OCR Document - Repositorio UASB-Digital - Universidad Andina ...
OCR Document - Repositorio UASB-Digital - Universidad Andina ... OCR Document - Repositorio UASB-Digital - Universidad Andina ...
El tiempo, la muerte, la memoria 93 que preguntarse por el lenguaje es simultáneamente preguntarse por el mundo, por la historia, por las relaciones con los otros. En «El arco y la lira», Paz escribe: «la historia del hombre podría reducirse a la historia de las relaciones entre las palabras y el pensamiento».9 A partir de «Añoranza», la poesía de Efraín Jara se transforma en una indagación crítica en el lenguaje y con el lenguaje. En el discurso de inauguración del Tercer Encuentro sobre Literatura Ecuatoriana, «En busca de nuestra identidad literaria»,10 Jara se refiere al abismo que desde la Colonia interrumpe el contacto entre la lengua escrita y las hablas regionales y populares, y la absoluta hegemonía de la primera en la escritura literaria. Incómodo por usar una lengua «prestada» el escritor hispanoamericano extrema su casticismo por el temor de estropear un instrumento que no logra sentirlo propio. Para los hispanoamericanos «la lengua ha implicado un conflicto y un problema» «no la soltura y espontaneidad del hábito [como para el hablante peninsular] sino la artificiosidad de la máscara». La negación del tajante deslinde de los géneros literarios, la desaparición de las diferencias entre prosa y verso, la liquidación de las formas orgánicas de la estrofa, la instauración del versolibrismo, el trasiego de la lengua coloquial de labios del pueblo al espacio literario, no son en Hispanoamérica sino manifestaciones de la dependencia [lingüística] y de la apetencia de libertad expresiva, iniciada con el modernismo y radical izada con la vanguardia.11 El desplazamiento que se opera en la poética de Jara desde «Añoranza» se fundamenta ante todo en una nueva posición frente a la lengua, es decir en lo que Deleuze llama una reterritorialización del lenguaje: una nueva forma de asumir las relaciones entre el sujeto de la enunciación y la lengua. En El mundo de las evidencias su lengua es sobre todo la «lengua de la cultura», un ejercicio retórico fundado en las posibilidades del decir creadas por la tradición literaria: las palabras, los acentos, los ritmos, las entonaciones, no menos que las imágenes. En «Añoranza», junto con el abandono de las formas retóricas de la tradición, particularmente con la adopción del verso libre, se produce un punto de fuga en el uso del lenguaje: la incorporación de vocablos, giros y tonalidades que ya no provienen de la lengua literaria sino de la lengua coloquial: meto la mano entre tus piernas y como por control remoto se te cierran los párpados 9. El arco y la lira, México, Siglo XXI, 1969 [1956], p. 56. 10. Pucara, revista de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Cuenca, No. 8 (1987). 11. lbídem.
94 María Augusta VintimilIa Entran así en su poesía palabras que no pertenecen a la lengua literaria (oficinas,lechos de hotel, automóviles, sillas, inodoros, televisión, supermercados, pagarés vencidos, balanzas de precisión), no porque los objetos designados carezcan de una «naturaleza poética», (lo que la poesía nombra no son las cosas sino las palabras, advierten los poetas modernos desde Mallarme hasta Octavio Paz),12 sino porque «el aura estilística» que rodea a esas palabras no proviene de la literatura sino del discurso coloquial. Como insiste Jorge Guillén, «A priori, fuera de la pági- na, no puede adscribirse índole poética a un nombre, a un adjetivo, a un gerundio. Es probable que «administración» no haya gozado aún de resonancia lírica. Pero mañana por la mañana podría ser proferido poéticamente, con reverencia, con ira, con ternura, con desdén».13 Mijail Bajtin anota que las palabras existen bajo tres aspectos: como palabra neutra de la lengua que no pertenece a nadie; como palabra ajena, llena de ecos y matices expresivos que provienen de los enunciados de los otros; y como palabra propia, cargada de la expresividad que le confiere la intencionalidad discursiva concreta del hablante. Sin embargo, hay ciertas palabras que parecen estar dotadas de un matiz expresivo particular (poético, científico, periodístico, etc.) «que puede ser examinado como la 'aureola estilística' de la palabra, pero la aureola no pertenece a la palabra en tanto que palabra de la lengua, sino al género discursivo en que tal palabra suele funcionar; se trata de una especie de eco de una tonalidad de género que suena en la palabra ».14 Señalar que la escritura poética de «Añoranza y acto de amor» provoca una apertura hacia las formas de la lengua coloquial, no significa decir que hay una transposición realista del habla común al poema; en el artículo citado, Jara escribe: «No se trata (...) de trasladar literalmente el habla coloquial y conversacional del pueblo, sino de modelarlas y tensarlas, a fin de metamorfosearlas en discurso literario », y suscribe el reclamo de Julio Cortázar sobre la necesidad de derribar las barreras levantadas, en la literatura hispanoamericana, entre el lenguaje de la calle y de la casa y el lenguaje de la literatura, para «encontrar un lenguaje literario que lle- gue a tener por fin la misma espontaneidad, el mismo derecho, que nuestro hermo- so, inteligente, rico y hasta deslumbrante estilo oral». De lo que se trata entonces es de provocar una rearticulación de los diversos estratos de la lengua hispanoamericana en la escritura literaria, pues, como señala Mijail Bajtin, la «lengua literaria » es una articulación compleja y cambiante de diversos géneros discursivos en el espacio mayor de una lengua nacional, que conver- 12. Véase a manera de ejemplo Corriente alterna, especialmente el capítulo «¿Qué nombra la poesía?», México, Siglo XXI, 1990 [1967]. 13. Jorge Guillén, Lenguaje y poesía. Madrid, Alianza Editorial, 1972, p. 195. 14. «El problema de los géneros discursivos», en Estética de la creación verbal, México, Siglo XXI, 1985, pp. 278 Y ss.
- Page 41 and 42: El tiempo, la muerte, la memoria Yo
- Page 43 and 44: El tiempo, la muerte, la memoria Se
- Page 45 and 46: El tiempo, la muerte, la memoria En
- Page 47 and 48: El tiempo, la muerte, la memoria e
- Page 49 and 50: El tiempo, la muerte, la memoria ci
- Page 51 and 52: El tiempo, la muerte, la memoria de
- Page 53 and 54: El tiempo, la muerte, la memoria La
- Page 55 and 56: El tiempo, la muerte, la memoria ta
- Page 57 and 58: El tiempo, la muerte, la memoria Lo
- Page 59 and 60: El tiempo, la muerte, la memoria ta
- Page 61 and 62: El tiempo, la muerte, la memoria te
- Page 63 and 64: Con sombra de paloma hice tu frente
- Page 65 and 66: El tiempo, la muerte, la memoria pa
- Page 67 and 68: El tiempo, la muerte, la memoria Po
- Page 69 and 70: El tiempo, la muerte, la memoria to
- Page 71 and 72: El tiempo, la muerte, la memoria ha
- Page 73 and 74: El tiempo, la muerte, la memoria 73
- Page 75 and 76: El tiempo, la muerte, la memoria do
- Page 77 and 78: El tiempo, la muerte, la memoria De
- Page 79 and 80: Cuando miro, me veo. Doy un paso y
- Page 81 and 82: 82 María Augusta Vintimilla Los ú
- Page 83 and 84: .' 84 María Augusta Vintimilla Bra
- Page 85 and 86: 86 María Augusta Vintimilla miento
- Page 87 and 88: " 88 toda la locura de los manicomi
- Page 89 and 90: 90 María Augusta Vintimilla reverb
- Page 91: 92 María Augusta Vintimilla insól
- Page 95 and 96: 96 María Augusta Vintimilla al otr
- Page 97 and 98: 98 María Augusta Vintimilla aniver
- Page 99 and 100: 100 María Augusta Vintimilla El po
- Page 101 and 102: 102 María Augusta Vintimilla mago
- Page 103 and 104: 104 María Augusta Vintimilla ción
- Page 105 and 106: 106 María Augusta Vintimilla el es
- Page 107 and 108: , , 108 María Augusta Vintimilla p
- Page 109 and 110: 110 María Augusta Vintimilla «Dec
- Page 111 and 112: 112 María Augusta Vintimilla plora
- Page 113 and 114: 114 María Augusta Vintimilla mento
- Page 115 and 116: 116 María Augusta Vintimilla Como
- Page 117 and 118: 118 María Augusta Vintimilla 3.2 c
- Page 119 and 120: 120 María Augusta Vintimilla Esta
- Page 121 and 122: 122 María Augusta VintimilIa Gradu
- Page 123 and 124: 124 María Augusta Vintimilla del p
- Page 125 and 126: 126 María Augusta Vintimilla 4.2 p
- Page 127 and 128: 128 María Augusta Vintimilla bre s
- Page 129 and 130: CAPÍTULO IV El eros, la muerte, la
- Page 131 and 132: El tiempo, la muerte, la memoria lo
- Page 133 and 134: El tiempo, la muerte, la memoria ti
- Page 135 and 136: El tiempo, la muerte, la memoria 13
- Page 137 and 138: Esta amapola en llamas asomándose
- Page 139 and 140: El tiempo, la muerte, la memoria Un
- Page 141 and 142: El tiempo, la muerte, la memoria co
El tiempo, la muerte, la memoria 93<br />
que preguntarse por el lenguaje es simultáneamente preguntarse por el mundo, por la<br />
historia, por las relaciones con los otros. En «El arco y la lira», Paz escribe: «la<br />
historia del hombre podría reducirse a la historia de las relaciones entre las palabras<br />
y el pensamiento».9<br />
A partir de «Añoranza», la poesía de Efraín Jara se transforma en una indagación<br />
crítica en el lenguaje y con el lenguaje.<br />
En el discurso de inauguración del Tercer Encuentro sobre Literatura Ecuatoriana,<br />
«En busca de nuestra identidad literaria»,10 Jara se refiere al abismo que<br />
desde la Colonia interrumpe el contacto entre la lengua escrita y las hablas regionales<br />
y populares, y la absoluta hegemonía de la primera en la escritura literaria. Incómodo<br />
por usar una lengua «prestada» el escritor hispanoamericano extrema su<br />
casticismo por el temor de estropear un instrumento que no logra sentirlo propio.<br />
Para los hispanoamericanos «la lengua ha implicado un conflicto y un problema»<br />
«no la soltura y espontaneidad del hábito [como para el hablante peninsular] sino la<br />
artificiosidad de la máscara».<br />
La negación del tajante deslinde de los géneros literarios, la desaparición de las<br />
diferencias entre prosa y verso, la liquidación de las formas orgánicas de la estrofa, la<br />
instauración del versolibrismo, el trasiego de la lengua coloquial de labios del pueblo<br />
al espacio literario, no son en Hispanoamérica sino manifestaciones de la dependencia<br />
[lingüística] y de la apetencia de libertad expresiva, iniciada con el modernismo y<br />
radical izada con la vanguardia.11<br />
El desplazamiento que se opera en la poética de Jara desde «Añoranza» se<br />
fundamenta ante todo en una nueva posición frente a la lengua, es decir en lo que<br />
Deleuze llama una reterritorialización del lenguaje: una nueva forma de asumir las<br />
relaciones entre el sujeto de la enunciación y la lengua. En El mundo de las evidencias<br />
su lengua es sobre todo la «lengua de la cultura», un ejercicio retórico fundado<br />
en las posibilidades del decir creadas por la tradición literaria: las palabras, los<br />
acentos, los ritmos, las entonaciones, no menos que las imágenes. En «Añoranza»,<br />
junto con el abandono de las formas retóricas de la tradición, particularmente con la<br />
adopción del verso libre, se produce un punto de fuga en el uso del lenguaje: la<br />
incorporación de vocablos, giros y tonalidades que ya no provienen de la lengua literaria<br />
sino de la lengua coloquial:<br />
meto la mano entre tus piernas<br />
y como por control remoto se te cierran los párpados<br />
9. El arco y la lira, México, Siglo XXI, 1969 [1956], p. 56.<br />
10. Pucara, revista de la Facultad de Filosofía de la <strong>Universidad</strong> de Cuenca, No. 8 (1987).<br />
11. lbídem.