de sahagun lucas, juan - fenomenologia y filosofia de la religion.pdf

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13.05.2013 Views

178 Fenomenología y filosofía de la religión Hay que tener en cuenta, no obstante, que el filósofo vienes no encuadra la religión en el marco de lo fáctico. La sitúa, más bien, en el campo de lo valioso, de modo que, junto a la ética y a la estética, configura el mundo de lo místico, entendiendo por tal el sentimiento de la limitación del mundo, es decir, no el cómo, sino el qué o el hecho. «No es lo místico cómo sea el mundo, sino qué sea el mundo» (pr. 645). En la proposición anterior había dicho: «El sentimiento del mundo en cuanto totalidad limitada constituye el elemento místico» (pr. 644). Ahora bien, de lo místico como valor, más que conocimiento tenemos visión y sentimiento, derivados de la consideración del mundo en totalidad, porque detrás de los hechos empíricos —lo fáctico— se trasluce aquello que los posibilita. Pero esto último no se percibe por deducción, sino como mostración de algo que constituye el fondo de las cosas: la realidad en cuanto tal, el ser, Dios. Por no ser un hecho, sino algo allende las cosas, no tenemos acceso a él más que por vía volitiva. Pero Dios, objeto y contenido de la religión, más que conocido es vivido por el hombre, ya que el lenguaje es una reproducción del mundo, y Dios es lo que está más allá fundamentándolo. Mas, como no cabe discurso sobre el fundamento, se sigue que el problema de Dios es un pseudoproblema, de modo que las proposiciones que lo expresan carecen de sentido. En opinión de J. Sádaba, en estos principios del Tractatus aparece un esbozo de filosofía de la religión, aunque «negativa», basada en lo inefable, porque el sujeto se enfrenta a Dios, que «no es un Dios presente, sino ausente. No se le puede nombrar. Es un Dios que sustenta el mundo en vez de revelarse concretamente en él» 73 . El segundo Wittgenstein, que apuntaba ya en la última parte del Tractatus, tiene su lugar en las Investigaciones filosóficas, en las que desarrolla una positiva filosofía de la religión, en cuanto que la actitud religiosa es una manifestación de la vida humana. La originalidad consiste en introducir en esa obra la teoría de los «juegos del lenguaje», con lo que se aumenta el área significativa de las palabras según el contexto en que son empleadas. Aplicados estos nuevos principios al campo religioso, el autor defiende el carácter autónomo de este lenguaje dotado de significación propia según unas leyes específicas. Estas leyes consideran la religión como la expresión total de la existencia humana cristalizada en determinadas actitudes o modos particulares de ver las cosas y actuar en consecuencia. No se trata de una forma de conocer, sino de un modo de expresar los anhelos más profundos del alma que busca sentido último a la vida. 73 J. SÁDABA, «Filosofía y religión en Wittgenstein», en M. FRAIJO, Filosofía de..., ed. c, 519. C. 6. Interpretaciones del hecho religioso. Teorías 179 A partir de esta segunda etapa wittgensteiniana, los estudios de filosofía de la religión cobran un auge extraordinario, sobre todo con la acentuación pragmática del lenguaje religioso iniciada por Austin y completada con la teoría de la «autoimplicación» de Evans. Por inscribir la religión en la esfera de los valores, Wittgenstein admite que el lenguaje religioso es un intento positivo por expresar algo que no puede decirse, pero que interesa vivamente al hombre. Es altamente significativa la frase siguiente: «Creer en Dios significa que no todo puede reducirse a los hechos del mundo. Creer significa que la vida tiene sentido» 74 . Con ello da a entender que las expresiones religiosas, que no tienen una función verificativa, son manifestaciones de una carencia y poseen un sentido que se comprende desde dentro de sí mismas 75 . 3. Crítica del neopositivismo lógico Concretamos nuestra crítica a esta teoría en los puntos siguientes: 1. Inverificabilidad del principio de verificación, clave del neopositivismo. 2. Desentendimiento de los problemas de ultimidad del sujeto humano marginando cuestiones antropológicas innegables. 3. Desconocimiento de la necesidad de expresar lingüísticamente la concepción global de la realidad por encima de los hechos particulares. 4. Rechazo de la teoría escolástica de la analogía que permite formular proposiciones significativas acerca de Dios partiendo del conocimiento de los seres mundanos. 4. Alcance significativo del lenguaje religioso. Caracterísiticas No se trata de un juicio sobre la actitud religiosa, sino de determinar la significación real de sus expresiones lingüísticas. Después de lo que hemos dicho en el apartado anterior, nos limitamos aquí a exponer los caracteres propios del lenguaje religioso, teniendo en cuenta el cambio verificado por Wittgensteis en su segunda etapa. Si, como enseñara Wittgenstein, el lenguaje religioso expresa la actitud singular del hombre ante la globalidad de la realidad, a él le corresponde dar razón de las vivencias experimentadas por el sujeto 74 L. WITTGENSTEIN, Schriften I (Frankfurt 1960), citado por H. KUNG, ¿Existe Dios?, ed. c, 689. 75 Cf. J. SÁDABA, Lecciones de filosofía de la religión, ed. c, 65-83.

178 Fenomenología y filosofía <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión<br />

Hay que tener en cuenta, no obstante, que el filósofo vienes no encuadra<br />

<strong>la</strong> religión en el marco <strong>de</strong> lo fáctico. La sitúa, más bien, en el<br />

campo <strong>de</strong> lo valioso, <strong>de</strong> modo que, junto a <strong>la</strong> ética y a <strong>la</strong> estética, configura<br />

el mundo <strong>de</strong> lo místico, entendiendo por tal el sentimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

limitación <strong>de</strong>l mundo, es <strong>de</strong>cir, no el cómo, sino el qué o el hecho. «No<br />

es lo místico cómo sea el mundo, sino qué sea el mundo» (pr. 645). En<br />

<strong>la</strong> proposición anterior había dicho: «El sentimiento <strong>de</strong>l mundo en<br />

cuanto totalidad limitada constituye el elemento místico» (pr. 644).<br />

Ahora bien, <strong>de</strong> lo místico como valor, más que conocimiento tenemos<br />

visión y sentimiento, <strong>de</strong>rivados <strong>de</strong> <strong>la</strong> consi<strong>de</strong>ración <strong>de</strong>l mundo en totalidad,<br />

porque <strong>de</strong>trás <strong>de</strong> los hechos empíricos —lo fáctico— se trasluce<br />

aquello que los posibilita. Pero esto último no se percibe por <strong>de</strong>ducción,<br />

sino como mostración <strong>de</strong> algo que constituye el fondo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s cosas: <strong>la</strong><br />

realidad en cuanto tal, el ser, Dios. Por no ser un hecho, sino algo allen<strong>de</strong><br />

<strong>la</strong>s cosas, no tenemos acceso a él más que por vía volitiva.<br />

Pero Dios, objeto y contenido <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión, más que conocido<br />

es vivido por el hombre, ya que el lenguaje es una reproducción <strong>de</strong>l<br />

mundo, y Dios es lo que está más allá fundamentándolo. Mas, como<br />

no cabe discurso sobre el fundamento, se sigue que el problema <strong>de</strong><br />

Dios es un pseudoproblema, <strong>de</strong> modo que <strong>la</strong>s proposiciones que lo<br />

expresan carecen <strong>de</strong> sentido.<br />

En opinión <strong>de</strong> J. Sádaba, en estos principios <strong>de</strong>l Tractatus aparece<br />

un esbozo <strong>de</strong> filosofía <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión, aunque «negativa», basada<br />

en lo inefable, porque el sujeto se enfrenta a Dios, que «no es un<br />

Dios presente, sino ausente. No se le pue<strong>de</strong> nombrar. Es un Dios que<br />

sustenta el mundo en vez <strong>de</strong> reve<strong>la</strong>rse concretamente en él» 73 .<br />

El segundo Wittgenstein, que apuntaba ya en <strong>la</strong> última parte <strong>de</strong>l<br />

Tractatus, tiene su lugar en <strong>la</strong>s Investigaciones filosóficas, en <strong>la</strong>s que<br />

<strong>de</strong>sarrol<strong>la</strong> una positiva filosofía <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión, en cuanto que <strong>la</strong> actitud<br />

religiosa es una manifestación <strong>de</strong> <strong>la</strong> vida humana. La originalidad<br />

consiste en introducir en esa obra <strong>la</strong> teoría <strong>de</strong> los «juegos <strong>de</strong>l<br />

lenguaje», con lo que se aumenta el área significativa <strong>de</strong> <strong>la</strong>s pa<strong>la</strong>bras<br />

según el contexto en que son empleadas.<br />

Aplicados estos nuevos principios al campo religioso, el autor<br />

<strong>de</strong>fien<strong>de</strong> el carácter autónomo <strong>de</strong> este lenguaje dotado <strong>de</strong> significación<br />

propia según unas leyes específicas. Estas leyes consi<strong>de</strong>ran <strong>la</strong><br />

religión como <strong>la</strong> expresión total <strong>de</strong> <strong>la</strong> existencia humana cristalizada<br />

en <strong>de</strong>terminadas actitu<strong>de</strong>s o modos particu<strong>la</strong>res <strong>de</strong> ver <strong>la</strong>s cosas y<br />

actuar en consecuencia. No se trata <strong>de</strong> una forma <strong>de</strong> conocer, sino <strong>de</strong><br />

un modo <strong>de</strong> expresar los anhelos más profundos <strong>de</strong>l alma que busca<br />

sentido último a <strong>la</strong> vida.<br />

73 J. SÁDABA, «Filosofía y religión en Wittgenstein», en M. FRAIJO, Filosofía<br />

<strong>de</strong>..., ed. c, 519.<br />

C. 6. Interpretaciones <strong>de</strong>l hecho religioso. Teorías 179<br />

A partir <strong>de</strong> esta segunda etapa wittgensteiniana, los estudios <strong>de</strong><br />

filosofía <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión cobran un auge extraordinario, sobre todo con<br />

<strong>la</strong> acentuación pragmática <strong>de</strong>l lenguaje religioso iniciada por Austin<br />

y completada con <strong>la</strong> teoría <strong>de</strong> <strong>la</strong> «autoimplicación» <strong>de</strong> Evans.<br />

Por inscribir <strong>la</strong> religión en <strong>la</strong> esfera <strong>de</strong> los valores, Wittgenstein<br />

admite que el lenguaje religioso es un intento positivo por expresar<br />

algo que no pue<strong>de</strong> <strong>de</strong>cirse, pero que interesa vivamente al hombre.<br />

Es altamente significativa <strong>la</strong> frase siguiente: «Creer en Dios significa<br />

que no todo pue<strong>de</strong> reducirse a los hechos <strong>de</strong>l mundo. Creer significa<br />

que <strong>la</strong> vida tiene sentido» 74 . Con ello da a enten<strong>de</strong>r que <strong>la</strong>s expresiones<br />

religiosas, que no tienen una función verificativa, son manifestaciones<br />

<strong>de</strong> una carencia y poseen un sentido que se compren<strong>de</strong><br />

<strong>de</strong>s<strong>de</strong> <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong> sí mismas 75 .<br />

3. Crítica <strong>de</strong>l neopositivismo lógico<br />

Concretamos nuestra crítica a esta teoría en los puntos siguientes:<br />

1. Inverificabilidad <strong>de</strong>l principio <strong>de</strong> verificación, c<strong>la</strong>ve <strong>de</strong>l neopositivismo.<br />

2. Desentendimiento <strong>de</strong> los problemas <strong>de</strong> ultimidad <strong>de</strong>l sujeto<br />

humano marginando cuestiones antropológicas innegables.<br />

3. Desconocimiento <strong>de</strong> <strong>la</strong> necesidad <strong>de</strong> expresar lingüísticamente<br />

<strong>la</strong> concepción global <strong>de</strong> <strong>la</strong> realidad por encima <strong>de</strong> los hechos<br />

particu<strong>la</strong>res.<br />

4. Rechazo <strong>de</strong> <strong>la</strong> teoría escolástica <strong>de</strong> <strong>la</strong> analogía que permite<br />

formu<strong>la</strong>r proposiciones significativas acerca <strong>de</strong> Dios partiendo <strong>de</strong>l<br />

conocimiento <strong>de</strong> los seres mundanos.<br />

4. Alcance significativo <strong>de</strong>l lenguaje religioso. Caracterísiticas<br />

No se trata <strong>de</strong> un juicio sobre <strong>la</strong> actitud religiosa, sino <strong>de</strong> <strong>de</strong>terminar<br />

<strong>la</strong> significación real <strong>de</strong> sus expresiones lingüísticas. Después<br />

<strong>de</strong> lo que hemos dicho en el apartado anterior, nos limitamos aquí a<br />

exponer los caracteres propios <strong>de</strong>l lenguaje religioso, teniendo en<br />

cuenta el cambio verificado por Wittgensteis en su segunda etapa.<br />

Si, como enseñara Wittgenstein, el lenguaje religioso expresa <strong>la</strong><br />

actitud singu<strong>la</strong>r <strong>de</strong>l hombre ante <strong>la</strong> globalidad <strong>de</strong> <strong>la</strong> realidad, a él le<br />

correspon<strong>de</strong> dar razón <strong>de</strong> <strong>la</strong>s vivencias experimentadas por el sujeto<br />

74 L. WITTGENSTEIN, Schriften I (Frankfurt 1960), citado por H. KUNG, ¿Existe<br />

Dios?, ed. c, 689.<br />

75 Cf. J. SÁDABA, Lecciones <strong>de</strong> filosofía <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión, ed. c, 65-83.

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