OCR Document - Repositorio UASB-Digital - Universidad Andina ...

El tiempo, la muerte, la memoria
rencial, cuanto en su consistencia material, en la disposición de sus estructura significantes:
las combinaciones y movimientos rítmicos del material sonoro, aproximan
el lenguaje poético al conjuro mágico.
La restitución del orden cósmico
Ante la razón moderna el mundo se presenta como alteridad y como heterogeneidad:
alteridad de los seres, sucesión heterogénea de los instantes, escisión entre
la palabra y el mundo. La ruptura de esa unidad es también la individuación del
sujeto, que se escinde cada vez más de lo que no es él: la naturaleza, el mundo, los
otros. Pero la pérdida de la relación entre las palabras y el mundo, se transforma en
una «nostalgia moderna» por reconstituir esa unidad. La poesía moderna, que es un
movimiento de negación de la modernidad y de sus postulados esenciales, expresa la
búsqueda por recomponer la unidad mediante la figura de la analogía y persigue
constantemente reconstituir la unidad originaria por la percepción analógica de las
semejanzas. La mirada analógica percibe y establece las correspondencias en me-
dio de las diversidades. El universo aparece entonces articulado por sus semejanzas.
El poema se propone como un doble del universo. A su vez, por la analogía, el uni-
verso se presenta como un poema.23
Los poemas que componen la primera parte de El mundo de las evidencias se
articulan sobre esa «nostalgia moderna» por el mítico paraíso perdido, y en la
convicción de que los movimientos del universo contienen un orden perfectamente
legible que la escritura poética puede reproducir. «Incursión en la sal», uno de los
primeros poemas de Jara, ilustra admirablemente esta tentativa. Deudor todavía de la
poética nerudiana de Residencia en la tierra24 y con fuertes reminiscencias modernistas
en la adjetivación, las imágenes, la musicalidad (calzado de nardos, gaseosas
corolas, fúlgida esmeralda, desmoronamiento de mármoles y garzas), lejos del
ruido de las ciudades y la historia, sumergida en el «amasijo primordial» de la materia,
el poema se sumerge en las entrañas de la materia e indaga por el origen:
En sordas catedrales de mineral inercia
donde jamás entreabre sus pestañas la estrella
(...)
¡oh sal!, yaces intacta en mordaza y ceguera.
Yo descendí a tu cripta de glacial desamparo
en el agua que arrastra palomas derrotadas,
eslabones dispersos de duelo y confusión
volviendo hacia el insomne ojo de la energía.
23. Octavio Paz, Los hijos del limo, op. cit.
24. Pueden verse como ejemplo las estrechas y evidentes correspondencias entre este poema y «Entrada a la madera» de
Neruda.
37