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13.05.2013 Views

146 Fenomenología y filosofía de la religión idea que los hombres se forjan de él y, por lo mismo, su modo de relación. Sin discutir ahora la teoría zubiriana, la completamos con las aportaciones de uno de nuestros fenomenólogos de la religión más destacados 77 . Me refiero a J. Martín Velasco, que, retomando el camino donde lo deja Zubiri, plantea la misma cuestión en cuatro niveles diferentes: la práctica de la religión, la teología del propio credo, la filosofía de la religión en general y la fenomenología y ciencia comparada de las religiones. En todos ellos el problema está condicionado por el contexto histórico, el social y el cultural, así como por los rasgos propios de cada religión. En el nivel de la religión vivida es preciso recordar que el hombre entra en contacto con la divinidad a través de representaciones y prácticas concretas que confieren a cada religión una fisonomía peculiar y distinta. Estas mediaciones dependen en gran medida de las circunstancias socioculturales de cada pueblo. La reflexión teológica, en cambio, acentúa la conciencia de la absoluta trascendencia y valor del Dios propio, relativizando las mediaciones que lo dan a conocer. De este modo las otras religiones no son comprendidas en sí mismas, sino desde el credo profesado por cada uno, con lo que se establecen diferencias entre unas religiones y otras. La reflexión filosófica se ocupa de la verdad de la religión y de la medida en que ésta puede darse en las distintas religiones. Con un criterio único de racionalidad se juzgan las diversas formas o sistemas históricos aceptando como verdaderos aquellos que son compatibles con los principios de la razón. De esta manera se determinan las diferencias entre las religiones, a la vez que se perciben sus virtudes y deficiencias. La fenomenología y la ciencia comparada de la religión permiten detectar los rasgos comunes fundamentales de todas las religiones que hacen posible su asunción bajo una misma categoría general. Con este criterio se determina la esencia de la religión, a saber, la relación del hombre con el misterio. Esta actitud es necesaria y fundamental, mientras que son relativas y secundarias las mediaciones racionales, las instituciones sociales y las manifestacioones históricas que la encarnan. Ello justifica la diversidad de formas dentro de la unidad esencial. Con la reflexión anterior no hemos pretendido emitir un juicio de valor sobre las distintas religiones. Nos hemos limitado, más bien, a plantear el problema indicando, a la vez, las pautas de su solución, esto es, hacer ver la coherencia de la unidad y del pluralismo religio- 77 Cf. J. MARTIN VELASCO, «Religión», en o.c, 1239-1246. También A. TORRES QUEIRUGA, El diálogo de las religiones (Madrid 1992). C.5. La actitud religiosa. La religión como respuesta 147 so. Como Dios es la ventas semper major, no es extraño que quien de verdad busca a Dios sienta como suyo lo que encuentra el otro y sepa que los hallazgos de los demás revierten en su propio haber. La diferencia estriba en la medida en que cada religión ha conseguido acercarse al misterio insondable del Dios verdadero. Ésta es la clave de la pluralidad y del diálogo entre las religiones 78 . Para terminar decimos solamente que Hegel propuso una noción de religión que permite identificar el cristianismo como religión absoluta en la que culminan todas las demás. Por su parte, X. Zubiri, al comparar el cristianismo con las otras formas de religiosidad, hace de la verdad cristiana el trazado de la verdad de todas las demás, en cuanto que la historia de las religiones es la palpitación real de la divinidad en el espíritu humano, y el cristianismo constituye el centro de esta onda. Por eso no es sólo verdadera religión, sino la verdad definitiva (la religión verdadera), ya que «Cristo no solamente es el predicador de Dios, sino que es Dios mismo conduciendo a los hombres a la realidad más profunda de Dios...». «En el cristianismo es Dios mismo el que nos lleva a Dios» 79 . El anterior planteamiento nos enfrenta con otro problema: el de la coherencia racional de la actitud religiosa. Para determinarla tendremos que considerar las diversas interpretaciones del hecho religioso (teorías sobre la religión) y establecer una reflexión sobre el mismo desde los principios de la antropología filosófica. Es el tema de los dos capítulos siguientes. 78 Cf. A. TORRES QUEIRUGA, «Revelación», en ID. (dir.), Diez palabras clave en Religión, ed. c, 223; ID., El diálogo de las religiones, ed. c. 79 X. ZUBIRI, El problema filosófico..., ed. c, 330, nota 1, 335-347.

146 Fenomenología y filosofía <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión<br />

i<strong>de</strong>a que los hombres se forjan <strong>de</strong> él y, por lo mismo, su modo <strong>de</strong><br />

re<strong>la</strong>ción. Sin discutir ahora <strong>la</strong> teoría zubiriana, <strong>la</strong> completamos con<br />

<strong>la</strong>s aportaciones <strong>de</strong> uno <strong>de</strong> nuestros fenomenólogos <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión<br />

más <strong>de</strong>stacados 77 .<br />

Me refiero a J. Martín Ve<strong>la</strong>sco, que, retomando el camino don<strong>de</strong><br />

lo <strong>de</strong>ja Zubiri, p<strong>la</strong>ntea <strong>la</strong> misma cuestión en cuatro niveles diferentes:<br />

<strong>la</strong> práctica <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión, <strong>la</strong> teología <strong>de</strong>l propio credo, <strong>la</strong> filosofía<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> religión en general y <strong>la</strong> fenomenología y ciencia comparada <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong>s <strong>religion</strong>es. En todos ellos el problema está condicionado por el<br />

contexto histórico, el social y el cultural, así como por los rasgos<br />

propios <strong>de</strong> cada religión.<br />

En el nivel <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión vivida es preciso recordar que el hombre<br />

entra en contacto con <strong>la</strong> divinidad a través <strong>de</strong> representaciones y<br />

prácticas concretas que confieren a cada religión una fisonomía peculiar<br />

y distinta. Estas mediaciones <strong>de</strong>pen<strong>de</strong>n en gran medida <strong>de</strong> <strong>la</strong>s<br />

circunstancias socioculturales <strong>de</strong> cada pueblo. La reflexión teológica,<br />

en cambio, acentúa <strong>la</strong> conciencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> absoluta trascen<strong>de</strong>ncia y<br />

valor <strong>de</strong>l Dios propio, re<strong>la</strong>tivizando <strong>la</strong>s mediaciones que lo dan a<br />

conocer. De este modo <strong>la</strong>s otras <strong>religion</strong>es no son comprendidas en<br />

sí mismas, sino <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el credo profesado por cada uno, con lo que se<br />

establecen diferencias entre unas <strong>religion</strong>es y otras.<br />

La reflexión filosófica se ocupa <strong>de</strong> <strong>la</strong> verdad <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión y <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> medida en que ésta pue<strong>de</strong> darse en <strong>la</strong>s distintas <strong>religion</strong>es. Con un<br />

criterio único <strong>de</strong> racionalidad se juzgan <strong>la</strong>s diversas formas o sistemas<br />

históricos aceptando como verda<strong>de</strong>ros aquellos que son compatibles<br />

con los principios <strong>de</strong> <strong>la</strong> razón. De esta manera se <strong>de</strong>terminan<br />

<strong>la</strong>s diferencias entre <strong>la</strong>s <strong>religion</strong>es, a <strong>la</strong> vez que se perciben sus virtu<strong>de</strong>s<br />

y <strong>de</strong>ficiencias.<br />

La fenomenología y <strong>la</strong> ciencia comparada <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión permiten<br />

<strong>de</strong>tectar los rasgos comunes fundamentales <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s <strong>religion</strong>es<br />

que hacen posible su asunción bajo una misma categoría general.<br />

Con este criterio se <strong>de</strong>termina <strong>la</strong> esencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> religión, a saber, <strong>la</strong><br />

re<strong>la</strong>ción <strong>de</strong>l hombre con el misterio. Esta actitud es necesaria y fundamental,<br />

mientras que son re<strong>la</strong>tivas y secundarias <strong>la</strong>s mediaciones<br />

racionales, <strong>la</strong>s instituciones sociales y <strong>la</strong>s manifestacioones históricas<br />

que <strong>la</strong> encarnan. Ello justifica <strong>la</strong> diversidad <strong>de</strong> formas <strong>de</strong>ntro <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> unidad esencial.<br />

Con <strong>la</strong> reflexión anterior no hemos pretendido emitir un juicio <strong>de</strong><br />

valor sobre <strong>la</strong>s distintas <strong>religion</strong>es. Nos hemos limitado, más bien, a<br />

p<strong>la</strong>ntear el problema indicando, a <strong>la</strong> vez, <strong>la</strong>s pautas <strong>de</strong> su solución,<br />

esto es, hacer ver <strong>la</strong> coherencia <strong>de</strong> <strong>la</strong> unidad y <strong>de</strong>l pluralismo religio-<br />

77 Cf. J. MARTIN VELASCO, «Religión», en o.c, 1239-1246. También A. TORRES<br />

QUEIRUGA, El diálogo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s <strong>religion</strong>es (Madrid 1992).<br />

C.5. La actitud religiosa. La religión como respuesta 147<br />

so. Como Dios es <strong>la</strong> ventas semper major, no es extraño que quien<br />

<strong>de</strong> verdad busca a Dios sienta como suyo lo que encuentra el otro y<br />

sepa que los hal<strong>la</strong>zgos <strong>de</strong> los <strong>de</strong>más revierten en su propio haber. La<br />

diferencia estriba en <strong>la</strong> medida en que cada religión ha conseguido<br />

acercarse al misterio insondable <strong>de</strong>l Dios verda<strong>de</strong>ro. Ésta es <strong>la</strong> c<strong>la</strong>ve<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> pluralidad y <strong>de</strong>l diálogo entre <strong>la</strong>s <strong>religion</strong>es 78 .<br />

Para terminar <strong>de</strong>cimos so<strong>la</strong>mente que Hegel propuso una noción<br />

<strong>de</strong> religión que permite i<strong>de</strong>ntificar el cristianismo como religión absoluta<br />

en <strong>la</strong> que culminan todas <strong>la</strong>s <strong>de</strong>más. Por su parte, X. Zubiri, al<br />

comparar el cristianismo con <strong>la</strong>s otras formas <strong>de</strong> religiosidad, hace<br />

<strong>de</strong> <strong>la</strong> verdad cristiana el trazado <strong>de</strong> <strong>la</strong> verdad <strong>de</strong> todas <strong>la</strong>s <strong>de</strong>más, en<br />

cuanto que <strong>la</strong> historia <strong>de</strong> <strong>la</strong>s <strong>religion</strong>es es <strong>la</strong> palpitación real <strong>de</strong> <strong>la</strong><br />

divinidad en el espíritu humano, y el cristianismo constituye el centro<br />

<strong>de</strong> esta onda. Por eso no es sólo verda<strong>de</strong>ra religión, sino <strong>la</strong> verdad<br />

<strong>de</strong>finitiva (<strong>la</strong> religión verda<strong>de</strong>ra), ya que «Cristo no so<strong>la</strong>mente es<br />

el predicador <strong>de</strong> Dios, sino que es Dios mismo conduciendo a los<br />

hombres a <strong>la</strong> realidad más profunda <strong>de</strong> Dios...». «En el cristianismo<br />

es Dios mismo el que nos lleva a Dios» 79 .<br />

El anterior p<strong>la</strong>nteamiento nos enfrenta con otro problema: el <strong>de</strong><br />

<strong>la</strong> coherencia racional <strong>de</strong> <strong>la</strong> actitud religiosa. Para <strong>de</strong>terminar<strong>la</strong> tendremos<br />

que consi<strong>de</strong>rar <strong>la</strong>s diversas interpretaciones <strong>de</strong>l hecho religioso<br />

(teorías sobre <strong>la</strong> religión) y establecer una reflexión sobre el<br />

mismo <strong>de</strong>s<strong>de</strong> los principios <strong>de</strong> <strong>la</strong> antropología filosófica. Es el tema<br />

<strong>de</strong> los dos capítulos siguientes.<br />

78 Cf. A. TORRES QUEIRUGA, «Reve<strong>la</strong>ción», en ID. (dir.), Diez pa<strong>la</strong>bras c<strong>la</strong>ve en<br />

Religión, ed. c, 223; ID., El diálogo <strong>de</strong> <strong>la</strong>s <strong>religion</strong>es, ed. c.<br />

79 X. ZUBIRI, El problema filosófico..., ed. c, 330, nota 1, 335-347.

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