OCR Document - Repositorio UASB-Digital - Universidad Andina ...
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El tiempo, la muerte, la memoria<br />
ción situado en el exterior del movimiento cósmico, una mirada cuya inmovilidad<br />
garantiza y permite dibujar el movimiento.<br />
El texto del mundo<br />
Debe haber un sentido. Los luceros,<br />
los peces, las montañas y las dalias<br />
¿de qué lenguaje extraño son los signos?<br />
¿Qué trata de decimos la pantera<br />
con el fulgor sañudo de sus ojos?<br />
¿Qué tratan de decimos las violetas con<br />
apagadas sílabas de duelo?<br />
¿O es que carente de sentido, habla<br />
la soledad del mundo por el hombre?<br />
Estos versos de «Vida interior del árbol» muestran una nueva perspectiva en<br />
la enunciación: el tránsito operado desde el mundo como objetividad autocentrada a<br />
una concepción del mundo como texto.<br />
El mundo no es ya su materia ciega, amordazada y sorda. Ha desatado su<br />
lengua, habla por sus ojos, habla por su silencio, habla por el hombre. El universo<br />
entero se propone como palabra que pretende ser descifrada, como «selva de signos»<br />
(Baudelaire), como «sonaja de semillas semánticas» (Paz).<br />
Mundo y hombre ya no son entidades radicalmente heterogéneas. La mira-<br />
da que mantenía al mundo en su objetualidad, se ha transformado en escucha aten-<br />
ta para interpretar el sentido. El saber que pretende no es más el «yo bien sé» con<br />
que concluye «Incursión en la sal», tampoco surge del descubrimiento de un senti-<br />
do dado de antemano como en el «anillo de los ciclos» de «Integración de la nube»;<br />
no proviene del sujeto ni del mundo, sino más precisamente de un diálogo entre el<br />
sujeto y el mundo. La realidad tienta a la conciencia, la llama, la seduce con el ful-<br />
gor de sus ojos, le reclama desde su soledad. El saber no proviene del encuentro de<br />
lo ya dado, sino del desciframiento, es decir, de un sentido que solo puede produ-<br />
cirse por la actividad interpretativa.<br />
Simultáneamente a la apertura de la comunicación entre hombre y mundo, se<br />
produce también una comunión entre ambos: el cuerpo del hombre y el cuerpo del<br />
mundo intercambian su sustancia: en los versos que continúan «Vida interior del<br />
árbol», se lee:<br />
Estar aquí no tiene más sentido<br />
que volver a empezar, al cautiverio<br />
del orden y la forma encadenados.<br />
También mi aciaga carne ha de inmolarse<br />
en el festín del ácaro y la mosca;<br />
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