa, en una <strong>de</strong> las cuales, Sofía, fallecería precisamente el buen Florentino el 21 <strong>de</strong><br />

noviembre <strong>de</strong> 1891. Pero ahora, en septiembre <strong>de</strong> 1873, dudaba entre incoporarse al<br />

Norte o al <strong>Centro</strong>. Se <strong>de</strong>cidió por éste, y el 26 <strong>de</strong> septiembre se encontraba <strong>de</strong> nuevo en<br />

Zaragoza, don<strong>de</strong> cumplimentó a D. Manuel Marco que acababa <strong>de</strong> llegar <strong>de</strong> Madrid y<br />

ultimaba los <strong>de</strong>talles <strong>de</strong> su alzamiento en Aragón.<br />

Conocidos <strong>de</strong> antaño, Marco había pasado unos días en casa <strong>de</strong> los Polo Peyrolón en<br />

el año 69, aquel le propuso el cargo <strong>de</strong> secretario ayudante que aceptó sin vacilar.<br />

Cuando iba a volver a su casa para proveerse <strong>de</strong> un bello caballo que tenía preparado,<br />

supo que ya se le había a<strong>de</strong>lantado el citado Villalaín, aquel guerrillero tan valiente como<br />

parecido á los capitanes <strong>de</strong> bandas, enemigas <strong>de</strong> la propiedad y <strong>de</strong>l or<strong>de</strong>n. En compañía<br />

<strong>de</strong> Il<strong>de</strong>fonso Puerto, jefe <strong>de</strong>l Estado Mayor <strong>de</strong> Marco que llevaba el encargo <strong>de</strong> recoger<br />

las partidas en armas <strong>de</strong> la parte <strong>de</strong> Montalbán, pasó a Calamocha a casa <strong>de</strong> su amigo<br />

Mariano Valero don<strong>de</strong> permaneció a la espera <strong>de</strong> noticias.<br />

El alzamiento <strong>de</strong> Luco <strong>de</strong> <strong>Jiloca</strong><br />

Allí estuvo Florentino hasta el 7 <strong>de</strong> octubre, en que recibió or<strong>de</strong>n <strong>de</strong> presentarse en<br />

Luco esa misma noche con la gente que quisiera salir <strong>de</strong> Calamocha. Tuvo las<br />

pertinentes entrevistas con los carlistas <strong>de</strong> acción más entusiastas <strong>de</strong>l pueblo, y todos<br />

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